Con el fin de conservar a los corales en situaciones de estrés por calor, un grupo de científicos ha probado a alimentar estos seres con un compuesto de bacterias beneficiosas similares a un yogur probiótico. Aunque el proyecto continúa en desarrollo, los resultados están siendo positivos



La Gran Barrera de Coral de Australia es uno de los ecosistemas más castigados de la Tierra debido a los estragos que está produciendo el cambio climático. Entre otros sucesos, la mayoría de los corales que viven allí se han transformado en los últimos años en una masa blanca e inerte que amenaza con arrastrar a la extinción a un gran número de peces que los necesitan para sobrevivir.
Por ello, distintos agentes implicados se han lanzado al desarrollo de medidas para protegerlos que pasan por acciones políticas e, incluso, a través de experimentos científicos para transformarlos en especies más resistentes. Uno de esos últimos trabajos para la ciencia ha consistido en alimentar a los corales con una especie de “yogur probiótico”, similar a los que consumimos nosotros.
«La gente puede sorprenderse al descubrir que, al igual que nosotros, los corales dependen de una gran cantidad de bacterias beneficiosas para mantenerse en un buen estado de salud. De hecho, se vuelven totalmente necesarias cuando el equilibrio entre las bacterias buenas y malas se ve alterado en situaciones de estrés”, ha explicado Anna Marsden, directora de la Fundación Gran Barrera de Coral, institución que ha encabezado este descubrimiento.
«Alimentamos a los corales con microorganismos beneficiosos, que es como darles yogur probiótico lleno de bacterias buenas»
Debido a esto, un equipo de científicos internaciones, liderados por Raquel Peixoto, profesora de la Universidad Federal de Río de Janeiro, se han lazado a estudiar la respuesta de los corales ante el uso de probióticos.
Actualmente, el equipo está realizando pruebas en diferentes especies de corales que se encuentran en el océano artificial más grande del mundo (Biosphere II) en Arizona y en laboratorios de la Universidad de Hawai para analizar qué grupos de bacterias buenas son las mejores para cada especie.
Además, se encuentran realizando experimentos sobre nuevos métodos para conseguir elaborar el mejor procedimiento para liberar en los corales este yogur probiótico de absorción lenta cuando se detecten que estos seres comienzan a sufrir estrés por calor.
«Los corales que habían recibido los probióticos tenían mejor salud que los que no»
Sin embargo, no se trata del único proyecto que llevando a cabo para salvar a los corales. Según Anna Marsden, la Fundación, junto a otros socios, están aumentando los conocimientos del arrecife de coral a través de un mapa 3D y con la secuenciación del ADN de los corales.
A modo de curiosidad, también están colaborando con el Museo Smithsonian con el fin de criogenizar muestras de corales para que, si en un futuro no muy lejano desaparecen, tener a disposición ejemplares de estos seres para que nunca caigan en el olvido.
“La tasa de supervivencia es realmente baja y se teme que en un futuro pueden desaparecer, arrastrando no solo al 25% de la vida marina, sino a miles de millones de personas que dependen de ellos para sobrevivir”, ha señalado Anna Marsden
“Por ello, es conveniente anunciar nuestros hallazgos para que se pueda seguir trabajando en la conservación de estos seres y en la concienciación de la sociedad, ha concluido.
