La ciencia quiere dar respuesta a los meteotsunamis

La ciencia quiere dar respuesta a los meteotsunamis

Los tsunamis no solo se producen por movimientos de tierra, sino que los cambios atmosféricos también están implicados en su formación. Son los llamados “meteotsunamis”, unos fenómenos muy comunes que la NOAA quiere investigar para poder predecir en el futuro


Cuentan las historias del lago Míchigan que sus aguas no son tan apacibles como aparentan ser, y que, en ocasiones, extrañas fuerzas parecen robar toda el agua para luego escupirlo sobre las playas y poblaciones con olas que pueden superar los tres metros de altura

La rapidez con la ocurren estos acontecimientos es tan asombrosa que no fue hasta el 13 de abril del 2018 cuando por primera vez los científicos fueron capaces de captar con detalle este tipo de fenómenos, conocidos ahora como “meteotsunamis”.

Según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de los Estados Unidos, tendemos a asociar el origen de los tsunamis con movimientos geológicos. No obstante, estos movimientos bruscos de agua pueden tener distintas fuentes.

En Baleares, los meteotsunamis son muy conocidos. De hecho, allí se conocen popularmente como Rissagas

Por ejemplo, el desprendimiento de masas de tierra sobre lagos u otras acumulaciones de agua se presenta como una fuente de tsunamis que ha sido más que demostrada tras el evento de 1958 en la bahía de Lituya. Del mismo modo, el 1935, el profesor japonés Takaharu Nomitsu fue el primero en documentar la aparición de tsunamis por fuerzas atmosféricas, algo que más tarde, en la década de los 60, se pasaría a llamar meteotsunamis.

Para la NOAA, que los meteotsunamis sigan siendo un misterio responde a sus características y manifestaciones que lo hacen muy semejante a un tsunami convencional. De hecho, también se suelen confundir con una marejada ciclónica o un seiche: “Dadas las incertidumbres, es particularmente difícil predecir los meteotsunamis”, señala la NOAA.

Sin embargo, a partir del evento del 2018, la NOAA pudo tomar los suficientes datos atmosféricas e hidrológicos como para realizar simulaciones sólidas para desvelar los verdaderos orígenes de este fenómeno. Gracias a aquel trabajo, que se publica ahora en la revista Natural Hazards, los científicos han descubierto que aquel suceso se creó por una onda de inercia-gravedad atmosférica, lo que ayudaría ahora a predecir estos eventos.

Tal y como detallan, estas ondas se crean a partir de cambios en las presiones atmosféricas que terminan por desplazar el aire de la superficie a gran velocidad y, en estos casos, en sincronización con el agua, por lo que el agua puede retroceder y avanzar a gran velocidad.

Fragmento de un vídeo del meteotsunami del 2018, frente a las costas de Ludington

“Ese meteotsunami fue increíble. El agua entre los rompeolas no descendió a la misma velocidad que el resto del agua. Esto creó unas cascadas que podían haber arrastrado a la gente en el caso de que hubiera habido allí personas, como ocurre en verano”, recuerda Debbie Maglothin, un vecino de la ciudad de Ludington que sufrió los efectos del meteotsunami del 2018.

Para la NOAA, predecir los meteotsunamis daría a las comunidades advertencias que podrían salvar vidas y permitiría a los residentes y negocios tomar medidas para proteger mejor la propiedad.

“Los meteotsunamis pueden ser tan devastadores como los tsunamis a pesar de que la energía liberada en cada caso es cuantiosamente dispar. En este sentido, cabe destacar que los meteotsunamis no son una rareza dado que se producen con frecuencia y a nivel mundial”, señala un estudio de la revista Geographos.

El peor meteotsunami que recuerdan cerca del lago Michigan ocurrió en 1954 cuando, a diferencia del de 2018, las playas estaban abarrotadas de gente. Las crónicas locales relatan cómo el agua retrocedió en cuestión de segundos y, a la misma velocidad, volvió a la costa con olas de más de tres metros de altura. Las personas que habían quedado atrapadas en la tierra embarrizada fueron arrastradas:

“Simplemente sucedió tan rápido. El agua subió en segundos. Era como si un ascensor lo empujara hacia arriba. Miramos hacia arriba y nos dimos cuenta de que todas estas personas se estaban ahogando en el agua y no había nadie para ayudar”, recuerda Marvin Katz, uno de los supervivientes de aquel tsunami, en el Chicago Tribune.


Se adhiere a los criterios de transparencia de

Archivado en:
Otras noticias destacadas