La quema de carbón inició la extinción más destructiva de la historia

La quema de carbón inició la extinción más destructiva de la historia

Los científicos achacan el inicio de la gran extinción del pérmico-triásico a una quema globalizada de materia organiza que lanzó grandes emisiones de gases de efecto invernadero al espacio. Según los expertos, aquel suceso guarda una cierta similitud con lo que está ocurriendo ahora


La extinción masiva del Pérmico-Triásico es uno de los acontecimientos históricos que más curiosidad despiertan a los científicos no solo por haber acabado con el 96% de todas las especies marinas y el 70% de las especies de vertebrados terrestres, sino porque se desconocen las causas que desencadenaron ese suceso.

Sin embargo, un equipo de investigadores acaba de proporcionar una de las primeras evidencias que apuntan que la quema extensiva de carbón en Siberia es, posiblemente, la causa de esa extinción. Esta tesis encajaría con la idea de que el exceso de nutrientes terrestres, en parte originados por los incendios, provocó la muerte en los océanos.

Para este estudio, el equipo internacional, dirigido por la profesora Lindy Elkins-Tanton de la Universidad Estatal de Arizona (ASU), se centró en el análisis de las rocas basálticas que se encuentran en las escaleras siberianas, una región formada hace 500 millones de años a través de una serie de erupciones volcánicas que duraron dos millones de años.

Según relatan los investigadores, esa zona es “perfecta” para el estudio de la extinción Pérmico-Triásica ya que la geología de la zona, formada durante aquel periodo, ocultan diversos datos de aquel evento.

No obstante, destacan que las muestras fueron difíciles de encontrar en un principio y que fue necesario que otro estudio les iluminase y les diese una pista para iniciar su investigación cerca del río Angará, donde hay un gran yacimiento de piedras volcánicas.

Durante seis años, el equipo regresó en repetidas ocasiones a Siberia para trabajar para recolectar las muestras. Para ello, viajaron a pueblos remotos, fueron lanzados en helicóptero al río Angara y caminaron durante días por los bosques de la región. El fruto de ese trabajo se materializó en la obtención de más de 450 kilos de piedras que fueron compartidas con un equipo de 30 científicos de ocho países diferentes que se enfocaron en su análisis.

Tras varios meses de observación, los científicos registraron anomalías en las rocas que se corresponden con fragmentos de madera quemada y, en algunos casos, carbón. Estos indicios de materia orgánica quemada se analizaron también en una serie de rocas recogidas en Canadá y que se creen que provinieron de Siberia.

«Nuestro estudio muestra que los magmas de las escaleras siberianas se solidificaron con el material orgánico que previamente calcinaron. Esto pone de relieve que el magma arrasó con grandes extensiones de terreno”, aclara Lindy Elkins-Tanton.

Paralelismos con la actualidad

Los cálculos de la temperatura oceánica de aquella época revelan que la Tierra sufrió un calentamiento global letal. De hecho, el agua llegó alcanzar los 40 grados centígrados en algunos lugares del planeta. Según explican los científicos, “tuvieron que pasar millones de años para que los ecosistemas se restablecieran y las especies se recuperaran”.

Una de las hipótesis más prolongadas sobre este cataclismo apunta a que una quema masiva de carbón inició un calentamiento global sin precedentes que fue devastador para la vida.

Trozos de carbón que caen de una roca basáltica analizada |Foto: Scott Simper

Por este motivo, muchos científicos se aventurar a establecer paralelismos con aquella época y con la actual ya que, ahora, se está desarrollando un cambio climático similar a consecuencia de los mismo hechos, es decir, de la emisión prolongada de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

“Los cambios al final de la extinción del Pérmico tienen paralelos notables con lo que está sucediendo hoy en la Tierra, incluida la quema de hidrocarburos y carbón, la lluvia ácida del azufre e incluso los halocarbonos que destruyen el ozono”, detalla Lindy Elkins-Tanton.

De hecho, Siberia se está transformando en aquel infierno que fue en el pasado. Tal vez no haya tantos volcanes activos como antaño, pero si están sucediendo unos incendios de sexta generación que están arrasando con toda la materia vegetal de la zona.

Tan solo el año pasado, en Siberia ardieron más de 4,5 millones de hectáreas de terreno arbolado que emitieron a la atmósfera cerca de 200 megatoneladas de dióxido de carbono. El humo de aquellos incendios llegó a ocupar una superficie similar a la europea.

«Cuando ves estas similitudes nos da un impulso adicional para tomar medidas ahora, y también para comprender mejor cómo la Tierra responde a cambios como estos a largo plazo», concluye Elkins-Tanton.



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