Técnicas ancestrales restauran los bofedales de Chile - EL ÁGORA DIARIO

Técnicas ancestrales restauran los bofedales de Chile

El Ayni o trabajo comunitario de las comunidades aymaras ha logrado el rescate de alrededor de cuatro mil hectáreas de bofedales. Esta recuperación ha permitido el desarrollo económico y social de la región, ubicada a más de cuatro mil metros de altura


Mucho antes de la llegada de los españoles a América en el siglo XV, las comunidades aymaras de Chile y Bolivia, que al día de hoy saben poco de límites geográficos, desarrollaban toda su vida en torno al Ayni, un sistema económico-social que siguen practicando y que les permite vivir en armonía y equilibrio para el bien de la comunidad, y que se basa en la reciprocidad y complementariedad.

Un ejemplo de ayni se da cuando los integrantes de una comunidad siembran las tierras de un compañero junto con éste, el cual posteriormente paga su ayni sembrando las tierras de quienes trabajaron junto a él. Esto significa que, la reciprocidad en el ayni andino es consecuencia del acto o actividad de una persona, por lo que en todo momento estamos dando y recibiendo.

Esta forma de vivir en comunidad, de llevar adelante una hermandad y que por siglos se ha seguido desarrollando en las comunidades indígenas del norte grande de Chile, desde hace unos tres años está permitiendo un giro inesperado en el rescate de los bofedales, humedales en altura, que se encuentran en el alto andino, los cuales son fundamentales para el desarrollo ganadero de quienes habitan en la zona.

Una técnica ancestral para retener el agua

General Lagos, Putre y Camarones son tres comunas de la Región de Arica y Parinacota, cuya suma de habitantes bordea las tres mil personas, las cuales, en los últimos años, han visto también como el cambio climático ha afectado su forma de vivir y de desarrollarse en dicho territorio, debido a la disminución del agua.

Así lo explica Gustavo Morales Tapia, agrónomo y encargado regional de Cambio Climático de la CONAF (Corporación Nacional Forestal), al relatar que “antiguamente, por lo que se tiene registro, las lluvias estivales que tenemos por el alto de Bolivia se producían desde noviembre-diciembre hasta fines de marzo, pero los últimos años estas lluvias se han concentrado en enero-febrero, donde cae la mayor cantidad, generando una erosión superficial, ya que estos suelos no están acostumbrados a drenar tanta agua al día”.

Rescate de bofedales en el altoandino de Chile | Foto: Corporación Nacional Forestal-CONAF

Esta erosión es lo que más preocupa, pues ha puesto en riesgo a los bofedales ubicados a gran altura, entre cuatro mil a cuatro mil 400 metros, los cuales son praderas ubicadas en el altiplano que permiten alimentar al ganado camélido, tanto llamas como alpacas, pero también al ganado silvestre que cohabita con lo doméstico, como son las vicuñas, guanacos y vizcachas, entre otras.

Este suceso movilizó el año 2019 a la CONAF, junto a la CONADI (Corporación Nacional de Desarrollo Indígena) como aliado estratégico, para desarrollar en la alta cordillera un plan de rescate de bofedales, usando la técnica ancestral del Ayni y así llevar adelante un trabajo comunitario, lo cual fue aceptado por quienes habitan en las localidades intervenidas. Para ello se estableció un lazo con los ADI, consejeros indígenas electos por las comunidades y que asumen su representación, quienes trabajan mancomunadamente con los profesionales de CONAF, decidiendo qué bofedales intervenir, cómo hacerlo y quiénes integrarán las cuadrillas de trabajo, entre otros aspectos necesarios para el rescate de estas praderas.

¿Pero cuál era el problema que se estaba generando en los bofedales? “El agua del bofedal entra por una vertiente y si ésta no es manejada, la vertiente empieza a horadar el bofedal y se hunde, se pierde. Por eso abrimos una red de canales hacia los costados que permite distribuir mejor el agua y también generar una mayor masa para alimentar el ganado doméstico. Pero, además de distribuir el agua, se determinan zonas en donde el bofedal está muy dañado y se hace un rechampeo, lo cual consiste en buscar lugares del bofedal que estén en muy buenas condiciones, y sacar un trozo de tierra con pasto, de unos 30x40cms cuadrados, los cuales se trasladan a estos lugares donde el bofedal ha perdido su calidad, para que vuelvan a expandirse”, explica el encargado regional de Cambio Climático de la CONAF.

