Los mayas inventaron la depuradora de agua hace 2000 años

Los mayas inventaron la depuradora de agua hace 2000 años

Más de 2.000 antes de que se extendiera su uso en Europa, los mayas de la gran ciudad de Tikal utilizaron zeolita en uno de sus embalses para descontaminar su agua de la presencia de algas y bacterias nocivas para salud, una tecnología inusual incluso en esa misma región


El agua es vida y muerte al mismo tiempo: del mismo modo que es combustible perfecto para mantener el correcto funcionamiento de los órganos y demás estructuras que poseen los seres vivos de este planeta, en ocasiones el agua puede contener “impurezas” en forma de bacterias u otros elementos similares que pueden resultar nocivos si penetran en el interior de los seres vivos.

Los humanos, casi desde el principio de nuestra existencia, nos hemos percatado de estos peligros ocultos del agua y, por ese motivo, hemos desarrollado diferentes técnicas con las que procurar que este vital recurso no nos causase ningún perjuicio.

Una de las primeras estrategias que hemos utilizado para tal fin consistió en calentar el agua con fuego, algo que, si bien era correcto, no era del todo efectivo. Hasta el siglo XV, el fuego dio paso a filtraciones por arena, grava, plantas y tela. En la actualidad, esa labor recae sobre las depuradoras.

Sin embargo, algunas civilizaciones han estado siempre un paso por delante con respecto a otras. En América precolombina, los habitantes de las tierras dependían en gran medida de los manantiales cercanos que, de forma natural, purificaban el agua.

Tikal
Tikal fue una ciudad que llegó a acoger más de 200.000 personas

Lo que en principio puede ser una estrategia válida, en realidad se ve insuficiente para dar sustento a ciudades como Tikal o al resto de urbes que constituyeron las tierras bajas mayas del sur. El motivo es simple: estas zonas estaban habituadas a vivir en constantes estaciones secas que, en muchas ocasiones, llevaban al límite la disponibilidad de agua.

Para hacer frente al problema, los mayas construyeron embalses para almacenar el agua. No obstante se encontraban con el mismo problema al observar que esa agua quedaba inutilizada por su estancamiento prolongado y, por lo tanto, tendencia a generar patógenos nocivos.

Esto se presenta como algo contradictorio para los científicos, pues los estudios que se han realizado sobre todo en Tikal muestran que los mayas gozaban de suministro de agua limpia constante. Entonces ¿Cómo eran capaces de filtrar el agua si, según ellos, no conocían las estrategias que las civilizaciones europeas y asiáticas utilizaban?

“Dado que el área estaba sujeta a sequías estacionales extremas y a una gran población, el agua potable de Tikal tendía a contaminarse por microbios y minerales tóxicos al quedar almacenada durante mucho tiempo. Por este motivo, conocer cómo han logrado que el agua mantuviese una correcta calidad es un misterio”, expresa un estudio publicado en Nature que aborda esta cuestión.

Por ese motivo, un grupo de científicos de la Universidad Cincinnati decidió investigar a fondo el caso mediante el análisis de tres reservorios de agua en Tikal que estuvieron alimentados de distintas fuentes de agua. En concreto, se centraron en el análisis de los sedimentos presentes en la base de estos almacenes de agua con ayuda de la difracción de rayos X (XRD).

Gracias a esta técnica descubrieron que solo uno de ellos, el bautizado como Corriental y que está localizado a las afueras de la ciudad, estaba compuesto por sedimentos de zeolita, junto al abundante cuarzo euhédrico macrocristalino característico del lugar.

“La zeolita es un aluminosilicato hidratado, cristalino y poroso tridimensionalmente que no es tóxico. Además, la zeolita tiene propiedades adsorbentes porque sus espacios de poros microcristalinos tridimensionales crean un tamiz molecular natural, por lo que tiene la capacidad de filtrar microbios dañinos, compuestos nitrogenados y otras toxinas orgánicas e inorgánicas solubles e insolubles dispersas del agua potable”, señalan los expertos en el artículo.

Por otro lado, en sus análisis descubrieron que el embalse de Corriental estaba lleno de vasijas y tinajas de barro, un indicio de que este suministro de agua era ampliamente utilizado. Sin embargo, el hallazgo más inusual fue que el agua de ese embalse no presentaba evidencia de floraciones de algas u otros contaminantes similares, y tan solo mostraba evidencia menor de contaminantes químicos.

“En este sentido, Corriental no solo es anómalo en Tikal, sino en todas las Tierras Bajas Mayas. Es el único que hemos encontrado con evidencias de un sistema de filtración a base de zeolita”, comentan en el estudio.

“Es impresionante porque este sistema de filtración no se conocía en el mundo occidental. En concreto, la construcción de este sistema es 600 años más antigua que la filtración de agua de arena y grava del sur de Asia descrita en el Suśrutasaṃhitā”, informan en el estudio.

“Además, el sistema de Corriental es unos 1.800 años más antiguo que el sistema de filtración de arena desarrollado por Robert Bacon en 1627 y unos 2.155 años más antiguo que el primer uso de zeolita en los sistemas de purificación de agua europeos”, añaden.

Sin embargo, este sistema no fue suficiente para detener su hecatombe. Tras un periodo de máximo esplendor entre el 500 y el 900 D.C, la enorme población maya de Tikal, junto a un periodo de importantes sequías, llevó a estos habitantes a utilizar agua contaminada -incluso por medios antropogénicos, aunque ellos no lo supieran- para subsistir.

El colapso fue inevitable y, al final, la falta de agua y sus consecuencias condujeron a estos mayas a abandonar esta ciudad en la profundidad de la selva hasta que a mediados siglo XIX fueron redescubiertas.



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