STOP Invasoras, el programa de ciencia ciudadana contra la flora exótica

STOP Invasoras, ciencia ciudadana contra las plantas que dañan los ecosistemas

STOP Invasoras, ciencia ciudadana contra las plantas que dañan los ecosistemas

Plantas como el camalote, un jacinto flotante americano que invade ríos ibéricos, provocan grandes daños al medio natural y a las actividades productivas. El grupo Agbar ha puesto en marcha el programa BIOBSERVA STOP-invasoras, un sistema de detección y erradicación de flora invasora en sus instalaciones y en el que participan los trabajadores, en un inspirador programa de ciencia ciudadana cuyos resultados son de uso público


Pedro Cáceres
Madrid | 8 noviembre, 2021


Ailanto, arundo, bacaris, budleya, camalote, carpobrotus, elodea, miraguano, negundo… La sucesión de palabras podría ser cualquier cosa: un acertijo, una invocación en lengua inventada o hasta la lista de integrantes de una banda de villanos de una serie de ficción. Ciertamente, son eso último: hablamos de los malos de la película, algunos de los principales enemigos que tiene la biodiversidad española.

Los aficionados a la botánica ya habrán reconocido los nombres: son especies de plantas invasoras de las que más daños provocan en la península Ibérica, tanto en el medio natural como en las actividades productivas humanas.

En el año 2004, el eminente catedrático de Harvard Edward O. Wilson acuñó el término en inglés HIPPO para resumir los cinco jinetes del apocalipsis biológico que vivimos en nuestro tiempo, en el que la tasa de extinción de especies supera por 1.000 la velocidad de otros tiempos geológicos.

Imagen de archivo de operarios de la Confederación Hidrográfica del Guadiana retirando camalote del cauce del río. | Foto: Efe

Según E. O. Wilson, los motores de la sexta extinción que estamos experimentado son los siguientes por su nombre en inglés y de mayor a menor en orden de importancia: H de pérdida de hábitat o Habitat Loss; I de especies invasoras o Invasive Species; P de polución o Pollution, lo que incluye el cambio climático;  P de superpoblación humana o Human Population; y O de recolección y caza excesiva u Overharvesting.

De este modo, la introducción de especies invasoras se considera la segunda causa más importante que afecta a la diversidad biológica. Eso sin tener en cuenta las pérdidas y gastos que las especies que aterrizan en nuevos entornos causan en la actividad humana. Los animales y plantas introducidos perjudican cultivos e infraestructuras y generan pérdidas millonarias en todo el mundo.

Según cálculos de la Comisión Europea, cada año las especies invasoras ocasionan pérdidas de 12.000 millones de euros y los costes van en aumento.

¿Qué es una especie invasora?

 

Las especies exóticas o alóctonas son las que se introducen en un medio del que no son originarias, a menudo por la intervención humana, algo cada vez más común en un mundo globalizado.

No todas las especies exóticas son invasoras; solo aquellas que tienen alta capacidad de dispersión y de colonización de los ecosistemas autóctonos se consideran fauna o flora invasora. Son un riesgo para la biodiversidad propia del entorno, y también un problema económico y social.

Un factor que ayuda a su asentamiento y proliferación es el estado en el que se encuentra el lugar donde se establecen. Si es un ambiente degradado, que ha sufrido perturbaciones recientes o se ha humanizado, resultará más fácil que las invasoras prosperen, debido a la reducción en competencia y complejidad del ecosistema en el que aterrizan.

Seguimiento en las instalaciones de agua

Uno de las vías de dispersión de especies invasoras es el medio acuático. De hecho, los ecosistemas ligados al agua se ven especialmente afectados por muchas de ellas, desde peces y moluscos invasores a algas, plantas flotantes y vegetación de ribera.

Consciente de ese problema, el grupo Agbar, especializado en el ciclo integral del agua, ha puesto en marcha en sus instalaciones de toda España un programa llamado BIOBSERVA STOP-invasoras para detectar y erradicar la flora invasiva en los lugares que gestiona. Es un inspirador programa de ciencia ciudadana en el que participan los propios trabajadores y cuyos resultados son de uso público, para que puedan ser empleados por las administraciones y por la comunidad científica que trata estos temas.

