La iniciativa Women for Water Partnership (WWP), recalca que “es importante escuchar a las mujeres” e involucrarlas en la toma de decisiones sobre la gestión del agua para combatir la crisis hídrica



Las mujeres representan apenas el 17% del sector del agua a nivel mundial, pese a que tienen una “enorme conexión” con la gestión hídrica: en muchos países son ellas quienes van a por agua y quienes se encargan de tareas que dependen de este recurso. Así lo explica a EFE la investigadora holandesa Mariet Verhoef-Cohen, presidenta de la iniciativa Women for Water Partnership (WWP), quien recalca que “es importante escuchar a las mujeres” e involucrarlas en la toma de decisiones sobre la gestión del agua para combatir la crisis hídrica.
Verhoef-Cohen, que ha viajado a Estocolmo para asistir a la Semana Mundial del Agua -el encuentro internacional que se celebró la pasada semana en la capital sueca para debatir sobre cómo atajar los retos del agua-, sostiene que, aunque se ha avanzado, los estereotipos vinculados al género siguen frenando la inclusión de las mujeres en el sector hídrico.Esta experta defiende formar a las mujeres no solo en puestos administrativos de empresas hídricas sino también en trabajos técnicos como fontaneros, oficios aún muy masculinizados, y arguye que así se podrá lograr un mayor acceso generalizado.
Hay países en los que, por ejemplo, las normas culturales no permiten a los hombres entrar en hogares ajenos si no hay ningún hombre presente, explica, y como son las mujeres quienes están en casa la mayor parte del tiempo, Verhoef-Cohen asegura que esto impide resolver problemas de agua en muchas familias.
Pero las mujeres siempre pueden entrar en casas ajenas haya o no hombres presentes, dice, y plantea por tanto: “Si hay un problema de fontanería, ¿por qué no se envía a las mujeres?”.
Según los estudios que ha llevado a cabo su organización, los estereotipos de género hacen que ellas no sean valoradas igual que los hombres para las profesiones vinculadas al agua y, cuando se las acepta, quedan relegadas a trabajos de oficina, en los que además se mantienen, de media, menos años que ellos.


Precisamente cuando las mujeres son quienes se encargan, sobre todo en el Sur Global, de gestionar el agua -de traerla, lavar, cocinar, y en muchos casos también de mantener los cultivos-, «no es correcto que los hombres digan lo que necesitamos en el sector del agua, mientras que las mujeres son muy capaces de hacerlo”, indica.
La Semana Mundial del Agua exige a los participantes un “estándar dorado”: para organizar una mesa de debate en el evento, al menos el 40 % de los ponentes deberán ser mujeres, y, como mínimo, uno de ellos tiene que ser menor de 35 años.
Da la impresión, así, de que en el sector cerca de la mitad de las personas especializadas o en altos cargos de empresas del agua son mujeres y, sin embargo, ellas siguen comportando menos del 20% del sector.
Verhoef-Cohen aboga por la fórmula 40-40, que propone que, por ejemplo, los miembros de un consejo de administración se compongan de al menos un 40% de mujeres, que un 40% sean hombres, y que así en el 20% restante el género resulte indiferente.
“La investigación que hemos realizado muestra el éxito de las organizaciones donde las mujeres están en la mesa de decisiones: donde ellas están en la junta, y están involucradas, los resultados son mucho mejores”, alega.
Verhoef-Cohen comenta, por ejemplo, un proyecto liderado en Bolivia por mujeres, algunas de ellas indígenas, que se acabó exportando y que según esta experta puso de manifiesto que “las mujeres tenían experiencia, que sabían sobre agua” y que, en el caso de las mujeres indígenas, ellas sabían incluso más pues «han hecho esto durante siglos”.
Invertir en la naturaleza es lo más costo-efectivo para la crisis hídrica
Cuando se trata de la crisis ecológica, el experto Todd Gartner, del WRI, insistió en apostar por una solución de “todas las anteriores”: reducir el consumo y las emisiones y a la vez invertir en tecnología y en la naturaleza, “la opción más costo-efectiva” disponible.
Así lo explicó Gartner, director del programa Cities4Forests (Ciudades por los bosques) en el Instituto Mundial de Recursos (WRI, por sus siglas en inglés), en el marco de la World Water Week 2022.


