La balsa de Humboldt surcará de nuevo las aguas de Ecuador

La balsa de Humboldt surcará de nuevo las aguas de Ecuador

Una expedición por el río Daule de Ecuador con una réplica de una balsa indígena rendirá homenaje al explorador Humboldt y su travesía, en el 250 aniversario de su nacimiento. El prusiano es considerado el padre de la ecología y sentó las bases del concepto de ‘ecosistema’


En el 250 aniversario del nacimiento del explorador prusiano Alexander von Humboldt, la balsa del expedicionario volverá a surcar las aguas de río Daule gracias a un proyecto que pretende recuperar su aportación a la ciencia y su estrecha vinculación con la provincia ecuatoriana de las Guayas.

Compuesta por nueve grandes maderos de 15 metros y 14 travesaños de cinco, la primera réplica de la balsa que Humboldt (1769-1859) utilizó en sus viajes por los cursos fluviales que circundan la ciudad de Guayaquil será botada el próximo jueves en una ceremonia para conmemorar al considerado como padre de la ecología y la divulgación científica.

Alrededor de 1800, Humboldt recorrió tierras americanas. En Guayaquil, entonces una ciudad de 12.000 habitantes, sintetizó su obra «Geografía de las plantas«, en la que estratifica por alturas todo lo que encuentra de flora, fauna y mundo mineral junto a otros componentes, como temperatura, presión y corrientes de agua. Antes de partir afirma que «estos animales solamente pueden existir en este sitio porque solo en este sitio nacen las plantas de las que se alimentan».

Esquema de ‘Geografía de las plantas’ (1803), Alexander von Humboldt.

Sus viajes por los ríos Daule y Babahoyo, que en su desembocadura confluyen en el Guayas, fueron cruciales en la gestación su teoría sobre la dependencia entre flora, fauna y zonas geográficas específicas, sentando las bases de ese concepto que hoy conocemos como «ecosistema».

Pese a ese hecho, y a diferencia de su ampliamente investigado trabajo por la sierra andina y el volcán Chimborazo, poco se sabe de su paso por esta provincia del suroeste de Ecuador. Un legado que ahora tratan de rescatar en este proyecto el Colegio Alemán Humboldt y la Fundación Garza Roja, en colaboración con la Armada ecuatoriana, los Astilleros Navales Ecuatorianos (Astinave) y el municipio.

 

Técnicas navieras indígenas

La balsa ha sido reconstruida gracias a un dibujo que el explorador dejó en sus diarios, y del que se han extraído las medidas aproximadas teniendo en cuenta la altura de los indígenas de aquella época.

El proyecto, en el que se han invertido 50.000 dólares, comenzó por la difícil tarea de encontrar los árboles de balso con los que los indígenas construían sus embarcaciones hace dos siglos, sacarlos del bosque sin causar daño al entorno y traerlos hasta el parque cultural Garza Roja, a unos 50 kilómetros al norte de Guayaquil.

El resultado ha sido un réplica ligeramente más pequeña que la original por la dificultad de encontrar troncos rectos de 17 metros, pero que pese a sus 15 toneladas navega con sorprendente estabilidad gracias a que la madera de la balsa es más liviana que el corcho, y a sus cuatro «guaras» que hacen las veces de quilla.

Para ajustar la parrilla de troncos -algo más estrechos que los de aquella época porque ya no hay árboles de 150 años-, estos fueron pulidos hasta consolidar una base estable sobre la que instalar una caseta de caña guadua (bambú), que además sirve de túnel de viento para alimentar la pequeña vela en la proa.



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