El lunes se abrieron las compuertas del cielo en Alicante, una tromba de lluvia y granizo impactante, como si una mano invisible quisiera poner un atrezzo teatral al debate que se celebraba en la ciudad sobre la gestión del agua ante el cambio climático. Las decenas de expertos, académicos, representantes de la empresa y autoridades que participaban en el Diálogo sobre el Futuro del Agua pudieron comprobar en directo de qué hablamos cuando decimos que el calentamiento global intensificará los fenómenos meteorológicos extremos.
En apenas 24 horas, cayeron sobre la localidad levantina 70 litros por metro cuadrado. Pero lo peor llegó en la madrugada del lunes al martes: solo en media hora se depositaban 50 litros por metro cuadrado, es decir, una columna de agua de 50 centímetros de altura por cada metro de superficie, buena parte en forma de granizo, que por la mañana aún seguía cubriendo las zonas de umbría. Son «datos de récord», que el alcalde de la ciudad, Luis Barcala, adelantaba a nuestro diario. Y… sin embargo, pese a la tromba caída, la ciudad amaneció sin contratiempos. ¿Qué había pasado?.
Pues que los mecanismos de adaptación funcionaron. Los tanques de tormenta trabajaron a destajo y retuvieron un torrente que, en tiempos pasados, hubiera superado la capacidad de las depuradoras de aguas residuales y pluviales. En el depósito anti-DSU, ubicado bajo el estadio Juan Antonio Samaranch, se captaron 56.000 metros cúbicos de riada, es decir, unas 20 piscinas olímpicas; por su parte, el Parque Urbano Inundable de la Marjal ayudó también a retener el agua y el barro para su adecuada gestión posterior.
Si durante el día se había hablado de adaptación urbana al cambio climático y de infraestructuras necesarias, no había mejor forma de ilustrarlo que la que ofreció la meteorología.
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Quedaba claro que el cambio climático es una realidad, y nos somete a un esfuerzo de adaptación urgente para minimizar sus impactos. Hay conocimiento y herramientas para afrontarlo, como se puede comprobar, efectivamente, cuando cae una tormenta torrencial en Alicante. Pero hacen falta fondos, inversiones, alianzas y un proyecto compartido para planificar la respuesta. Estas son algunas de las conclusiones del Diálogo sobre el Futuro del Agua, celebrado durante dos días en en la ciudad levantina.
El encuentro forma parte de una serie de foros sectoriales impulsados por la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia, dependiente de Presidencia del Gobierno, para analizar los retos y oportunidades a los que se enfrentará España en las próximas décadas.
El cónclave destinado al agua, que ha reunido un abanico completo de actores y sectores implicados, ha servido para poner de manifiesto el papel transversal del agua para el desarrollo sostenible: ciudades, industria, agricultura, energía, economía circular, vertebración territorial… los recursos hídricos afectan a todos los ámbitos de la sociedad.
El cambio climático, cuyos efectos ya estamos experimentado, supone un reto como país, pero también una oportunidad para generar empleo, movilizar fondos y fortalecer las bases de una prosperidad social basada sobre raíces sostenibles.
«Ciudades, industria, agricultura, energía, economía circular, vertebración territorial… el agua afecta a todos los ámbitos de la sociedad»


A continuación desgranamos algunas de las conclusiones de dos días de intenso debate, mantenidos bajo un telón de lluvias mediterráneas que hacen imposible olvidar la urgencia del cambio climático, si es que alguien la ignora todavía
La transición hídrica
No cabe duda de que, del mismo modo que hemos puesto en marcha una transición ecológica y una transición energética, hay que impulsar una transición hídrica que adapte la gestión de los recursos acuáticos a un escenario de imprevisibilidad como el que nos espera en las próximas décadas.
El término transición hídrica salía a colación ya desde la primera mesa de los Diálogos del Agua, que contaba con la participación de la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, y en la que el diario El Ágora participó como moderador del debate.