Lo explica Clara Rovira, responsable de Biodiversidad del grupo Agbar: «El programa STOP-invasoras surge del compromiso que adquiere el grupo en el 2016 en su Plan Estratégico de Desarrollo Sostenible para preservar la biodiversidad en todas las instalaciones. Este plan incluía diversas medidas y una de ellas era tener un control sobre especies invasoras que son la segunda causa de pérdida de biodiversidad mundial».

«La introducción de plantas invasoras se considera la segunda causa más importante en la pérdida de diversidad biológica»

Pantalla de inicio de la web y app del programa BIOBSERVA STOP-invasoras puesto en marcha por el grupo Agbar.

Hay que tener en cuenta que los ecosistemas acuáticos son muy vulnerables a las invasiones biológicas, explica Rovira, y que muchas de las instalaciones que maneja el grupo Agbar se encuentran cerca de ellos.

“En un momento dado, nuestras instalaciones podrían llegar a actuar de dispersoras de especies invasoras que podrían propagarse aguas abajo por los cursos fluviales. Vimos por tanto la necesidad de que nuestras instalaciones tuvieran un control y gestión de esas especies. Se trata de identificarlas y erradicarlas para evitar su impacto ambiental y también para mejorar la calidad ambiental de la instalación», afirma Rovira.

La importancia de actuar a tiempo

La principal herramienta para la lucha contra las especies invasoras es el establecimiento de protocolos de detección temprana, ya que actuar contra ellas cuando están completamente establecidas y tienen poblaciones numerosas es mucho más difícil de acometer. Esa es, según Clara Rovira, una de las utilidades principales del programa BIOBSERVA STOP-invasoras.

En España, existe una legislación destinada a afrontar el problema. En 2007 se aprobó la Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, de la cual emana el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras que vio la luz por Real Decreto dictado en 2013.

La normativa prohíbe el comercio y empleo de las especies incluidas en el catálogo y solicita comunicar a las autoridades el hallazgo de las mismas. Sin embargo, la aplicación efectiva de este exigente marco normativo es aún débil, puesto que su campo de afección es tan amplio como el territorio y su puesta en marcha no depende tanto del poder coercitivo de la ley sino del compromiso y acción de los muchos actores, particulares o públicos, que pueden estar involucrados.

«Los ecosistemas acuáticos son muy vulnerables a las invasiones biológicas»

Esta es precisamente una de las utilidades del programa del grupo Agbar. «Estamos creando una red de alerta temprana para la detección de invasoras. Y hacemos mucho hincapié en la comunicación. No se trata solo de identificar y erradicar sino comunicarlo también a la administración y las redes de alerta creadas en las distintas comunidades autónomas, especialmente si vemos que se trata de una especie que está empezando a aparecer y se puede actuar para evitar que se disperse más», explica Clara Rovira.

«La clave del programa», explica la responsable del mismo, «es que los datos sean públicos». Por ello, las metodologías y los protocolos de actuación están publicados y los datos pueden ser utilizados por las administraciones y los ciudadanos, explica. De hecho, añade Clara Rovira, se lleva a cabo una difusión a las administraciones para que conozcan lo que se está llevando a cabo y pueda existir una coordinación entre actores públicos y privados.

depuradoras, especies invasoras
El plumero de la Pampa es una planta invasora en España que amenaza muchos ecosistemas.

La puesta en marcha del proyecto, explica Rovira, constó de varias fases. En primer lugar, se determinaron las especies objetivo.

En España se han citado unas 1.000 especies de flora exótica, cifra que comprende la mayoría de plantas cultivadas. En general no suponen una amenaza para los hábitats naturales puesto que se mantienen allí donde se cultivan, pero se ha constatado que unas 200 tienen comportamiento invasor en alguna parte del territorio.

Puesto que esta cifra es muy elevada, el programa BIOBSERVA STOP-invasoras ha establecido una lista de 33 especies o géneros, sobre los que se actúa de forma preferente, seleccionando las que son más dañinas y más susceptibles de aparecer en las instalaciones donde se aplica el programa.

