Un nuevo estudio elaborado por científicos chinos revela la primera detección in-situ de señales de agua en la Luna, con muestras de roca recolectadas por el módulo de aterrizaje lunar Chang’e-5 en los que hay hasta 120 gramos del líquido elemento por tonelada



El agua en la Luna es ya un hecho contrastado, pero su presencia es tan mínima que hablamos en cualquier caso de un satélite muy seco. Según un estudio publicado esta semana, el módulo de aterrizaje lunar Chang’e 5, pilotado por China, ha encontrado la primera evidencia in situ de agua en la superficie de la luna, lo que proporciona nuevas pruebas de la sequedad del satélite. En concreto, el suelo lunar contiene menos de 120 ppm de agua o, lo que es lo mismo, apenas 120 gramos de agua por tonelada de roca, lo que confirma que las tierras del cuerpo celeste más cercano a nuestro planeta son muchísimo más secos que en la Tierra.
Para llegar a esta conclusión, el equipo de investigación utilizó una cámara panorámica, un espectrómetro mineralógico lunar (LMS) y un radar de penetración lunar para buscar evidencia de agua, según un estudio publicado en la revista Science Advances esta semana por investigadores chinos del Centro Nacional de Ciencias Espaciales (CAS), en colaboración con la Universidad de Hawai’i en Mānoa, el Instituto de Física Técnica de Shanghai y la Universidad de Nanjing. De hecho, un dispositivo a bordo del módulo de aterrizaje lunar midió la reflectancia espectral del regolito y la roca, detectando agua en el lugar por primera vez de manera no remota.
Hasta ahora, la presencia de agua en la Luna había sido confirmada por observación remota, pero el módulo de aterrizaje que se detalla en el artículo ha detectado signos de agua en las rocas y el suelo in-situ, lo que supone un paso de gigante en el estudio de las condiciones hídricas de este satélite. Y es que gracias a la investigación china, el contenido de agua de la superficie de la Luna se ha podido medir directamente, ya que la molécula de agua o hidroxilo se absorbe a una frecuencia de aproximadamente tres micrómetros.
De acuerdo con sus conclusiones, es el viento solar el que contribuye más a la humedad del suelo lunar, ya que trajo el hidrógeno que forma el agua, dijeron los investigadores. El resto del agua en la roca, unas 60 ppm, pueden originarse en el interior de la luna. Por lo tanto, se estima que la roca proviene de una unidad basáltica más antigua y húmeda antes de ser expulsada al lugar de aterrizaje para ser recogida por el módulo de aterrizaje lunar. Además, el estudio reveló que la Luna se había vuelto más seca en un cierto período, probablemente debido a la desgasificación de su depósito de manto.


La nave espacial Chang’e-5 aterrizó en uno de los basaltos más jóvenes ubicados en una latitud media-alta en la luna. Midió el agua en el lugar y recuperó muestras que pesaban 1.731 gramos. «Las muestras devueltas son una mezcla de gránulos tanto en la superficie como debajo«, dijo en un comunicado Lin Honglei, investigador del Instituto de Geología y Geofísica de la Academia de Ciencias de China. «Pero una sonda in situ puede medir la capa más externa de la superficie lunar», añadió.
Lin también dijo que simular las condiciones auténticas de la superficie lunar en la Tierra es un desafío, por lo que la medición in situ es esencial. Los resultados son consistentes con un análisis preliminar de las muestras devueltas de Chang’e-5, según el estudio.
En cualquier caso, los hallazgos también proporcionan más pistas sobre las misiones Chang’e-6 y Chang’e-7 de China. Las investigaciones de las reservas de agua lunares pasan a ser el centro de atención a medida que la construcción de estaciones lunares tripuladas está en proceso para empezar a ser operativas en las próximas décadas.