El especialista incidió en la apuesta por las Soluciones Basadas en la Naturaleza (a menudo llamadas por sus siglas, SBN), acciones de mejoras ecosistémicas orientadas a resistir los impactos climáticos relacionados con el agua (como las sequías o las inundaciones), y para mitigar el calentamiento.
Según Gartner, las inversiones en SBN están en auge especialmente en Latinoamérica y otras regiones del Sur Global, donde está «la mayor oportunidad de desplegar la naturaleza para una multitud de beneficios”, pues es en esta parte del mundo donde “se va a ver el mayor porcentaje de inversión en infraestructuras en las próximas dos décadas”.
Así, “las decisiones que tomemos en torno a cómo se desarrolla la infraestructura” marcarán la diferencia, defendió, y advirtió de que “si nos limitamos a los sistemas construidos», es decir, al hormigón, «nos condenamos a un futuro de tres grados” de calentamiento (respecto a los niveles preindustriales).
Por eso en América Latina y el Caribe hay «cientos de proyectos, la mayoría a escala relativamente pequeña -matizó- pero que en conjunto suponen una enorme cantidad de beneficios en términos de agua, aire limpio, empleo para las comunidades locales» y otras mejoras para la salud humana y ambiental.
Gartner alegó que las SBN son actualmente las más rentables económicamente, al ser «la opción más costo-efectiva disponible», si bien es cierto que “cuanto más esperemos, más caro y más difícil va a ser” obtener resultados a tiempo para revertir la devastación ecológica, reto que la comunidad científica calcula habrá que superar en menos de una década.
Cuando habla de SBN, este experto piensa en dos escalas diferentes: por una parte, las que están pensadas para las ciudades y, por otra, las de las cuencas hidrográficas.
A escala urbana, puso el ejemplo de Yakarta (Indonesia), ciudad que el WRI ha ayudado a aprobar una normativa que obliga a plantar más árboles en la urbe de forma que cada barrio cuente con un espacio verde «a poca distancia» para 2030.
Si la iniciativa tiene éxito, puede lograr varias cosas: «reducir las inundaciones urbanas; limpiar drásticamente el aire, pues los árboles y zonas verdes actúan como filtro; y conseguir una sociedad más sana gracias a las oportunidades de ocio y de ejercicio al aire libre”, recordó Gartner.
En cuanto a la escala de cuenca hidrográfica, el experto se refirió en concreto al caso de Vitória, en Espírito Santo (Brasil).
En la última década, este estado ha sufrido una sequía severa que ha rebajado en un 65% el promedio de aportación de agua de lluvia, según los registros oficiales, hecho que ha contribuido a una crisis hídrica que ha motivado políticas de racionamiento de agua y de recortes en el suministro.
El año pasado, un estudio del equipo de WRI de Brasil demostró que el gobierno de Espírito Santo podía ganar más de sus inversiones en reservas si apostaba por la infraestructura verde como, por ejemplo, bosques autóctonos que ayuden a mantener sanas las cuencas hidrográficas.
Así, el WRI acaba de impulsar el desarrollo de un plan que “llevará a la restauración de más de 600.000 acres de bosques prioritarios alrededor de las ciudades” de este estado brasileño.
Gartner subrayó que esta apuesta por la masa forestal garantizará “de forma espectacular” que haya más agua disponible, lo que se traducirá en “más seguridad hídrica durante décadas” a un coste mucho menor que si “simplemente trataran de construir su salida a los retos hídricos a los que se enfrentan” con infraestructura gris.
