La organización estadounidense WaterAid alerta de que la COP26 de Glasgow se está centrando exclusivamente en las emisiones de efecto invernadero, olvidando la importancia del agua en el desarrollo sostenible y el impacto actual del calentamiento global en las regiones con estrés hídrico



El agua debe jugar un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático y en el diseño de las políticas de adaptación en los próximos años. Así lo afirmaba el pasado viernes en el único evento dedicado al líquido elemento de esta COP26 de Glasgow el Champion de Alto Nivel de la Naciones Unidas, Gonzalo Muñoz, que dejaba claro que “no puede haber una solución de cambio climático sin agua”. Sin embargo, más allá de esa única cita y a pesar de las numerosas llamadas de expertos y profesionales, la crisis del agua que supone el calentamiento global han estado casi totalmente ausentes de la cumbre climática, según ha denunciado este miércoles la ONG WaterAid.
Según Tim Wainwright, director de esta entidad no gubernamental presente en más de 40 países, el agua no ha recibido la atención «suficiente» en la conferencia climática en Glasgow, por lo que se necesita cuanto antes «una acción urgente» que cambie esta dinámica. “La forma en la que el cambio climático afecta a los seres humanos es casi en su totalidad a través del agua, ya sea por exceso o por defecto. Entonces, ¿por qué no hablamos de agua todo el tiempo?«, se ha preguntado este experto en cuestiones hídricas en declaraciones al medio británico The Guardian.
“Necesitamos el tipo de acción sobre el agua que ya estamos impulsando en la transición energética”, ha asegurado Wainwright, que considera que «la crisis climática esencialmente una crisis del agua», ya que el aumento de las temperaturas ha llevado a profundos cambios en los patrones de precipitación de muchas partes del mundo. “Las inundaciones más intensas y frecuentes contaminan las fuentes de agua y destruyen cultivos o hogares, mientras que las sequías más prolongadas y frecuentes secan los manantiales que muchas personas necesitan para sobrevivir”, ha alertado.
De acuerdo con un informe reciente publicado por la Organización Meteorológica Mundial, en los últimos 20 años, se ha incrementado la frecuencia de los peligros hidrológicos. Desde el año 2000, se ha observado un aumento del 134% de los desastres relacionados con las crecidas, en comparación con las dos décadas anteriores. La mayoría de las muertes y pérdidas económicas debidas a las crecidas se registraron en Asia, donde es preciso fortalecer los sistemas de aviso de crecidas fluviales de extremo a extremo.
El número de sequías y su duración también aumentaron en un 29% durante este mismo período. La mayoría de las muertes relacionadas con las sequías ocurrieron en África, lo que pone de relieve la necesidad de reforzar la cooperación con esta y otras zonas especialmente vulnerables por su falta de capacidad económica y social de enfrentar las consecuencias de los extremos hídricos. Sin embargo, tal y como denuncia Wainwright, se están tomando muy pocas medidas para ayudar a las comunidades afectadas: un análisis de WaterAid demuestra que en 2020 el agua recibió menos del 3% de la financiación climática en general.
Enfocarse en los más vulnerables
“El agua es fundamental para la vida. Es la base de la salud y la capacidad para tener una educación”, ha apuntado Wainwright, que señala también que eran las personas más pobres de los países que menos habían contribuido a la crisis climática las que más estaban sufriendo sus consecuencias, por lo que la inversión en la gestión del suministro de agua debería concentrarse en estas áreas. Sin embargo, hasta ahora el enfoque preferente de las conversaciones para abordar la crisis climática ha sido la mitigación, olvidándose de la adaptación y el impacto actual del clima en algunas de las partes del mundo más afectadas por los extremos hídricos.


“Necesitamos una revolución que nos lleve a cero carbono y necesitamos una revolución que nos lleve a adaptar los recursos hídricos del mundo para hacer frente al cambio climático que es irreversible”, ha concluido el director de WaterAid, que advierte de que, a menos que se tomen medidas, «no valdrá la pena» pensar en el futuro. «Es calamitoso. La falta de acceso al agua ya está matando gente… Es impensable no hacer algo al respecto. El mundo tiene que estar a la altura de este desafío», ha pedido.
Por el momento, como parte de los esfuerzos para abordar el problema, una coalición de gobiernos, empresas, bancos y organizaciones no gubernamentales prometieron el viernes su apoyo a un fondo para la crisis climática y del agua que tiene como objetivo llevar agua potable a 50 millones de personas en África y Asia para 2030. La campaña, lanzada bajo el nombre “Launching 50 to 1 billion”, está potenciada por 50 compañías internacionales de agua entre las que se encuentra la chilena Aguas Andinas, busca impulsar un suministro estable, sostenible y de calidad del agua para millones de personas en todo el mundo. Pero este loable propósito no compensa el hecho de que, en las negociaciones reales de Glasgow, el agua está casi completamente ausente.
