Lluvias en Chile: un regalo para los humedales - EL ÁGORA DIARIO

Lluvias en Chile: un regalo para los humedales

Lluvias en Chile: un regalo para los humedales

En plena pandemia, los meses de junio y julio han traído inusuales lluvias a la zona central de Chile que han causado sorpresa en la población, pero también un respiro entre quienes desarrollan un trabajo directo y esencial en diversos humedales y lagunas, castigados por la sequía y en crisis desde hace más de una década


Gabriela Lucero
Santiago de Chile | 21 julio, 2020


El terremoto y posterior tsunami que el año 2010 afectó a gran parte de la zona centro sur de Chile, no sólo causó la muerte de alrededor de 530 personas, sino que modificó también la geografía del borde costero, debido a su magnitud 8.8, alcanzando principalmente las localidades costeras de las regiones del Maule y del Biobío, pero también las de O´Higgins, Valparaíso y especialmente la isla de Juan Fernández.

En la región de Valparaíso, zona centro del país, el tsunami afectó fuertemente a la Reserva Nacional El Yali, ubicada en el sector costero, pues la onda de este evento penetró en promedio más de un kilómetro, alcanzando en algunas zonas incluso los dos kilómetros sobre la línea de más alta marea, inundando un área de aproximadamente 200 hectáreas, afectando principalmente a la laguna Albufera, debido al rompimiento de la barra costera, lo que provocó la pérdida del equilibrio en el ecosistema.

Este suceso provocó cambios en el humedal, alterando los sitios de nidificación y descanso de las aves, pero también una alteración en el paisaje, debido a que el tsunami transportó mediante arrastre diversos tipos de algas, piedras, residuos sólidos de origen doméstico y escombros. Tras este suceso su recuperación ha sido lenta, pero su capacidad de resiliencia aumenta si el año es bueno en lluvias y, en medio de esta pandemia mundial, éste está siendo el caso.

Ello debido a que las lluvias de los meses de junio y lo que va de julio de este 2020 han permitido la recuperación parcial de las lagunas Matanza, Colejuda y Albufera, las cuales corresponden a la Reserva Nacional El Yali, tras la caída, según la Dirección Meteorológica de Chile, de más de 77 milímetros de aguas lluvias en el humedal con el mismo nombre.

Es importante destacar que el humedal El Yali, en la región de Valparaíso, está compuesto de 18 cuerpos de agua, de los cuales sólo tres, Matanza, Colejuda y Albufera, corresponden a la reserva nacional homóloga, de las cuales las dos primeras, se encontraban secas desde mediados de octubre de 2018.

Laguna de Matanza, en El Yali.

Por su parte, el espejo de agua del Santuario de la Naturaleza Laguna El Peral, de El Tabo, también en la región de Valparaíso, evidenció una recuperación relevante tras las últimas lluvias, pues de sólo 3 hectáreas medidas durante el verano pasado, subió a 8 en estos últimos 2 meses de lluvia, según datos entregados por la Corporación Nacional Forestal de Chile, CONAF.

Los cambios post lluvias

A nivel mundial los humedales son áreas tremendamente amenazadas y en disminución, y, en el caso de Chile, el último estudio realizado el año 2018 por el Centro de Políticas Públicas de la Universidad de Chile, indica que se han perdido entre el 69 y el 75% de los humedales continentales, no contabilizando en este informe los humedales ubicados en las islas, lo cual empeoraría el panorama descrito.

Un suceso muy sensible para el país y, sin duda, a nivel mundial, pues los humedales son los ecosistemas más productivos del planeta, con una gran biodiversidad, los cuales entregan valiosos servicios ecosistémicos, entre ellos, la disposición de agua para el consumo humano y de animales; ser zonas de pastoreo; bajar la temperatura del planeta; capturar CO2, y porque permiten controlar las inundaciones provocadas, por ejemplo, por tsunamis.

“Chile debe tener unos 18 mil humedales y sólo el 2% de ellos se encuentra con algún tipo de protección de acuerdo a la ley. Por lo tanto, cuál es el estado de los humedales en nuestro país, el panorama es bien complejo, bien crítico, están muy poco protegidos y están desapareciendo a un ritmo muy acelerado”, nos cuenta Mauricio Fabry, asesor medioambiental del humedal de Batuco, médico veterinario y especialista en biodiversidad.

Según Fabry las principales causas del deterioro de los humedales son, entre otros, el cambio de tipo de uso de suelo, lo que implica que estas áreas sean drenadas o rellenadas para fines agrícolas o inmobiliarios. También la contaminación de la tierra y del agua, especialmente con microplásticos, metales pesados, fósforo y nitrógeno provenientes de la industria en general, lo cual intoxica a los humedales. Pero sobre todo el cambio climático y particularmente la mega sequía que ha experimentado la zona centro sur de Chile, lo cual ha provocado una fuerte disminución de la disponibilidad de agua, dado a la menor cantidad de precipitaciones, lo cual se asocia, además, a un uso mucho más intensivo de aguas superficiales y de napas subterráneas, que afectan también a los humedales.

Por ello, aunque los meses de junio y lo que va de julio de 2020 nos parezcan tremendamente lluviosos, seguimos estando por debajo de la normalidad, pues según información entregada por las estaciones de monitoreo de la Dirección Meteorológica de Chile, durante el primer semestre de este año han caído sólo 5.791 milímetros de agua en todo el país.

Agua acumulada tras las lluvias sobre la laguna El Peral.

Según el meteorólogo Arnaldo Zúñiga, jefe de difusión de la Dirección Meteorológica de Chile, la lluvia que cayó el mes pasado “está dentro de los rangos normales para junio en la zona central, pero como hace tanto tiempo que no llueve la percepción de la gente cambia. Además, la lluvia estuvo concentrada entre las siete de la mañana y la una de la tarde”.

Zúñiga agrega que el sistema frontal reunió varias características, pues “el bloqueo que habitualmente se produce en los inviernos, cuando se posiciona un sistema de alta presión al norte y otro al sur de la zona central, se localizó muy bien, algo que no ocurría hace mucho tiempo. Eso dejó un corredor por donde pasaron los frentes que cruzaron la zona central”.

Esto ha provocado que las lluvias hayan impactado positivamente en algunos humedales y lagunas de la zona central, pues tal como lo informa la CONAF, el hecho de que estas lagunas recobraran parte de su cobertura hídrica, ha permitido también el retorno gradual de avifauna a la zona.

Esto ha sucedido, por ejemplo, en las lagunas de la Reserva Nacional El Yali en la región de Valparaíso, zona central del país, donde «el espejo de agua de la laguna Matanza alcanzó este mes 50 hectáreas de extensión, luego de un prolongado período de sequía. Si comparamos esta cifra con la superficie histórica de 190 hectáreas, registramos a la fecha un 26.31 % de la capacidad total», indica el director regional de la CONAF, Sandro Bruzzone.

Respecto al espejo de agua de la laguna Colejuda, también de El Yali, Bruzzone indica que supera las 16 hectáreas, lo que equivale a alrededor del 70% de la cobertura normal (22.62 hectáreas). «Este nuevo escenario ha permitido el regreso paulatino de aves al sector. Así, por ejemplo, nuestros guardaparques avistaron recientemente a 30 ejemplares del flamenco chileno, especie emblemática que hace tiempo no figuraba en los censos», comentó.

La Reserva Nacional El Yali es un área perteneciente al Sistema Nacional de Áreas protegidas del Estado de Chile (SNASPE). Un humedal de importancia internacional (Sitio Ramsar Nº 878), ubicado en la comuna de Santo Domingo, en la región de Valparaíso, y que a petición de Chile fue designado como tal por la Convención el año 1996, dado que es parte de una serie de humedales costeros mediterráneos de alto valor biológico para la conservación de la naturaleza del país.

Desde el inicio de su nominación hasta ahora ha estado bajo la administración, manejo y conservación de la CONAF (Corporación Nacional Forestal) y se trata del complejo lacustre más importante de la zona central de Chile, con una superficie de 520,37 ha. La Reserva Nacional cuenta con tres cuerpos de agua: la Albufera o laguna costera, la laguna Colejuda y la laguna Matanzas. La Albufera recibe los flujos superficiales marinos en épocas de conexión con el mar, pero también la contribución de las precipitaciones y aportes subterráneos de agua dulce desde el estero El Yali; la laguna Colejuda sólo recibe aporte de aguas lluvias y del acuífero subterráneo de la subcuenca del estero Las Rosas, por lo que el espejo de agua es estacional; y la laguna Matanzas históricamente ha recibido aportes de aguas lluvias y del acuífero subterráneo del estero Las Rosas de manera permanente, tanto superficial como subterránea.

La importancia de El Yali radica en que es uno de tres únicos sitios en el mundo de clima mediterráneo protegidos por esta Convención, además de lugar de alimentación y refugio para más de 16 especies migratorias, concentrando 128 especies de aves, correspondientes al 28% del total nacional.

Marcelo Pérez, jefe del Departamento de Áreas Silvestres Protegidas de CONAF Valparaíso, nos cuenta que las precipitaciones registradas durante junio y lo que va de julio, alcanzaron los 77,7 mm y que “los cambios experimentados son básicamente la recuperación de estos cuerpos de agua, después de un largo periodo de sequía, que viene registrándose desde el año 2012 aproximadamente y si bien durante los inviernos del 2016 y 2017, se registró algo de precipitación, ésta fue mínima, al punto que en el periodo estival volvieron a quedar totalmente secas, hasta las precipitaciones de ahora”.

Santuario El Peral.

Por otro lado, “en el Santuario de la Naturaleza Laguna El Peral el cambio no fue tan significativo, debido a los sucesivos años de sequía (12) en donde el comportamiento de la pluviometría fue muy menor a la cantidad citada para la zona, que es 470 mm anual, precipitando estos últimos años o este último tiempo no más 150 a 200 mm anual. De 3 ha que había durante el verano, con las últimas lluvias subió a 8 ha el espejo de agua”, nos explica Pérez.

El Santuario de la Naturaleza Laguna El Peral, posee una superficie de 25 ha, con un espejo de agua de 17 ha y una profundidad máxima de 3 metros. Este humedal es un Área Complementaria del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE), que se localiza en la comuna de El Tabo, provincia de San Antonio, en la región de Valparaíso.

Esta laguna fue declarada como Santuario en 1975 y también es administrada por la CONAF. Su valor como área es la concentración de avifauna extraordinaria, por estar ubicada en el radio urbano de la comuna del Tabo, en medio de una zona de balnearios y casas de veraneo, por lo que es posible apreciar las aves que allí llegan, casi de la misma carretera que une el litoral costero entre Algarrobo y San Antonio.

Refugio de aves

Con respecto a las especies que habitan respectivamente en estas áreas, CONAF nos indica que en los diferentes cuerpos de agua que forman el Humedal El Yali, existen aproximadamente 128 especies de avifauna acuática, tanto residentes como migratorias, las cuales, en su mayoría, emigraron a otros cuerpos de agua de la provincia, por las condiciones de sequía presente en el humedal. Pero con la recuperación de éstos ha comenzado un retorno gradual de las aves, principalmente una gran variedad de patos, cisnes de cuello negro, coscoroba, taguas y últimamente flamencos chilenos, especie que visita todos los años el humedal, entre los meses de junio a septiembre aproximadamente.

Flamencos en la Reserva de El Yali.

Por su parte, en el Santuario de la Naturaleza Laguna El Peral, entre las aves residentes están el guairavo, huairavillo, garza chica, huala, picurio, cisne de cuello negro, pato jergón chico y pato jergón grande, pato rinconero, pidén, taguas, tagüita, gaviota cáhuil, trabajador, sietecolores y yeco. Además de aves migratorias como el cuervo de pantano, pato colorado, pato cuchara, perrito, gaviota Franklin y mamíferos como el coipo, que aparte de ser residente, se reproduce en el lugar. Además, en El Peral los cisnes de cuello negro y cisnes coscorobas se han vuelto más abundantes, como también varias especies de patos.

Eduardo Riquelme, administrador de la Reserva Nacional El Yali, nos cuenta que “si bien durante este largo periodo de sequía se han registrado algunos episodios de precipitaciones, en ningún caso han sido suficientes para la recuperación de estos cuerpos de agua. Por lo tanto, si no mejoran las condiciones de pluviometría anual la situación se mantendrá de la misma forma, sumado al cambio climático. La flora y fauna se verán seriamente afectadas, con una disminución de la riqueza y abundancia, en lo referido a avifauna, ya que no encontrarán alimentación ni sitios de anidación adecuados y la flora sufrirá un estrés hídrico, que la hace eliminar hojas y, en algunos casos, como ocurre con algunas plantas herbáceas, se secan antes de florecer”.

Por su parte, Ignacio Miranda, administrador del Santuario de la Naturaleza Laguna El Peral, indica que la situación de esta área es coincidente con la Reserva Nacional El Yali, “ya que en épocas de sequía adquiere una gran importancia, debido al tamaño de su espejo de agua, el cual permite acoger a las aves provenientes de humedales cercanos que se secan más rápidamente, de continuar las precipitaciones pueden ser de gran importancia para la restauración de este humedal. El agua caída a la fecha es positiva, pero se requiere de más precipitaciones para lograr tener un espejo en su cota máxima que son 17.0 hectáreas, con una profundidad de 3.5 a 4.0 metros y actualmente sólo hay entre 7 a 8 hectáreas de cobertura con una profundidad de 0,8 cm a 1.0 m”.

Agrega que “hay que estar atentos si no continúa el año con más lluvias, para extremar los cuidados de estos dos humedales en lo referido a sus amenazas, como la caza eventual, intentos de ingreso ilegal a la laguna, la acumulación de basuras y desperdicios, especialmente en la época estival en los límites, el vertido ocasional de aguas blancas y/o negras provenientes de las casas que rodean la laguna e ingreso de ganado bovino”.

Cisnes en la laguna de Batuco. | Foto: Fundación San Carlos

Por otro lado, para la Laguna de Batuco, que conocimos hace algunas semanas, “estas lluvias de junio fueron muy importantes en distintos humedales, particularmente en Batuco que estaba prácticamente seco, pues permitió que se llenara hasta un 60% de su capacidad aproximadamente. Hay que pensar, eso sí, que tuvimos un mayo muy seco y en un contexto de once años de sequía, por lo tanto, la condición del humedal era bien paupérrima y esta lluvia ayudó, dado la característica que tuvo, que fue una lluvia bastante intensa, permitió que los espejos de agua se llenaran con bastante rapidez”, nos cuenta Mauricio Fabry, asesor medioambiental de este humedal.

Participación ciudadana en el cuidado de los humedales

La relevancia de los humedales en Chile y su conservación, pareciera ser un tema que año tras año va cobrando mayor fuerza, sobre todo para las comunidades donde se encuentran insertos. Es lo que nos explica Cristina Coccia, Doctora en Recursos Naturales y Medio Ambiente, investigadora asociada del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad – CAPES UC y también académica de la Universidad Santo Tomás de Chile, para quien “a nivel global se ha notado un cambio positivo en la percepción que la sociedad tiene hacia los humedales, pues se empezó a entender lo valiosos que son y el papel central que tienen por el bienestar humano y en el desarrollo socio económico local”.

“Esto a la vez hace emerger la preocupación por protegerlos y en Chile muchas organizaciones y comunidades locales han nacido, se han involucrado y coordinado para protegerlos y conservarlos, creando conciencia a través de programas de educación ambiental, que participan y apoyan activamente en los procesos de protección y gestión ambiental local. Las comunidades han tenido un rol clave para promover la política, para la creación de santuarios de la naturaleza, y en asegurar una correcta gestión y conservación de estos ecosistemas”, recalca Coccia.

Santuario laguna El Peral.

Prueba de ello es la Ley de Humedales Urbanos, promulgada en Chile en enero de 2020, la cual “surge bajo requerimiento de la gente que vive en estricta relación con estos ecosistemas, lo cual evidencia la conciencia que tienen sobre la necesidad de cuidarlos. Por otro lado, esperamos que esta ley sea sólo el primer paso hacia la inclusión de esta problemática ambiental, casi ausente en la política de Chile”, comenta la investigadora de Capes UC.

Esta nueva normativa permite dar protección a estos ecosistemas, regulando e introduciendo, por primera vez en la legislación nacional, el concepto de humedales urbanos, en virtud de los invaluables beneficios que generan estos ecosistemas a las comunidades locales y como una medida eficaz para enfrentar el alto grado de amenaza al que se ven sometidos.

Sin embargo, Cristina es enfática en indicar que, a la hora de definir dónde poner los énfasis en materia de conservación y rescate de humedales en Chile, se deben dar ciertos pasos claves. “Por ejemplo, para individualizar prioridades de conservación y realizar programas efectivos de gestión y conservación, es fundamental tener conocimiento científico sobre la estructura, el funcionamiento, la dinámica y el valor socio-económico de los humedales y traspasar estos conocimientos a los tomadores de decisiones”.

“Estos conocimientos son aún escasos, a pesar de los muchos esfuerzos que se están haciendo en esta dirección. Por otro lado, si bien el plan nacional busca detener el deterioro de los humedales, asociando categorías de protección, esto no da garantías de que los humedales sean conservados. Los humedales son ecosistemas complejos que tienen una estricta dependencia con la cuenca hidrográfica, reflejando cualquier cambio que ocurre en ella y en los ecosistemas alrededores. Por lo tanto, no se pueden considerar como sistemas aislados, sino que hay considerar las interacciones que ocurren entre los diferentes componentes del ecosistema, entre los ecosistemas, y entre éstos y los sistemas sociales, ya que el ser humano es parte de ellos adoptando un enfoque eco sistémico para su manejo y conservación”, finaliza la Doctora en Recursos Naturales y Medio Ambiente.

El mes de julio aún no finaliza y las lluvias nuevamente se ciernen sobre el sur y el centro de Chile. Un motivo más para seguir mirando con esperanza a las lagunas y humedales del país, aunque sea mientras llega el verano.



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