El golpe en Sudán añade tensión al conflicto hídrico del Nilo

El golpe en Sudán añade tensión al conflicto hídrico del Nilo

El golpe de Estado que ha acabado con el Gobierno civil de Sudán puede suponer un aumento de tensión en el conflicto que enfrenta a este país junto a Egipto contra el llenado del embalse que Etiopía ha construido en el río Nilo Azul


Desde la época de los faraones, el Nilo ha sido fuente de vida y riqueza para millones. Con poblaciones que se elevan a lo largo de sus 6.700 kilómetros de longitud, es cada vez más una fuente de tensión. El conflicto diplomático que enfrenta a Egipto y Sudán con Etiopía por la presa que este último país ha construido en el Nilo Azul puede entrar en una nueva fase por el golpe de Estado que se produjo en  Sudán el pasado 25 de octubre, cuando las fuerzas armadas derrocaron el gobierno de transición militar-civil creado después de la destitución en 2019 del longevo autócrata Omar al-Bashir. Y es que un Gobierno militar en este país africano aumenta las probabilidades de que el desacuerdo sobre la construcción de la llamada Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD), se convierta en enfrentamiento.

Así lo apunta el analista político Ed Cropley en un artículo publicado esta semana en Reuters, donde afirma que con el nuevo Gobierno es más probable que el Nilo sea visto en Sudán a través de los ojos del presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi, que también es militar y en abril advirtió sobre una «inestabilidad inconcebible» si la presa etíope tomaba «una sola gota de agua de Egipto». «Es posible que el Nilo no mantenga su reputación de dador de vida por mucho tiempo», asegura Cropley, que explica que Jartum ya ha sido apercibido por parte de la Unión Africana, el organismo regional encargado recientemente por el Consejo de Seguridad de la ONU para mantener el conflicto del Nilo bajo control.

Según El Cairo, la falta de avances se debe a “la ausencia de voluntad política de Etiopía para negociar de buena fe”. Al Sisi ha asegurado de hecho que “cooperar y ponerse de acuerdo es mucho mejor que cualquier otra acción”, pero dejando claro que no descarta nada. En este sentido, El Cairo se está coordinando con “los hermanos de Sudán”, después de que ambos países hayan acercado posturas y hecho frente común contra Etiopía en los pasados meses.

El contencioso sobre la presa dura desde 2011, cuando Etiopía empezó a construirla con el objetivo de generar electricidad para su consumo e, incluso, exportarla, además de para el regadío, alegando que el reparto de la época colonial del agua del Nilo no es justo. Y es que el Acuerdo de las Aguas del Nilo de 1959, negociado con la Gran Bretaña colonial, asignó todo su flujo anual a Sudán y Egipto, con una división de 75-25 a favor del país de los faraones. Sin embargo, los otros nueve países aguas arriba no obtuvieron nada.

Una situación insostenible

Pero lo que hace décadas podría ser visto como una resolución injusta es hoy en día peligrosamente insostenible. Desde 1959, la población de Etiopía, cuyas tierras altas centrales contribuyen con el 80% del flujo del Nilo, se ha quintuplicado hasta alcanzar los 115 millones, lo que la convierte en la nación más poblada de África después de Nigeria. Su economía ha experimentado una transformación aún más dramática, triplicando su tamaño en la última década hasta alcanzar casi los 100.000 millones de PIB, gracias a una fuerte inversión interna en manufactura y agricultura ávida de agua.

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Cascadas en el Nilo Azul a su paso por Etiopía.

La Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD) es precisamente la mejor manifestación de este espectacular crecimiento: hablamos de una barrera hidroeléctrica de 5.000 millones de dólares que ya está completada y en proceso de llenado. Una vez llena, debería generar más de 6 gigavatios de electricidad, casi tres veces la capacidad instalada actual de Etiopía. Y aunque teóricamente los 45 millones de habitantes de Sudán se beneficiarían de energía verde barata gracias a este proyecto, especialmente si tenemos en cuenta que la suya proviene del costoso diesel importado, la implosión de su propia economía, con una inflación que superó el 400% en julio, la mayoría de los sudaneses están más preocupados por los niveles más bajos de agua del Nilo, especialmente durante los años que llevará llenar la presa.

Geográficamente, el Nilo Azul fluye desde Etiopía a Sudán, donde se une al Nilo Blanco cerca de la capital, Jartum, para formar el Río Nilo. El 85% de las aguas del Nilo se originan en Etiopía desde el Nilo Azul, uno de los dos principales afluentes del Nilo.



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