Las previsiones del cambio climático auguran que tendremos más fenómenos extremos, como inundaciones y sequías y, al mismo tiempo, apreciaremos una caída general del recurso disponible. Se estima, de hecho, que para 2050 habrá 27 millones de personas viviendo en zonas en estrés hídrico en nuestro país, tal y como señala el documento de referencia elaborado por la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia del Gobierno, el monumental documento titulado Fundamentos y propuestas para una Estrategia Nacional de Largo Plazo, presentado públicamente por el presidente Pedro Sánchez el pasado mes de mayo.
El desafío es grande, pero también los son las fortalezas y palancas que tenemos a nuestra disposición, afirmaba Ribera. «Tenemos que dar el salto definitivo a la economía circular del agua. Contamos con la oportunidad tanto en ciclo regulatorio como en ciclo de inversión, con la demanda social y la convicción y complicidad de las instituciones para hacer frente a los desafíos del cambio climático en relación con el agua y reducir su impacto”, señalaba la ministra.
Industria y economía circular
Sobre la la economía circular versó precisamente una mesa de expertos que puso de relieve la necesaria coordinación entre la ciudad, la industria y sector del agua para trabajar de manera colaborativa en la transición hídrica.
“En 2030 seremos 8.500 millones de habitantes, el 60% en las ciudades. Para 2050 las necesidades de agua serán un 400% mayores de las que hay ahora. El gran reto que tenemos por delante es que haya una simbiosis perfecta entre ciudad e industria y una economía circular entre todas”, señalaba Asunción Martínez, Alta Comisionada de la Agenda 2030 Social de Aguas de Barcelona.
“No podemos medir por separado lo que hace la industria, la agricultura o el ciclo urbano del agua. La economía circular debe ser en conjunto. El agua que sale de la industria debe pasar a la depuradora y de ahí volver al ciclo industrial. Hay mucho recorrido y muchos ejemplos de éxito”, añadía.
En cuanto al aprovechamiento de los fondos Next Generation, todos los participantes en la mesa coincidieron en la importancia de las alianzas y la colaboración público-privada para impulsar la transición hídrica a través de la innovación y la digitalización, fomentando los modelos circulares en todos los sectores de manera conjunta.
Ciudades y agua
No se puede hablar del futuro del agua sin pensar en las ciudades. Actualmente, el 54% de la población mundial vive en zonas urbanas, una proporción que aumentará hasta el 70% para 2050, por lo que es imposible imaginar una transición hídrica que no esté basada en la transformación urbana.
La cuarta mesa de debate del Diálogo sobre el Futuro del Agua reunió a alcaldes y dirigentes empresariales para abordar los principales retos que afrontan las urbes en materia hídrica en un contexto de cambio climático y exigir una mayor inversión
Las grandes transformaciones hídricas que necesitan las ciudades van a venir por tres vías, indicaba Guillermo Pascual, director de Operaciones y Transformación Digital de Agbar. “La primera es el agua digital, con la que estamos dando un paso más gracias a la telelectura, que ayudará a identificar problemas y a concienciar para reducir la huella hídrica. El segundo aspecto es la desalación, porque está claro que en algunos territorios no hay otra vía y hay que ir trabajando para mejorar la tecnología y reducir los costes. Y por último, la economía circular: la ciudad se tiene que convertir en un ecosistema único del agua, en el que la industria y el sector del agua se complementen de manera bidireccional”, señalaba, recordando al mismo tiempo la importancia que cobran las depuradoras entendidas como biofactorías, capaces de autoabastecerse energéticamente, devolver agua apta para otros usos y reciclar los materiales sólidos en fertilizantes.
Agricultura
No se puede hablar del futuro de la gestión de los recursos hídricos sin tener en cuenta que la agricultura utiliza entre un 63% y un 67% del consumo total de agua. Garantizar la agricultura de regadío sostenible requiere fortalecer el mix con todos los recursos disponibles y esa seguridad hídrica tiene un precio que ha de ser asequible, señalaron los ponentes de la mesa específica dedicada al sector agropecuario.
