La vacuna del coronavirus de Moderna entra en su última fase

La vacuna del coronavirus de Moderna entra en su última fase

La farmacéutica estadounidense Moderna asegura que su vacuna contra la COVID-19 ha tenido resultados positivos en la primera fase de pruebas clínicas, por lo que se suma a la carrera internacional para ser los primeros en producir un remedio eficaz a la pandemia


Entre 500 y 1.000 millones de dosis. Esa es la cantidad de vacunas que la farmacéutica estadounidense Moderna quiere poner en circulación una vez superen las fases de pruebas y obtengan la aprobación regulatoria. Por el momento, la compañía sigue avanzando a buen ritmo y ya está lista para iniciar la última fase de ensayos clínicos el próximo 27 de julio, con la vista puesta en comienzos de 2021 para su aprobación final. Según los primeros resultados de pruebas en humanos, publicados en la revista The New England Journal of Medicine, la vacuna es bien tolerada por el organismo y genera una respuesta inmunitaria «rápida y fuerte» en adultos sanos, aunque aún hay dudas sobre la duración de esa protección al virus.

La vacuna experimental de Moderna se une así a la carrera mundial para ver quién es el primer país que desarrolla lo que para muchos científicos es la única opción real de dejar atrás la pandemia de coronavirus. Por el momento hay otras cuatro vacunas que ya están en fase 3, que es el último paso del largo proceso de ensayos clínicos: en este punto, la vacuna se prueba en miles de personas y se compara con placebos para comprobar su nivel real de protección.

Ahora mismo, se encuentran inmersos en esa fase los proyectos de la Universidad de Oxford y el conglomerado anglosuizo AstraZeneca, los dos proyectos chinos de Sinopharm y Sinovac, y el del australiano Murdoch Children’s Research Institute. También hay un proyecto militar chino que está igual o más avanzado que estas vacunas ya que el Gobierno chino ha aprobado su uso, aunque solo está permitido para personal militar, por lo que aún se desconoce si servirá para atender a la población general.

Ser el primero en desarrollar una vacuna es de una importancia capital para cualquiera de estos países, no solo porque le otorgaría una ventaja competitiva que se traduciría en un mayor músculo económico. El que descubra antes una solución podrá centrarse en primer lugar en cortar la epidemia dentro de sus fronteras y salir de la crisis de manera anticipada.

De hecho, el consejero delegado de Moderna, Stephane Bancel, ha asegurado que la prioridad de su compañía será disponer de “capacidad primero en Estados Unidos”, con unos 500 millones de dosis destinadas a este país, que ha apoyado a la farmacéutica con cerca de 500 millones de dólares.

¿Vacuna periódica?

Aunque habrá que esperar aún, los resultados de Moderna son prometedores. Los datos de la pruebas de la fase 1 de la vacuna muestran niveles de anticuerpos contra el virus SARS-CoV-2 superior a personas que han superado la enfermedad y la respuesta inmunológica. El único problema que han detectado es una caída en esos niveles a partir del día 43 después de la inyección, lo que podría indicar la necesidad de vacunarse periódicamente. “Es cierto que, como sucede con muchas otras vacunas, el nivel de anticuerpos parece decaer con el tiempo”, ha indicado Tal Zaks, científico jefe de Moderna,

Otras de las conclusiones que se han derivado de esta primera fase de pruebas con 45 pacientes es que la dosis de 100 microgramos parece ser casi igual de efectiva que la de 250. En cualquier caso, para despejar dudas sobre la cantidad de vacuna necesaria, se están probando cantidades también de 50 microgramos en la fase 2, en marcha desde mayo,

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Partículas del virus SARS-COV-2 (en amarillo) infectando células (azuladas) aisladas de un paciente | