Colaboración y satélites contra la sequía en EEUU

Colaboración y satélites contra la sequía en EEUU

Colaboración y satélites contra la sequía en EEUU

La continuada sequía en el suroeste de EEUU ha motivado la creación de un consorcio público-privado liderado por la NASA, que con el apoyo de Google y la experiencia de 30 especialistas de universidades americanas y agencias del Gobierno pretende mejorar la gestión del agua con satélites


Argemino Barro
Nueva York | 5 noviembre, 2021


El estado más rico de EEUU, allí donde anidan Apple, Google y Hollywood, con un PIB de más de tres billones de dólares, casi el triple que el de España, se está viendo obligado a ahorrar un recurso tan esencial como el agua, debido a la sequía. El Gobierno de California acaba de prohibir su uso, por ejemplo, para limpiar las aceras o las entradas a los garajes. Medidas que se suman a las implementadas en verano, cuando se pidió a los habitantes de las ciudades que redujeran su consumo un 15%.

La sequía es una vieja conocida de California, que está a punto de concluir el segundo año más árido de los registrados. Pero no es el único estado en el que los ríos son un discreto hilillo arenoso y los lagos se han convertido en charcas. La sequía afecta, en diferentes grados, a la región del oeste y el sur de Estados Unidos, apretando su economía y tendiendo una capa de nubarrones, no de lluvia, sino de incertidumbre, sobre el horizonte.

La sequía en el suroeste de EEUU empezó en el verano de 2020, se expandió temporal y espacialmente con creciente intensidad, y se convirtió en una mega-sequía: la peor en la reciente historia de la región”, dice a El Ágora Ximing Cai, profesor de la Universidad de Illinois y experto en ingeniería y ciencia de los recursos acuáticos. “La sequía se ha propagado a varios sistemas humanos y naturales, y ha afectado severamente a la agricultura, el suministro de agua, la hidroenergía y el medio ambiente y los ecosistemas de varios estados”.

No son perspectivas optimistas. Sin embargo, la experiencia y la tecnología de los sectores público y privado se han juntado para buscar una solución. Si bien no se puede invocar, con danzas y cánticos al cielo, una temporada de lluvias, existen instrumentos para comprender y responder mejor a la emergencia ecológica. Este es el objetivo OpenET, una plataforma online que “utliliza satélites para estimar el agua consumida por los cultivos y otras plantas”, según su nota de prensa, “haciendo que los datos importantes para la gestión del agua estén ampliamente disponibles en 17 estados, por primera vez, en medio de una sequía récord”.

El agua extraída del subsuelo es el único sustento para muchas zonas de California.

Hace cuatro años, la NASA acogió un encuentro para abordar la patente falta de información identificada por agricultores y expertos en gestión de agua. Entre los asistentes, según ha podido saber El Ágora, se encontraban representantes de la agencia espacial, las organizaciones ambientalistas Environmental Defense Fund (EDF) y Desert Research Institute (DRI), Google Earth Engine, la fundación S. D. Bechtel, Jr y numerosos científicos expertos en la evotranspiración, el fenómeno de la pérdida de agua y humedad que experimentan la flora y las superficies.

Los asistentes coincidieron en la necesidad de medir mejor la evotranspiración y compilar los datos para uso común. El consorcio que, hace dos semanas, abrió las puertas de OpenET, mezcla de la palabra “abierto” y las siglas de evotranspiración, está liderado por la NASA, EDF y DRI, con el apoyo de Google y la experiencia de 30 especialistas de diferentes universidades americanas y agencias del Gobierno.

“OpenET llena un gran hueco informativo en la gestión de agua en el oeste”, explica por correo electrónico Robyn Grimm, directora de sistemas acuáticos resilientes al clima de EDF y directora de proyecto de OpenET. “Aunque el agua es esencial para la salud de nuestras comunidades, fauna y suministro alimenticio, el acceso a datos precisos y actuales sobre la cantidad de agua utilizada para cultivar comida ha sido fragmentario y a menudo caro, manteniéndolo fuera del alcance de muchos granjeros y personas que toman las decisiones. OpenET permite a los usuarios ver con facilidad y descargar esta importante información sobre el agua del año actual y de los cinco anteriores, sin cobrar”.

