Filipinas tuvo que hacer frente este fin de semana al intenso tifón Rai, con vientos de más de 300 kilómetros por hora. Más de un millón de personas se vieron afectadas por las inundaciones y las tormentas, al tiempo que las autoridades anunciaron que cerca de 400 fallecieron



En apenas unas horas, el tifón Rai pasó de tener vientos de 120 kilómetros por hora a tener rachas que llegaban a superar los 300 km/h gracias a un proceso de “rápida intensificación” que no hizo sino poner en alerta máxima al centro de Filipinas.
“Más de 250 mm de lluvia caerán sobre partes de Mindanao y Visayas. Se espera que la intensa lluvia cause inundaciones generalizadas, inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra en terrenos más altos”, anunció la Administración de Servicios Atmosféricos, Geofísicos y Astronómicos de Filipinas (PAGASA) un día antes de que Odette, el otro nombre con el que se conoce a esta tormenta, tocase tierra.
At 7:00 PM today, Severe Tropical Storm RAI entered the Philippine Area of Responsibility and was assigned the domestic name #OdettePH. Tropical Cyclone Bulletins will be issued beginning at 11:00 PM today. pic.twitter.com/32Kw7qK5h3
— PAGASA-DOST (@dost_pagasa) December 14, 2021
Ese día llegó el jueves, cuando el tifón Rai tocó tierra con ráfagas de viento de hasta 240 kilómetros por hora que destruyeron todo a su pasó por las nueve islas que visitó, desde viviendas hasta carreteras. Lo peor viene con las cifras de pérdidas humanas, que según las estimaciones de las autoridades crecen hasta las 375, a las que se suman 56 desaparecidas.
«Mucha gente llama a este lugar su hogar, es desolador ver esta devastación», indicó en Twitter la ONG Plan Internacional Filipinas junto con fotos de casas derruidas en Siargao.
«Descorazonador nuestro equipo de la OIM Filipinas informando sobre la completa devastación en Massin, Leyte del Sur. 90% de los alojamientos dañados, necesidad urgente de alimentos, alojamiento, electricidad, kits sanitarios y más», dijo por su parte la presidenta de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Filipinas, Kristin Dadey.
Asimismo, el Centro de Respuestas a Desastres, Supervisión de Operaciones e Información del organismo señaló que más de 450.000 familias se han visto afectadas por el paso del tifón, lo que hace pensar que más de un millón de personas se han visto afectadas de algún modo por este tifón que poco a poco se va convirtiendo en tormenta tropical, según PAGASA.
We’re in Cebu now. Signal is difficult. Devastation everywhere. Been travelling more than 2 hours already from the airport to Cebu City. Traffic is bad: Roads still being cleared of electric lines and posts that toppled down, and lines are long at gas & water refilling stations. pic.twitter.com/OfMaFfYYN3
— Leni Robredo (@lenirobredo) December 18, 2021
La isla turística isla de Siargao, por ejemplo, quedó prácticamente inundada, según las imágenes facilitadas por las autoridades este viernes pasado que mostró la isla de 94.000 habitantes totalmente inundada, con fotografías de edificios devastados por dentro, además de arboles y postes de la luz caído
Por su parte, el presidente filipino, Rodrigo Duterte, prometió «un convoy de arroz y agua» para los supervivientes mientras intenta conseguir que el Gobierno libere unos fondos que espera que ascienda a los 4.000 millones de pesos filipinos (alrededor de 71,2 millones de euros).
El mandatario resaltó que 2.000 millones de pesos (unos 35,6 millones de euros) irán destinados a las autoridades locales de las zonas afectadas por el paso de tifón Rai, mientras que los otros 2.000 millones de pesos estarán destinados a ayudar a los supervivientes.
Duterte reconoció que el Gobierno tiene «enormes deudas» a causa de los costes de la respuesta a la pandemia de coronavirus y ha adelantado que habrá que esperar a los Presupuestos de 2022 «para tener dinero para gastar», tal y como ha recogido la cadena de televisión filipina ABS-CBN
Un promedio de 20 tifones azota Filipinas cada año y el más destructivo fue el supertifón Haiyan, el mayor de la historia reciente de Filipinas y que en noviembre de 2013 golpeó las islas de Samar y Leyte, matando a unas 7.000 personas y dejando a 200.000 familias sin hogar.
Filipinas es uno de los países más vulnerables a la crisis climática debido a los desastres naturales y, además, se asienta sobre el llamado «Anillo de Fuego del Pacífico«, una zona que acumula alrededor del 90% de la actividad sísmica y volcánica del planeta.