Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Ciencíficas desarrolla filtros biodegradables y viricidas para mascarillas reutilizables de alta protección, con los que pretende evitar que los residuos generados por estos productos se conviertan en un problema ambiental



La pandemia de coronavirus ha logrado que las mascarillas se conviertan en un accesorio cotidiano. Los ciudadanos saben cada vez más sobre los niveles de protección y las condiciones de uso de estos productos, que son ya obligatorios en el transporte público y muy recomendables en cualquier salida a la calle. Eso sí, el uso masivo de mascarillas está provocando problemas secundarios, como la escasez de ciertos materiales de filtración o una mayor generación de residuos, sobre todo plásticos, que pueden ser muy perjudiciales para el medio ambiente.
Los investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Ciencíficas (CSIC) están ya desarrollando lo que esperan sea una solución a ambas externalidades negativas. Un proyecto del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA), que depende del CSIC, está investigando el uso de materiales biodegradables y viricidas para dispositivos sanitarios reutilizables de alta protección.
Con este proyecto, el instituto pretende solventar la dificultad de acceso a ciertos materiales de filtración y, además, mejorar la calidad profiláctica de las mascarillas, para que protejan contra el virus de una manera tanto pasiva, impidiendo la entrada del virus, como activa, con la incorporación de viricidas en los filtros.
Pero, sobre todo, el equipo de investigación del IATA-CSIC tiene como objetivo conseguir un material biodegradable, con el fin de evitar que los residuos generados por el uso masivo de materiales de protección por parte de la población se conviertan en un problema medioambiental. Los residuos sanitarios como guantes y mascarillas no se reciclan, pero el confinamiento también ha supuesto un incremento en el volumen de residuos de plásticos desechables como bolsas y envases.
Por el momento, se han obtenido ya filtros fungibles muy efectivos que se podrán intercambiar a diario, evitando así que se desechen los dispositivos en su totalidad. Los desarrollos realizados hasta ahora han logrado niveles de filtración certificados con el tipo FFP3, lo que indica que, de cada cien virus que intenten traspasar el filtro, potencialmente solo uno o menos lo conseguiría.
El grupo de investigación que ha llevado a cabo este trabajo, liderado por el científico José María Lagarón, ha desempeñado una labor muy activa desde el inicio de la crisis sanitaria, en conjunto con la empresa Bioinicia S.L., en el desarrollo de materiales de filtración que puedan ser integrados en mascarillas. Es un proyecto que ha sido aprobado por la plataforma Salud Global del CSIC y la Agència Valenciana de la Innovació (AVI) como iniciativas para abordar la pandemia de COVID-19.