También se ha dividido el territorio en cinco zonas biogeográficas incluyendo Canarias. Dada la complejidad de ecosistemas españoles, lo que puede afectar al territorio mediterráneo no logra prosperar en la meseta o el húmedo cantábrico, y al revés, explican los responsables del proyecto.

Plantas flotantes como el camalote, que invade el cálido Guadiana y acumula más de 40 millones de gasto público en erradicación, no logran prosperar en latitudes más frías, por ejemplo.

«El combate contra la flora invasora arranca del compromiso global con la biodiversidad definido por el Plan Estratégico en 2016″, aclara Rovira. En 2019 se desarrollaron la web y la app y los protocolos y metodología que la sustentan. Todo ello parte de una conceptualización del objetivo y métodos que debe tener la herramienta, añade su responsable.

«Cada instalación tiene un gestor de especies invasoras, explica Clara Rovira»

“Primero hicimos un piloto en alguna instalación y trabajamos con los responsables de planta y expertos botánicos viendo la facilidad de uso de las herramientas. A continuación, hicimos el lanzamiento de la formación masiva a toda la organización, implicando a los responsables de instalaciones y definiendo un gestor de especies invasoras en cada una”, explica Rovira.

La puesta en marcha coincidió con el comienzo de la pandemia, en febrero de 2020, pero esto no ha impedido que haya ya 350 instalaciones donde se ha implementado el sistema. Son estaciones de depuración de aguas residuales (EDAR), estaciones de tratamiento de agua potable (ETAP) y también plantas desalinizadoras.

«De esos 350 sitios distribuidos por toda España hemos encontrado especies objetivo en un 30%«, dice Clara Rovira. La herramienta incluye un mapa accesible al público donde se pueden visualizar de forma geolocalizada todas y cada una de las observaciones realizadas.

Mapa del programa BIOBSERA STOP-invasoras mostrando las observaciones de ‘Buddleja davidii’ o arbusto de las mariposas.

Colaboración con la administración

¿Y qué ocurre en aquellos casos en los que se detectan plantas invasoras? Lo primero es la transmisión de la información. «Estamos haciendo mucho hincapié en la comunicación. No solo es identificar, sino comunicarlo a la administración y a las redes de alerta que están creadas en las distintas comunidades autónomas para que se pueda actuar», explica Rovira.

Por su parte,  los responsables de las instalaciones que gestiona el grupo Agbar proceden a retirar las plantas invasoras detectadas.

«Se han encontrado especies objetivo en el 30% de las instalaciones donde funciona el programa»

En lo que se refiere al manejo de las instalaciones y de su flora, hay que tener en cuenta que el grupo tiene un protocolo de actuación que evita el uso de productos químicos de síntesis, una política que es independiente del programa BIOBSERVA STOP-invasoras, pero que se relaciona con este. «Dentro del enfoque de  biodiversidad del grupo también tenemos un compromiso de no usar fitosanitarios, ya que provocan pérdida de polinizadores, de insectos y de invertebrados. No solo afectan a las especies que se quiere combatir, sino también a las que pueden ser beneficiosas. Decidimos adelantarnos a la normativa vigente y no usamos ni herbicidas ni plaguicidas ni fungicidas en el mantenimiento de nuestras instalaciones. Esto supone un cambio de modelo de gestión considerable. No se trata de cambiar un producto por otro, sino de adoptar un enfoque más complejo de manejo del terreno, buscando soluciones concretas para cada situación», afirma Rovira.

Respecto a las invasoras, solo en casos puntuales y especiales, como puede ser para la erradicación de ciertas especies donde los otros métodos son ineficaces y el riesgo de impacto ambiental de la expansión es alto, no se descarta usar glifosato aplicado de forma puntual sobre la planta, explica Rovira.

El interés de iniciativas como esta es la renaturalización de las instalaciones, «convertir las infraestructuras grises en infraestructuras verdes», dice Rovira. Se trata de que las plantas de tratamiento de agua puedan favorecer la biodiversidad y potenciar los servicios ecosistémicos de cada uno de los municipios donde se encuentran, preservando el hábitat local y convirtiéndose en zonas verdes que sean refugios de fauna y de flora nativa. Este enfoque sigue una línea muy en boga en el paisajismo moderno,  y es considerar que las hierbas espontáneas, adventicias o ‘malas hierbas’ no tienen por qué ser siempre forzosamente retiradas, pues son parte del ecosistema nativo y sirven de amparo a la fauna.