Teodoro Estrela, director general del Agua del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, destacaba que España es un referente en la gestión integrada de los recursos hídricos. De hecho, “hemos mejorado mucho en la eficiencia de los sistemas de riego y somos los europeos que más agua reutilizada usamos para regar, un ámbito en el que hay mucho campo de desarrollo que se suma a la desalación como la otra gran fuente alternativa de agua en un contexto de menor disponibilidad de recursos en calidad y cantidad para todos los usos”, afirmaba.
Para Estrela, garantizar la seguridad hídrica a los regantes en el futuro pasa por una buena planificación de los recursos en la que es necesario contener la demanda y contar con todos los recursos disponibles en cada momento.
Por su parte, Andrés del Campo, presidente de la Federación Española de Comunidades de Regantes, señalaba si se quiere avanzar en desalación y reutilización como fuentes alternativas de recursos hídricos deben tener un precio asequible para los agricultores.
Colaboración público-privada
La cuestión de los fondos, las inversiones y la movilización de recursos planeó sobre los dos días de encuentro. Las necesidades son claras y el deseo de actuar parece compartido por muchos. Lo que cabe preguntarse es cómo financiar las inversiones necesarias.
“Hay que incidir en la inversión en renovación de infraestructuras. Tenemos un patrimonio en cuanto a infraestructuras hídricas pero ese parque debe renovarse y se deben hacer esfuerzos por parte de la administración”, defendía Amelia Pérez Zabaleta, decana del Colegio de Economistas de Madrid y titular de la Cátedra de Agua de la UNED.
Y no todo debe ser responsabilidad del erario público. Numerosos ponentes hicieron ver la disposición del sector privado para llevar a cabo las inversiones necesarias en colaboracióncon el sector público. En ese sentido, Estanislao Arana, director académico del Foro de la Economía del Agua, afirmaba: «Las inversiones pueden tener como palanca la colaboración público-privada y la disposición de las empresas a cooperar con las administraciones para poder llevar a cabo lo antes posible la apuesta necesaria para adaptarse al cambio climático».
Los fondos Next Generation y el enorme impulso europeo para la reconstrucción tras el coronavirus planearon también sobre todo el encuentro. Es opinión generalizada del sector que las inversiones en clave sostenible que España pretende movilizar deben tener el agua como punto focal destacado, pues no en vano, es un vector transversal que afecta a todos los ámbitos de la sostenibilidad.
Hablando de inversiones, y hacia dónde dirigirlas, el Diálogo sobre el Futuro del Agua concluía con una última sesión en la que intervenía el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, quien refería que el Gobierno tiene un compromiso firme para destinar fondos al mantenimiento y adaptación de infraestructuras hidráulicas al cambio climático.
Como hemos podido ver estos dos días en Alicante, adaptarse al cambio climático con innovación e infraestructuras es fundamental para las urbes y para el bienestar social. En nuestro país sólo nos acordamos de santa Bárbara cuando truena, pero sucede que ya está tronando. ¿Llegaremos a tiempo? ¿Sabremos convertir el reto en oportunidad? El camino a 2050 ya se ha iniciado y las cartas están sobre la mesa.
No cabe duda de que el agua es un elemento fundamental para la prosperidad de la sociedad. Entre los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, hay uno específico, el ODS6 Agua limpia y saneamiento, dedicado a esta cuestión. Y posiblemente sea el ODS que más relación guarda con todos los demás, ya que el agua es un elemento vertebrador que afecta a todos los ámbitos de la sociedad, de la economía y del medio ambiente.
Se pudo apreciar en las jornadas Diálogo sobre el Futuro del Agua, donde se celebraron debates sobre la relación del agua con la agricultura, con la industria, con el urbanismo y las ciudades, con la energía o la gobernanza… Lo que da cuenta de la complejidad del asunto hídrico.