Los modelos elaborados por los expertos, que también están disponibles, absorben terabytes de información que les llega de los satélites metereológicos, capaces de abarcar territorios mucho más vastos que los lisímetros que se usaban para medir, en tierra, la evotranspiración. Gracias al sistema de la nube que aporta Google, estos contenidos pueden ser almacenados, comparados y después vertidos en la plataforma de OpenET, de manera que los datos van actualizándose continuamente.

De momento su manejo es gratuito, pero las cantidades de información que se pueden descargar son limitadas. En 2022 habrá una aplicación de pago que permitirá manejar volúmenes más grandes y cuyos ingresos servirán para seguir costeando el proyecto: desde las investigaciones científicas y el mantenimiento técnico, al desarrollo de nuevos modelos.

NASA satélites agua
Los satélites pueden ser herramientas poderosas para observar los mecanismos de nuestro planeta.

El sistema ya se aprovecha en algunos estados. “En Colorado, OpenET está siendo usado para estimar la utilización del agua, y su ahorro, en un proyecto de investigación de cuatro años que evalúa los impactos de reducir la irrigación en 1.500 acres de pastos muy elevados, propiedad de ocho rancheros”, dice Robyn Grimm. “Sin poder medir cuánta agua están ahorrando los granjeros y rancheros con los programas de conservación, es difícil esperar que participen en programas voluntarios, y es difícil determinar la efectividad de las estrategias de conservación de agua”.

En el estado más castigado, California, OpenET sirve también para que los agricultores y otros usuarios frecuentes del agua sepan si están o no cumpliendo los límites legales al despilfarro. Como contamos en este artículo, hasta 2014 California era el único estado que no regulaba la extracción de aguas subterráneas, de manera que muchos granjeros compensaban así la falta de precipitaciones, hasta que, muchas tierras, vacías, simplemente acababan hundiéndose. Ahora California ha impuesto restricciones al uso de acuíferos, para que puedan empezar a regenerarse.

El mundillo ecocientífico de los estudiosos del agua y su gestión ha tomado nota, como reconoce el profesor Ximing Cai. OpenET “dará información útil a los diversos implicados, especialmente a los granjeros. Como dicen sus desarrolladores, ET conecta el clima y el tiempo con los requerimientos de agua del cultivo y también de las plantas, y el producto estaría basado en estudios a largo plazo de científicos de múltiples áreas: hidrología, ecología y ciencias climáticas”.

Este impulso, dice Cai, que cita estudios en los que se liga la sequía al cambio climático, es urgente. “Llamaría a las comunidades científicas y a los líderes a que presten mayor atención a los impactos sociales de la sequía”, dice el experto, y pone algunos ejemplos. “Los casos incluyen una seria erosión de los ingresos para las familias y los pequeños negocios, ansiedad o depresión por pérdidas económicas, conflictos y violencia por un suministro reducido de agua, mayores cargas de trabajo, (…) amenazas de pérdidas de bosque y fuegos, y más incidentes de golpes de calor”.

El profesor Cai anuncia que él, junto a otros investigadores, lanzarán una plataforma que recogerá este tipo de impactos de la sequía del suroeste de EEUU. “Animaremos a la gente, especialmente aquella más afectada por la sequía, a que comparta sus historias y observaciones, incluyendo las estimaciones de daño”.

Mientras tanto, las recientes lluvias de California no han sido capaces de mitigar el denodado zarpazo de la sequía. Su gobierno conmina a la gente a limitar sus duchas a cinco minutos, renovar sus baños para hacerlos más sostenibles, arreglar rápidamente cualquier problema de fontanería, cerrar el grifo mientras se lava uno los dientes y poner lavadoras y lavavajillas solo con cargas llenas. La mayor sequía jamás registrada no exige menos.



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