Pero los bofedales estaban también enfrentando otro problema, propio de la modernidad. “Estos bofedales siempre se han trabajado, solo que desde un tiempo a la fecha se había perdido este trabajo comunitario entre comunidades andinas, porque hay escasez de personas jóvenes para hacerlo. Es un trabajo pesado que se hace a cuatro mil metros, lo que implica un gasto y una condición para poder realizarlo”, explica el agrónomo Gustavo Morales Tapia.  Además, señala que “en ese problema vimos una oportunidad y lo atacamos a través de la creación de empleos verdes, dando trabajo a los jóvenes”, lo que ha permitido que no emigren a la ciudad de Arica, sino que continúen en sus comunidades indígenas, realizando este trabajo y aprendiendo de él.

Guardaparques en manejo de bofedales en el altoandino de Chile. | Foto: Corporación Nacional Forestal-CONAF

Los beneficios del Ayni y los desafíos que enfrenta

Este 2021 será el tercer año en que el trabajo en los bofedales comenzará a desarrollarse en septiembre, pues antes de eso está congelado, permitiendo así que 16 comunidades indígenas se vean beneficiadas por este rescate: Ancolacane, General Lagos, Alcerrica, Hospicio, Cosapilla y Colitas de la comuna de General Lagos; Caquena, Putre, Chiriguaya, Guallatire, Surire, Parinacota y Ancestral, sucesión Blanco territorio y Lago Chungara, de la comuna de Putre y Parcohaylla, Mulluri y Humirpa, de la comuna de Camarones, las que suman en total una cifra estimada de 200 a 230 habitantes.

Además, entre 2019 y 2020 alrededor de 133 ganaderos pudieron alimentar su ganado camélido en los bofedales intervenidos, cifra que este 2021 se espera aumentar sostenidamente.

Pero hay otros beneficios que la restauración de estos bofedales está permitiendo, el aumento de la fauna en la zona. Específicamente, “flamencos que llegaron a un bofedal intervenido, y otras especies que no habíamos visto, como el sapito de 4 ojos que encontramos el año pasado y que no se había registrado en esta zona, la yaca sí, pero no se había visto hace mucho tiempo”.

Todos estos avances y logros sin duda implican también muchos desafíos. “El más grande que tenemos es poder lograr un desarrollo sustentable, de una productividad sustentable en el altiplano, porque los bofedales, lamentablemente, siguen siendo muy sobreexplotados. Uno de los trabajos que surge del desarrollo de este proyecto, ha sido tratar de producir especies vegetales que son del bofedal y que son más palatables, es decir, que al animal le gusta comer más, pues no se come todas las especies del bofedal”, nos explica el agrónomo y encargado regional de Cambio Climático de la CONAF.

Manejo bofedal altoandino. | Foto: Corporación Nacional Forestal-CONAF

Para ello están elaborando, en viveros instalados en las localidades altoandinas, especies propias del bofedal, como Distichia muscoides (pak’o hembra), Oxychloe andina (pak’o macho), Astragalus minimus, Deyeuxia breviaristata (pasto vicuñero), Zameioscirpus muticus y Phylloscirpus acaulis, y reintroducirlas en bofedales donde se han perdido.

También se plantean, “en el futuro establecer la rotación de bofedales a la hora de alimentar a los animales, a fin de permitir que el bofedal se recupere lo suficiente para producir más materia seca, pues al estar los animales constantemente comiendo del bofedal, no permiten que éste logre una altura mayor en sus pastos”, expone Gustavo Morales.

Pero el profesional de la CONAF finaliza explicándonos, que este proyecto de rescate y restauración de bofedales ha tenido “un impacto social grande y por eso nos ampliamos, porque los ADI han ido solicitando que continuemos con el trabajo. Nosotros habíamos pensado hacerlo solo un año, para ver cómo funcionaba y llevamos tres y creo que va para largo, porque la gente está contenta. No solo generamos trabajo y lo hacemos juntos en sus propios territorios, sino que las comunidades ven que les consultamos y ellos nos dicen cómo debemos hacer el trabajo en el bofedal. Creo que esa manera de llegar a las comunidades es lo que ha funcionado”.



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