Miles de infraestructuras marinas de todo el mundo utilizan millones de toneladas de materiales para proteger puertos y costas del embate de las olas. Se emplean grandes rocas, extraídas de canteras, o bien hormigón convencional, cuya composición química y su textura no son siempre adecuados para que prospere la fauna y la flora del litoral donde se instalan.
¿Y si diseñáramos un material que fuera más amigable para el medio marino, que incluso ofreciera refugio o posibilidades de prosperar a las algas, moluscos, crustáceos y otros organismos de la costa? Esta fue la pregunta que se plantearon hace una década el israelí Ido Sella y su colega, la bióloga de la misma nacionalidad, Shimrit Perkol-Finkel, tras identificar que más del 70% de las infraestructuras marinas son de hormigón, un material sumamente difícil de colonizar por la vida oceánica.


En 2012 fundaron una empresa de enfoque blueTech, para diseñar un producto compatible con los ecosistemas marinos. Su respuesta fue el llamado ‘hormigón ecológico’, cuya aplicación sobre el terreno ha probado su eficacia. Varias son las ventajas de esta invención. Por una parte, una composición química que resulta más amigable para el medio ambiente; por otra, un diseño estructural y de superficies que crea espacios para que los organismos se asienten sobre él. Actualmente, sus innovaciones se comercializan bajo la marca ECOncrete, que tiene como lema un descriptivo “We bring concrete to life (Traemos el hormigón a la vida).
Cómo funciona ECOncrete
Reconocido en 2019 como uno de los mejores inventos del año por la revista Time, el ECOncrete se emplea ya en infraestructuras marinas en más de 40 localizaciones de 10 países. En el caso de España, se aplica en los puertos de Málaga, Vigo y Cala Rajada (Mallorca) y en la protección del cable submarino entre Lanzarote y Fuerteventura.
La invención de Ido Sella ha y Shimrit Perkol-Finkel fue designada este año también como finalista al Premio al Inventor Europeo 2022 de la Oficina Europea de Patentes (EPO) en la categoría «países no pertenecientes a la EPO».
“Partimos de una modificación de la composición tradicional del hormigón, empleando una patente propia, y añadiendo diseños que imitan a la naturaleza. Es una cuestión de composición del material, de su estructura exterior y, sobre todo, de enfoque”, explica Paolo Tedone, Bussiness Development Director de ECOncrete, en un encuentro con El Ágora. “Con ello, favorecemos que los organismos locales se instalen en la superficie de las infraestructuras, como puertos, diques, protecciones de cables submarinos o bases de aerogeneradores, reforzándolas y protegiéndolas con un menor coste en su mantenimiento”, explica el directivo italiano de esta vibrante start-up.
El hormigón eco permite que en su superficie se adhiera de forma rápida una variedad de organismos marinos, lo que tiene además dos efectos beneficiosos extra al margen del fomento de la biodiversidad. Por una parte, se estimula la fijación de carbono, debido al crecimiento de seres vivos que capturan CO2 para crear sus tejidos. Al mismo tiempo, esta película viva de seres que pueblan el hormigón lo protegen del exterior, alargando la vida útil de las infraestructuras y su periodo de reposición.


“El ECOncrete se emplea ya en infraestructuras marinas en más de 40 localizaciones de 10 países”
“Las piezas fabricadas con la tecnología de ECOncrete forman, gracias a su reclutamiento biológico, sumideros de carbono activos que absorben el CO2 durante los 50 o 100 años de vida de la infraestructura, lo que lo convierte en una herramienta esencial en la lucha contra el cambio climático”, argumenta Tadone en ese sentido, usando como prueba de resultados verificables los numerosos papers científicos que la joven compañía ha publicado con sus resultados. Un trabajo llevado a cabo en Nueva York sobre estructuras de un siglo de antigüedad ha mostrado, como ejemplo, la rápida conversión de pilares muertos en zonas llenas de vida marina en un entorno han hostil a la biodiversidad como las aguas de la urbe estadounidense.


