Los impulsores del ‘Compromiso Aguas Residuales Cero’ han mantenido un encuentro con representantes de ONU-Hábitat para dialogar sobre el papel de las empresas en el proceso de revalorización de las aguas residuales y sobre cómo estás pueden representar oportunidades para el sector privado



Las aguas residuales representan un componente crítico en el ciclo del agua, por lo que, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), deben ser tomadas en cuenta durante todo el ciclo de gestión del agua, desde la captación de agua dulce hasta su retorno final al medio ambiente.
Sin embargo, las aguas residuales siguen siendo “un recurso infravalorado”, vistas más bien como una carga hasta el punto de que, según el informe de las Naciones Unidas Aguas residuales: el recurso desaprovechado, se viertan directamente al medio el 80% de ellas.
Por supuesto, este tipo de prácticas impactan en el clima, la biodiversidad y la seguridad hídrica. En la actualidad, el vertido de aguas residuales afecta a más de 3.000 millones de personas y emiten alrededor de 40 kilos de dióxido de carbono anualmente per cápita.
El Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD, por sus siglas en inglés) visualizó este problema e hizo un llamamiento a las empresas para reducir la contaminación por aguas residuales a través de iniciativas como el Compromiso Cero Aguas Residuales (Wastewater Zero Commitment), que además se focaliza en los beneficios que otorgan estas aguas no tratadas.
Una empresa que acepte el Compromiso Cero Aguas Residuales deberá cuantificar y clasificar os objetivos en función de tres pilares e informará el progreso de forma anual. Estos son.
- Contaminación cero: Tratar todas las aguas residuales y garantizar que cumplan o superen los requisitos reglamentarios pertinentes en las instalaciones y los proveedores.
- Agua dulce cero: No incrementar las extracciones de agua dulce y así incrementar la proporción de aguas residuales reutilizadas y recicladas.
- Tratamiento bajo en carbono: Para tratar las aguas se deberá apostar por tecnologías que estén en línea con los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero.
“La contaminación de las aguas residuales es un riesgo multifacético que se puede resolver y que al mismo tiempo presenta oportunidades para recuperar nutrientes, energía y agua”, señala Tom Williams, director de Nature Action & Water en WBCSD, que enfatiza que “con la escasez de recursos y la creciente presión de los gobiernos y los inversores, las empresas deben actuar ahora”.
Según detalla, el Compromiso Cero Aguas Residuales se trata de una iniciativa que invita a las empresas a eliminar la contaminación de las aguas residuales para 2030, dentro de la línea de la tercera meta del sexto Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS).
Y para impulsar esta labor, la WBCSD anunció durante el Día Mundial del Medio Ambiente que contarían con la ayuda del Proyecto de Divulgación de Carbono (CDP, por sus siglas en inglés) y ONU-Hábitat.
En un evento online que ha tenido lugar este jueves, las tres partes han podido debatir acerca de la consecución de la tercera meta del sexto ODS. En este sentido, Graham Alabaster, jefe de saneamiento y gestión de residuos en ONU-Hábitat, ha comentado que, a pesar de los avances de los últimos años, aun queda un largo camino que recorrer, sobre todo en lo que a indicadores se refiere.
“Quedan muchos avances por realizar, y no solo hablo desde el punto de vista de monitorizar el computo total de aguas residuales. Es imperativo seguir mejorando los datos que recogemos porque solo así se podrá abrir realmente los ojos a políticos y empresas sobre este problema”, ha destacado Graham Alabaster.Cate Lambo, directora de programa de seguridad hídrica de CDP, se ha mantenido dentro de esta línea durante su intervención, afirmando que en con una encuesta observaron que solo un 10% de las empresas ven riesgos relacionados con la contaminación del agua, mientras que el 12% establecieron objetivos encaminados a reducir su impacto en el agua.
Para ella, tal vez la fuente de estos bajos porcentajes resida en el escaso valor que se le otorga al agua, por lo que entiende necesario un cambio de paradigma que busque la revalorización del recurso y, sobre todo, para dar a conocer las bondades que ofrecen las aguas residuales.
“Las aguas residuales no son un desperdicio”, ha aseverado, indicado que ellas se pueden obtener recursos que pueden aportar beneficios, tanto a las empresas como a la sociedad en su conjunto. Ejemplo de ello es la estruvita, un mineral que surge durante el tratamiento de las aguas que puede utilizarse como alternativa sostenible a la piedra fosfática. Aunque hay otros ejemplos.
En cualquier caso, ha enfatizado sobre la necesidad de seguir invirtiendo en agua y en nuevas tecnologías que saquen a la luz todas las oportunidades que ofrecen las aguas residuales.
“Lo que hemos estado haciendo hasta ahora no va a solucionar ni de lejos el problema con las aguas residuales. De nuevo, queremos animar a las empresas a explorar nuevos caminos y a escoger soluciones que caminen de la mano de la innovación. Si realmente comprenden el valor del agua, podrán verla como un beneficio, no como un gasto”, ha reiterado.
A modo de conclusión, ambos expertos han coincidido en que “aun estamos a tiempo para resolver el problema del agua en el mundo”, poniendo como el ejemplo la contaminación atmosférica:
“Se ha demostrado los perjuicios que acarrea el exceso de contaminación para nuestro mundo. Conocemos sus impactos. Sin embargo, para algo tan valioso como es el agua, ese proceso no se ha llevado a cabo, con lo que esa pérdida de valor puede desembocar en nuestra ruina”, han explicado.
“Al final se trata de realizar un cambio de paradigma que, en esencia, supone un beneficio para todos: salvamos el planeta, mejoramos nuestra salud y las empresas obtienen rendimientos por ayudar a realizar esta labor. La colaboración del sector privado es clave para lograr la sostenibilidad en el 2030 y solo esperamos que cada vez más empresas vean que el agua es un aliado para sus intereses”, han concluido.
