Transición Hídrica: el futuro del agua en Chile

Transición hídrica: el futuro del agua en Chile

Transición hídrica: el futuro del agua en Chile

La escasez de agua y el cambio climático ya no están en discusión pero sí lo están la manera en que debemos enfrentarlo y quién o quiénes liderarán estos procesos y decidirán qué debemos hacer primero. ¿Estamos preparados para esta tarea?


Gabriela Lucero | Corresponsal
Santiago de Chile | 8 noviembre, 2019


Desde el año 2015 las imágenes se vienen sucediendo con mayor frecuencia en Chile. Esqueletos de animales desperdigados a orillas de lo que antes fue un manantial; tierras resquebrajadas y sin vegetación, en zonas que anteriormente fueron productivas; ríos y lagos con agua que apenas cubre los pies, cuando hasta hace un par años en ellas se bañaban cientos de turistas.

Ese mismo año, casi 200 comunas del país fueron declaradas en emergencia agrícola por sequía. Ello permitió al Gobierno destinar fondos para alimentación de los animales, medicamentos y concretar otras acciones que permitieron enfrentar el problema, aunque solo de manera transitoria.

¿Pero qué hacer cuando la crisis se instala y es creciente? ¿Qué cursos de acción seguir cuando el cambio climático nos toca de manera directa y nos encuentra desprevenidos? ¿Debemos seguir mirando para el lado o asumir un rol activo, en una crisis mundial que no piensa detenerse?

Éstas y otras preguntas se las venían planteando hace varios años en Fundación Chile, toda vez que los indicadores de diversos reportes internos los empezaron a alertar sobre la sequía y la escasez de agua creciente. Esto y un primer análisis de la institucionalidad del agua, inexistente hasta la fecha, los llevó a la creación de Escenarios Hídricos 2030, organismo encabezado por Ulrike Broschek, subgerente de Sustentabilidad de Fundación Chile.

“En un principio, la idea fue movilizar un poco este tema, pero desde las soluciones concretas, o sea, cómo esta discusión, que es más legislativa, la podemos complementar, con buenos insumos, con información, para la mejor toma de decisiones y, por último, que esto sirviera de insumo para la política pública”, explica Broschek.

Fue así como hicieron una primera ronda con varias instituciones relacionadas, para preguntar el interés por hacer este trabajo y la respuesta fue unánime: existía un real interés por avanzar desde todos los sectores, ya fueran productivos, públicos y ciudadanía. “Es una iniciativa multisectorial, es un proceso de construcción colectiva, dinámico, donde partimos con 30 instituciones y ya van más de 50, y en dos años hemos desarrollado un análisis de cómo es la situación, de cuáles son los problemas, para poder proponer las soluciones” indica la directora de Escenarios Hídricos 2030.

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Grupo de trabajo de Fundación Chile.

Tras estos dos años y medio de trabajo, HD2030, ha publicado un par de documentos relacionados con esta crisis de agua, los cuales surgieron del consenso en los diversos temas: Radiografía del Agua, brecha y riesgo hídrico en Chile (2018) y Transición Hídrica, el futuro del agua en Chile (2019).

En el documento de 2018,  Radiografía del Agua, brecha y riesgo hídrico en Chile, se desarrolla un scanner del país, para entender cuáles son los problemas, la gravedad de éstos, cómo se instalan y cuáles son los territorios donde se debiera profundizar.

“Hicimos un análisis histórico, de tendencia sobre qué ha venido pasando con el agua, y en el fondo, analizamos diferentes componentes del ciclo del agua: las aguas subterráneas, los caudales superficiales, los glaciares, el uso del agua, la demanda, incluso analizamos eventos extremos, es decir desastres causados por el agua, como las inundaciones y los aluviones, los tsunamis”, indica Broschek.

Este documento les permitió sentar las bases para la segunda propuesta de trabajo de EH2030, Transición Hídrica, el futuro del agua en Chile, donde proponen un cambio de enfoque ante la crisis y nuevas formas de gestión de agua, poniendo el énfasis en cuatro ejes estratégicos: gestión e institucionalidad del agua; proteger y conservar nuestros ecosistemas hídricos; eficiencia y uso estratégico del recurso hídrico y migración e incorporación de nuevas fuentes de agua.