Tedone muestra una visión posibilista y propositiva ante los retos ambientales que enfrentamos. La subida del nivel del mar está llevando a muchos países a invertir grandes cantidades en infraestructuras de protección marina. “Si aceptamos que se van a seguir levantando barreras en el mar, lo que queremos hacer desde nuestra empresa es proponer soluciones que sean sostenibles, que ayuden a la vida marina, que contribuyan a mitigar el cambio climático y que, además, alarguen la vida útil de esas infraestructuras, reduciendo el gasto en nuevos materiales y construcción”, añade el italiano Tedone durante una escala en Madrid de camino a la cumbre sobre océanos de Lisboa celebrada el pasado mes de junio.
«Lo ideal sería no construir en el mar, pero ya que lamentablemente se va a seguir haciéndo, queremos aportar una tecnología que tenga el mínimo impacto y que, incluso ofrezca beneficios biológicos«, añade.
Ido Sella, fundador de ECOncrete, afirma por su parte: “Creemos que es posible volver a conectar con nuestra costa y construir nuestros puertos e infraestructuras marinas de forma más responsable. Aportamos una solución en la que salen ganando el medio ambiente y las propias infraestructuras”.
Ventajas y aplicaciones
Una de las claves es crear diseños formales y superficies rugosas, elaboradas estructuras en 3D, que imitan las formas de la naturaleza y ofrecen nichos adecuados para organismos marinos. Con esto se promueve el crecimiento de moluscos bivalvos (ostras, mejillones, etc.), corales o gusanos tubícolas, que al adherirse al hormigón fomentan la formación de una capa biogénica que mejora la resistencia, la estabilidad y la durabilidad de las estructuras, un proceso que se puede definir como bioprotección.
Además, este tipo de material contribuye a la absorción de carbono gracias al propio crecimiento de los organismos que fijan en sus tejidos el disuelto el agua. Al mismo tiempo, esa misma capa de vida marina incrementa la durabilidad y resistencia de las infraestructuras al ofrecer una protección exterior contra las corrientes y la corrosión salina del hormigón.
Devolver la vida a los puertos españoles
El primer puerto español en aplicar el hormigón ecológico desarrollado por Ido Sella y Shimrit Perkol-Finkel fue el de Málaga, a través de un gran dique vertical diseñado para proteger las embarcaciones de la nueva terminal marina de megayates y promover el asentamiento de fauna marina local en sus alrededores.
La tecnología ECOncrete también está incluida en Cala Rajada (Mallorca) con el refuerzo del dique exterior de su puerto deportivo que sufrió daños debidos al temporal Gloria. Es más, esta es la primera vez, en España, en la que el pliego de licitación de una obra en una infraestructura marina exigió medidas compensatorias como la utilización de hormigón ecológico.
A largo plazo, esta obra también funcionará como barrera ante la subida del nivel del mar que puede acarrear el cambio climático.


“Este material se aplica ya en los puertos de Málaga, Vigo y Cala Rajada (Mallorca) y en la protección del cable submarino entre Lanzarote y Fuerteventura”
Vigo es otra de las ciudades que cuenta con esta solución de ecodiseño y soluciones basadas en la naturaleza. En este caso, es como parte del proyecto Living Ports, que se concreta en una instalación de más de 300 m2 de paneles en el muelle para facilitar la colonización de fauna y flora marinas. El proyecto incluye el diseño e instalación de un visor submarino visitable para facilitar la observación y divulgación entre la ciudadanía de la biodiversidad marina.
Además, en las aguas de Vigo se colocarán 100 piezas intermareales especialmente diseñadas que proporcionarán una mejora en la estabilización costera creando nuevos hábitats y nichos ecológicos. Esta iniciativa de Living Ports ha sido seleccionada como finalista a los Premios Mundiales a la Sostenibilidad 2022, que organiza la Asociación Internacional de Puertos (IAPH).
En ella, también participan los Institutos de Ingeniería Civil y Recursos Acuáticos de la Universidad Técnica de Dinamarca (DTU) y Cardama Shipyard, empresa española de construcción y reparación naval, y cuenta con la financiación de la Comisión Europea Horizonte 2020 Fast Track to Innovation.
Los puertos no son las únicas infraestructuras marinas que está usando ECOncrete en España. En Fuerteventura, también se está aplicando como protección del cable eléctrico submarino con Lanzarote, una obra que tiene prevista su finalización este año 2022.
Ido Sella se doctoró en ciencias marinas por la Universidad de Tel Aviv en 2012, centrándose en las propiedades biológicas y biomecánicas de los corales.
Por su parte, Shimrit Perkol-Finkel, estudió Zoología y Ciencias Marinas en la Universidad de Tel Aviv y, en 2007, se doctoró en los aspectos biológicos y ecológicos de los arrecifes artificiales.
En 2012, Sella y Perkol-Finkel cofundaron ECOncrete, para aumentar el valor ecológico de las infraestructuras costeras.


Con más de 20 publicaciones y patentes a su nombre, Sella es considerado un precursor en el campo de la mejora de las infraestructuras costeras y marinas. Perkol-Finkel fue galardonada en 2018 con el WE Empower SDG Challenge de la ONU y figuró en la lista de Forbes como una de las 50 mejores empresas tecnológicas emergentes lideradas por mujeres. Murió en un accidente de tráfico en 2021.