Un operario de planta observa aves en una instalación del grupo Agbar participando en el programa BIOBSERVA Voluntariado.

Implicación de los trabajadores

Hasta el momento, explica Rovira, el programa BIOBSERVA STOP-invasoras ha sido acogido con gran interés por los trabajadores que lo ponen en marcha sobre el terreno. De hecho, hay otro proyecto paralelo BIOBSERVA Voluntariado, donde se llevan a cabo recuentos de las aves presentes en las instalaciones del grupo, y que ha recibido una gran acogida.

«El seguimiento de aves nos da una información ambiental muy valiosa. La presencia de unas u otras especies aporta una idea de la calidad del medio. Nos permite diseñar planes de acción de biodiversidad y tiene una función pública importante porque al incorporar los avistamientos a bases de datos internacionales sirve para estudios científicos de poblaciones a largo plazo o de seguimiento de los efectos del cambio climático«, aclara Rovira. «De hecho, de eso trata la ciencia ciudadana. Que gente no experta puede participar dando datos que después pueden ser utilizados por la ciencia para estudios de valor».

Algunas de las especies objetivo del programa BIOBSERVA STOP-invasoras

A los trabajadores se les da un tiempo a la semana de su jornada laboral que pueden dedicar a las tareas del programa BIOBSERVA, dice Rovira, y añade: «Cuando empezamos con esto en el 2016 nos preguntábamos qué aceptación iba a tener. Nos alegró ver que hay muchísimos trabajadores implicados. O bien tienen esas aficiones o bien le generamos la oportunidad de que descubran este tema y desarrollen su sensibilidad. De hecho, surgen demandas en muchos centros; operarios que proponen mejoras como charcas para la fauna, un jardín de mariposas, hoteles de insectos y otras medidas que benefician la fauna y flora local», afirma la responsable de Biodiversidad de Agbar.

Fomentar la fauna y la flora local, cuidar el terreno palmo a palmo, dar a la naturaleza la oportunidad de recuperarse. Retirar aquellas plantas que no deberían estar ahí…

Hemos jugado en este reportaje con el término malos de la película para referirnos a las plantas invasoras. Realmente, no lo son. Simplemente, están fuera de lugar. Al llegar a un sitio donde no tienen competidores o enemigos naturales, proliferan como una plaga.

No les cojan manía a estos inocentes vegetales movidos de un sitio a otro por el ser humano, pero recuerden, por favor, que si los avistan lo mejor es avisar y retirarlos, como ya se hace en 350 instalaciones de tratamiento de agua de España. Recordemos los nombres: Ailanto, arundo, bacaris, budleya, camalote, carpobrotus, elodea, miraguano, negundo

Renaturalizar instalaciones

La renaturalización de instalaciones y la integración de la gestión de la biodiversidad en ellas se asienta en una una política general de apuesta por las infraestructuras verdes, afirma Clara Rovira.

«Como empresa o como grupo somos gestores de infraestructura convencional, de lo que podríamos llamar ‘infraestructura gris’. Pero entendemos que esta infraestructura gris puede ir complementada con soluciones basadas en la naturaleza e infraestructura verde«, explica.

«Estamos proponiendo a los ayuntamientos con los que colaboramos que la solución a algunos de los problemas ambientales que pueden tener en cuestiones como inundaciones o la contaminación se pueden abordar con soluciones basadas en la naturaleza. También les orientamos y apoyamos sabiendo que empieza a haber líneas de subvenciones en la naturalización de las ciudades y un elemento clave es el agua y el uso del agua para ampliar zonas verdes, para hacer zonas verdes que favorezcan más la biodiversidad, para generar lo que llamados drenajes urbanos sostenibles», afirma.

Creemos que las infraestructuras de agua deben tener un valor añadido ligado a la biodiversidad y generar múltiples funciones, como el uso ciudadano, el fomento de la biodiversidad y la adaptación de las ciudades al cambio climático y la mejora de su resiliencia, remacha Rovira.



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