Un volcán submarino sacude el Pacífico y deja Tonga sin agua

Un volcán submarino sacude el Pacífico y deja Tonga sin agua

La erupción del volcán submarino Hunga Tonga Hunga Ha’apai al norte de Tonga, una pequeña nación islela del Pacífico, ya es vista como una de las más violentas jamás registrada y ha dejado este país aislado y sin disponibilidad de agua potable


La erupción el pasado sábado del Hunga Tonga Hunga Ha’apai, un volcán submarino a 65 kilómetros al norte de Nuku’alofa, la capital de Tonga, es considerada ya como una de las más violentas que se han registrado en los últimos treinta años en el planeta. Aunque todo parece indicar que no ha habido fallecidos en este pequeño país isleño del Pacífico, Australia y Nueva Zelanda han enviado vuelos de vigilancia este lunes para evaluar los daños, ya que Tonga ha quedado completamente aislada del resto del mundo y se teme que los terremotos relacionados con la erupción y la enorme nube de ceniza hayan acabado con el suministro de agua potable.

La Alta Comisión de Nueva Zelanda en Tonga ha indicado en un comunicado que hay informes de «daños significativos» en la costa oeste de Tongatapu, la principal isla del país, incluida la zona costera con hoteles en la capital, Nuku’alofa. Por el momento, las autoridades trabajan para restaurar las comunicaciones cortadas por la erupción y el tsunami, que destruyeron las líneas de teléfono y el internet y cuyos efectos llegaron a países tan lejanos como Perú, donde murieron dos mujeres por el oleaje.

A la espera de conocer los efectos concretos del volcán submarino, la principal preocupación del Gobierno de Tonga es la ceniza, que puede provocar importantes problemas de salud al contaminar el aire y el agua potable. «La mayoría de las personas no saben que la ceniza es tóxica y mala para respirar o beber, por lo que tienen que usar una máscara y vigilar el agua que sale de sus grifos«, ha asegurado el jefe de misión adjunto de Tonga en Australia, Curtis Tuihalangingie, en declaraciones a Reuters.

La Federación Internacional de la Cruz Roja señaló que está trabajando con equipos en el terreno para organizar el envío de ayuda a los afectados, incluida agua potable. «Contamos con suministros suficientes en el país para apoyar a 1.200 familias con artículos como carpas, mantas, equipos de cocina portátil y otros objetos de supervivencia e higiene», ha señalado Katie Greenwood, responsable de la Cruz Roja en el Pacífico, en un comunicado. Eso sí: la ayuda tendrá que llegar bajo las condiciones de Tonga, que no tiene ningún caso de coronavirus y teme que la llegada de trabajadores humanitarios reintroduzca la enfermedad en la isla.

Por su parte, la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, ha explicado que el envío de aviones responde a la necesidad de conocer mejor la situación de Tonga, un remoto país de 169 islas y 105.000 habitantes en el Pacífico Sur. «Lo que el Orion está realizando es (una tarea) de reconocimiento, como están haciendo los (aviones) australianos; una evaluación desde el aire«, señaló Ardern en una rueda da prensa.

La mandataria ha explicado también que al menos ha podido contactar con las autoridades tonganas por teléfono satélite y que aún no han llegado informaciones de víctimas, aunque alertó de que aún es pronto para conocer el alcance de los daños por la limitada comunicación. Las autoridades de Tonga, en donde ya se restableció el servicio de electricidad, también han enviado buques de la Armada a las zonas más remotas de este archipiélago.

Un volcán submarino de récord

La atronadora erupción del Hunga Tonga Hunga Ha’apai, un volcán submarino con un amplio historial de actividad y ubicado entre dos islotes -que a veces quedan unidos por la lava y ceniza acumulada entre ambos-, pudo escucharse a cientos de kilómetros de distancia. El vulcanólogo de la Universidad de Auckland, Shane Cronin, indicó a Radio New Zealand que la erupción del volcán en Tonga es una de las mayores en los últimos 30 años, ya que su nube de humo tuvo un diámetro de 260 kilómetros que se pudo observar desde los satélites en la órbita terrestre.

«La gran y explosiva extensión lateral de la erupción sugiere que probablemente fue la mayor desde la erupción del (volcán) Pinatubo (el 13 de junio) 1991″, manifestó el experto. Etonces, el Monte Pinatubo expulsó una nube de humo y cenizas hasta una distancia de más de veinte kilómetros de altitud, así como y una lluvia de lava sobre los tres ríos que bordean sus faldas. Cronin explicó que los datos preliminares de la actividad del sábado del Hunga Tonga Hunga Ha’apai sugieren que el índice de Explosividad Volcánica (IEV), que mide la magnitud de la erupción, puede llegar a cinco en una escala de ocho, mientras que la del Monte Pinatubo fue de seis.

El vulcanólogo precisó que una erupción de IEV de cinco ocurre no más de un par de veces en una década. Además, y a diferencia de los tsunamis provocados por terremotos, donde las placas tectónicas descargan su fuerza y es improbable que se repita un segundo tsunami, el volcán podría volver a registrar una violenta erupción que crearía otra feroz marejada.



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