Un traje hecho a medida de Chile

El documento Transición Hídrica, el futuro del agua en Chile, expone los resultados del diálogo entre organizaciones de diversa índole (privadas, públicas y ciudadanía organizada), el cual se construyó en base a la información disponible en el país, pero también al trabajo de especialistas y académicos chilenos y extranjeros. Además, se definieron 212 Medidas, Acciones y Soluciones (MAS), como un documento anexo, para reducir la Brecha Hídrica (oferta de agua versus demanda de ésta) y abrir nuevas oportunidades de avanzar en diferentes niveles, tanto a nivel nacional, sectorial o local.

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Las reservas hídricas de Chile están acusando gravemente los efectos del cambio climático.

Toda esta propuesta se construyó analizando y recorriendo seis cuencas hidrográficas (porción de terreno delimitada geográficamente por la divisoria de aguas), de las zonas norte, centro y sur de Chile, a fin de identificar los problemas de brechas y riesgo hídrico (posibilidad de ocurrencia de un daño social, ambiental y/o económico en un territorio y período de tiempo determinado).

Éstas fueron: Zona Norte (Cuenca Río Copiapó y Cuenca Río Aconcagua), Zona centro-sur (Cuenca Río Maipo y Cuenca Río Maule), Zona Sur (Cuenca Río Lebu y Cuenca Río Baker).

Y por qué estas cuencas y no otras. Porque éstas presentan diferentes realidades y desafíos en la gestión de recurso. Mientras Copiapó presenta un déficit hídrico estructural; Aconcagua y Maule proyectan un crecimiento productivo diverso, con un recurso hídrico limitado; Maipo concentra la mayor población demográfica en Chile, con una creciente frecuencia de eventos extremos; Lebu es una cuenca costera con alta sequía meteorológica; y Baker es una cuenca transfronteriza con un futuro desarrollo de múltiples sectores, siendo una de las cuencas estratégicas que sostiene las mayores reservas de agua de Chile.

Y qué se descubrió: que el 44% de estas cuencas presentan problemas de gestión hídrica y gobernanza, el 17% presentan un aumento en la demanda del recurso, el 14% sufre contaminación de agua, el 12% ha visto disminuida su oferta de agua, el 6% sufre daño ambiental, el 5% ha sido el aumento de desastres naturales en las cuencas y el 2% sufre otras causas.

Con toda esta información, Escenarios Hídricos 2030 definió 212 Medidas, Acciones y Soluciones (MAS) para cada cuenca, analizando, además, el impacto ambiental y social de éstas; sus costos referenciales y las condiciones legales e institucionales, que pueden facilitar o retardar la implementación de estas MAS.

Los ejes de acción de este portafolio de MAS

Realizar una Transición Hídrica es, según este informe de Fundación Chile, la única forma de enfrentar un problema que solo irá creciendo y ante el cual, debemos asumir una postura activa, desde todos los sectores. Para ello se han definido cuatro ejes de acción, “una cadena virtuosa de acciones” indica la directora de EH2030, que nos muestran la ruta por donde nuestro país debe transitar.

El primero se refiere a la gestión e institucionalidad del agua, un eje fundamental para articular la Transición Hídrica, porque entrega las condiciones habilitadoras para alcanzar la seguridad hídrica. Contempla una Política Hídrica de Estado; institucionalidad que lidera a nivel nacional; nueva institucionalidad en cuencas; gestión a nivel nacional y local; y condiciones regulatorias y económicas adecuadas.

En segundo lugar, se centra en la conservación y protección de los ecosistemas hídricos que son la base para la sustentabilidad y el desarrollo futuro. Contempla la resiliencia al cambio climático, servicios ecosistémicos, calidad de agua, conservación de biodiversidad y caudal ecológico.

