La Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), prevé que para 2030 la producción suba un 20% y que irá acompañada de un crecimiento de la demanda energética del 41% y de aportes de agua desalada del 156%, según el último informe elaborado por la patronal minera



Chile podría alcanzar una producción de cobre de 7,04 millones de toneladas para el año 2030, un 20% más respecto a la campaña 2018; lo que supone una tasa de crecimiento promedio de 1,6%, con un pico en el año 2027 de 7,33 millones de toneladas.
En ese escenario, la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) apunta a que este crecimiento irá acompañado de una subida de la demanda de energía en el sector del 41%, un incremento del consumo de agua marina del 156% y una reducción del uso de agua dulce del 6%.
En el informe de Proyección del Consumo de Agua en la Minería del Cobre 2019-2030, presentado esta semana, Cochilco prevé que en las regiones más afectadas por la sequía la desalinización será la acción más concreta; en Antofagasta el agua de mar representará el 65% del agua utilizada para la minería del cobre hacia el 2030, en Tarapacá el 60%, en Atacama el 42% y en Coquimbo el 25%.


Al final de la próxima década se espera que un 90% del agua proveniente de los océanos sea destinada al tratamiento de sulfuros para la producción de concentrados, dado lo intensivo en el uso de agua que es este proceso.
A modo general, la desalinización y el uso de agua de mar es la solución de abastecimiento que han tomado la mayoría de los proyectos nuevos y extensiones. Sin embargo, Cochilco apunta a que es importante recalcar la importancia de un marco legal definido y claro para el desarrollo sostenible de estas iniciativas.
El enfoque debe ir en buscar alternativas de eficiencia, gestión adecuada, reutilización o nuevas fuentes de abastecimiento de manera que el consumo de agua continental disminuya.