Un estudio de la Universidad de Columbia ha analizado las causas de las megasequías ocurridas en el ‘Lejano Oeste’ entre los siglos IX y XVI. El fenómeno La Niña y la absorción de más luz solar por parte de la Tierra son los causantes de las épocas de aridez extrema



La cultura estadounidense está llena de referencias a la aridez del Oeste, su Oeste. Prácticamente todo lo que cae a la izquierda del meridiano 100 en el mapa es desértico, a excepción del noroeste, donde en cambio las precipitaciones son las más altas del país. Durante la primera colonización europea del Nuevo Mundo, el oeste americano no despertó demasiado interés (salvo para las misiones españolas); parecía inhóspito, inhabitable, demasiado salvaje, hasta que los llamados pioneros abandonaron la europeizada costa Este americana en busca de nuevas tierras y se asentaron en esos poblados que se han mitificado en las películas de los vaqueros.
La escasez de agua siempre ha sido un problema de primer orden en esta extensa región formada de vastas llanuras y desiertos. Desde los primeros pobladores indígenas hasta hoy, el agua mantiene una constante pugna con la actividad humana, la cual depende del suministro proveniente de los grandes ríos. La ciencia lleva más de un siglo estudiando las sequías en esta zona, y más recientemente ha acuñado el término de “megasequía” para referirse a las épocas de aridez extrema que duran décadas.
Ahora, un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Columbia, publicado en la revisa Science, arroja nueva luz sobre las causas de estas megasequías que afectaron al “Lejano Oeste” entre los siglos IX y XVI. Según los resultados de la investigación, la extrema escasez de precipitaciones se debió a una combinación de varios factores, principalmente el fenómeno de La Niña, además de un calentamiento de la atmósfera.
El Oeste de Estados Unidos vivió 14 megasequías antes del año 1600 provocadas por el descenso anormal de la temperatura de la superficie del Pacífico, un fenómeno climatológico conocido como La Niña
Colonización en un período húmedo
Los prolongados periodos de aridez ocurrieron justo antes de la “conquista” del Oeste. “Si las megasequías hubieran continuado con esa misma frecuencia, dudo que los colonos europeos hubieran estado tan ávidos por vivir en el Oeste”, explica a El Ágora Steiger. “El periodo de colonización del Oeste fue un periodo inusualmente húmedo desde el punto de vista de los últimos 2000 años”.
Las circunstancias que originaron esta aridez extrema pueden repetirse perfectamente en el futuro. Tanto si son causas naturales, como La Niña, como si son antropogénicas: el calentamiento de la atmósfera que la Tierra está experimentando ahora podrá inducir nuevas megasequías en un futuro próximo. “Nuestro estudio da apoyo a otros estudios que muestran que un aumento del forzamiento radiativo (la diferencia entre la cantidad de luz solar absorbida por la Tierra y la que es devuelta al espacio) secará el Suroeste. El forzamiento radiativo desempeñó un papel en las megasequías similar al que se proyecta para el futuro”, añade Steiger.
Pero es difícil saber cuándo. “Es posible que la aridez que el Suroeste ha experimentado desde finales de la década de 1980 sea el principio de una megasequía. Pero unos cuantos años húmedos pueden acabar con ella. El tiempo dirá. El factor más importante que provoca las megasequías, según nuestro estudio, son las condiciones inusualmente fuertes y frecuentes de La Niña. Desgraciadamente estas condiciones no se pueden predecir más que a unos pocos meses vista”, concluye el investigador.