El tercer eje contempla la eficiencia y el uso estratégico del recurso hídrico. Plantea la reducción del consumo y el uso óptimo del agua, el manejo de la demanda de agua, la prioridad del uso a la vida y derecho humano al agua y el desarrollo diversificado. Se estima que este eje podría ser clave para abordar las Brechas Hídricas en las cuencas.

Por último, destaca las estrategias de migración e incorporación de nuevas fuentes de agua. Este eje se refiere a la planificación, diseño y habilitación de sistemas que permitan la incorporación de agua para abordar la Brecha Hídrica en los territorios. Además planea sistemas multipropósito de uso compartido, con economías de escala, así como el desacople del desarrollo productivo con el uso del agua en la cuenca. También, la incorporación de agua en las cuencas y la reducción de conflictos entre usuarios.

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Grupo de trabajo de la Fundación Chile.

Estos cuatro ejes consideran la integración de los diferentes sectores del agua con el objetivo de alcanzar la seguridad y sustentabilidad hídrica, para todos los usos. Pero también invita a trabajar a todos y todas, pues, tal como indica Ulrike Broschek, “al final la conclusión es que el problema es de todos y esto tiene que ver con lo transversal que es el agua finalmente. El agua atraviesa todo, desde la vida, la naturaleza, los ecosistemas, hasta los sectores productivos, entonces todos tenemos que ver con el problema y, por lo tanto, la solución es múltiple, diversa y es sistémica, tiene que ser holística, transversal, vista en los territorios completos, no podemos ver el problema desde un solo ángulo, porque la solución va a ser parcial, por eso es que estamos apuntando a mirar la figura completa, entenderla bien para poder proponer las mejores soluciones”.

Propuestas del paquete de 212 MAS

Como principales propuestas, la entidad demanda la creación de un Plan Nacional de recursos hídricos y una estructura institucional adecuada para su aplicación efectiva. También consideran básica la educación, la cultura y la información sobre el agua, así como la puesta en marcha de un Sistema Nacional de monitoreo, información e investigación hídrica. Paralelamente, señalan la necesidad de mejorar y complementar la normativa ambiental.

Respecto a los ecosistemas, las propuestas se centran en la creación de reservas y áreas de protección de recursos hídricos, la recuperación y conservación de humedales naturales y de las riberas de los ríos con el fin de mejorar los servicios ecosistémicas. Además, señalan la reconexión de cauces con llanuras de inundación y la creación de una red de alcantarillado al vacío.

En cuanto a la agricultura, proponen la mejora y la reconstrucción de canales de regadío para evitar pérdidas por infiltración y la automatización de riegos.

Las propuestas incluyen también la creación de una matriz unificada de distribución de agua, el trasvase de largas distancias tipo “carretera hídrica”, la captación de aguas lluvias en techos, sistemas atrapaniebla, el tratamiento con lodos activados para su aplicación en aguas servidas y tabletas para purificación de agua en situaciones de desastre.

Cada una de estas 212 MAS, es presentada dando a conocer sus beneficios, costos de instalación, condiciones técnicas, impacto ambiental y social, casos de aplicación, condiciones legales e institucionales y referencias. Pero también nos informa en cuanto a su impacto usando un semáforo: verde, para aquellas acciones sin riesgo; amarillo, llamando a tener precaución en su aplicación y rojo, poniendo una alerta, sobre todo en su impacto ambiental o social.

Mientras estas propuestas se siguen difundiendo y EH2030 avanza con su trabajo, su directora, Ulrike Broschek, agrega al terminar que espera que se “sostenga la discusión y la mirada sobre el tema, porque el peor riesgo que tenemos es que el próximo año llueva y nos olvidemos del problema”.

“Lo importante es que tengamos ambición, mucha ambición de sentarnos y abordar este tema de manera seria, lo más completa posible y no de simplificar. Si nosotros simplificamos vamos a tender a soluciones equívocas, de corto plazo y que no tienen sustento en el largo plazo, con una mirada muy simplista y el agua es multidimensional y, por lo tanto, las soluciones tienen que ser también multidimensionales y sistémicas”.

¿Podremos decir, “manos a la obra” entonces?



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