Durante la jornada organizada por la COSCE, distintos científicos expresaron la necesidad de elevar a la ciencia al papel que le corresponde y de comenzar a escuchar y respetar los mensajes que lanzan. Además, animaron a construir lazos de colaboración para hacer frente a los desafíos que nos aguardan y que la pandemia nos ha mostrado que son más que reales



La Tierra nunca se había transformado en tan poco tiempo en el mundo que es ahora. Los científicos estiman que la atmósfera del planeta ha alcanzado una cifra récord de 417 partes por millón (ppm) de dióxido de carbono, hecho que a su vez está provocando que los océanos disminuyan su pH y que las temperaturas aumenten por encima de un grado de media en el mundo.
Al mismo tiempo, el ciclo climático de la Tierra se está viendo alterado y con él el ciclo hídrico del que dependemos para vivir. Ahora las precipitaciones escasean y las sequías, acompañadas por periodos de intenso calor, ponen en jaque la disponibilidad de agua en el futuro.
Sin embargo, esto es tan solo la punta del iceberg del enorme problema que representa la crisis climática. Problema que, según los científicos que participaron en la jornada de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), va a afectar de forma considerable a nuestro país.
Durante esa jornada, científicos expertos de diferentes disciplinas expusieron los diferentes impactos del cambio climático y de las actividades antropogénicas en el medio en el que vivimos y, por otro lado, soluciones innovadoras que nos ayudarán a adaptarnos a ellos.
Por ejemplo, Salvador Morales, profesor en la Universidad de Granada, explicó la importancia de los minerales en el futuro sostenible que queremos construir y abordó incógnitas sobre si podremos satisfacer el incremento de la demanda que se espera para el 2050.
Por su parte, Ana Caño, investigadora del Centro de Regulación Agrigenómica CRAG-CSIC, abordó cómo la ciencia está trabajando en estos momentos para hacer más sostenible la agricultura, un sector que, además de mantener la seguridad alimentaria, es responsable de consumir la mayor porción de agua dulce disponible.
A pesar de la variedad de contenido, todos los profesionales que participaron coincidieron en una idea común que clama por elevar a la ciencia al lugar que le corresponde ya que, en la actualidad, este conocimiento no se está respetando y “se necesita como motor de desarrollo para alcanzar las metas propuestas para las próximas décadas”.


Para algunos, la globalización es el artífice de generar este problema, en particular, por la proliferación de Fake News de los últimos años que no hacen sino “tumbar el mejor conocimiento científico que tenemos a nuestro alcance”, tal y como señaló José Manuel Moreno, catedrático de Ecología de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM).
“Cualquiera con un altavoz puede obviar el conocimiento científico a nuestra disposición y comenzar a expresas sus ideas sin base. No se trata de que los científicos cojan las riendas del mundo, sino de hacer todo lo posible para que los tomadores de decisión no avancen en contra de las evidencias científicas”, señaló el experto.
En cierto modo, la pandemia nacida por la expansión del SARS-CoV-2 ha supuesto un perfecto ejemplo no solo de cómo las élites están actuando contra las evidencias científicas, sino de cómo no conocer los perjuicios que trae la globalización puede ser fatal para nuestro desarrollo e incluso para nuestra propia salud.
“La movilidad nacida con la globalización ya se planteó como un problema a raíz del brote de SARS CoV en el 2003 debido al impulso que podría ofrecer a los patógenos para convertirse en posteriores pandemias. No obstante, como parecían riesgos lejanos, nadie reparó en abordarlos”, declaró Raquel Yotti, directora del Instituto de Salud Carlos III.
“Con las Fake News ocurre lo mismo. La pandemia ha puesto de manifiesto que estos riesgos que estamos corriendo se están materializando y que puede llegar a pasar lo mismo con los otros mensajes que se lanzan en relación con el cambio climático”, apostilló Raquel Yotti.En este sentido, la experta argumentó que el mejor remedio para avanzar en la dirección correcta pasa por utilizar la globalización como una oportunidad y comenzar a sacar enseñanzas con el fin de establecer una visión global basada en la equidad.
“Gracias a la pandemia hemos visto como la sociedad científica en su conjunto se ha volcado movidos por una meta común, que en este caso está relacionado con el tercer Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS). Ahora le toca a la sociedad en su conjunto seguir el mismo camino y hacer frente a los peligros comunes unidos a través de alianzas internacionales y nacionales”, añadió la experta.
En este sentido, y poniendo el foco sobre la salud, Sonia Zúñiga, investigadora del grupo de Coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología-CSIC, resaltó la necesaria apuesta por una formación transversal para “que distintas disciplinas puedan hablar el mismo idioma y, sobre todo, agilizar los trabajos comunes”.
Sobre todo, Sonia Zúñiga hizo hincapié en mostrar que el sistema de One Health (Una sola salud) es el futuro que le espera a la salud debido a esa relación entre humanos, animales y ambiente que ha quedado patente tras la pandemia.
“Ahora que a los científicos se nos escucha más debemos seguir mostrando las alternativas de las que dispone la humanidad. Debemos aprovechar la ocasión para transmitir los mejores mensajes basados en el conocimiento y sustentados en una base sólida”, subrayó Sonia Zúñiga.
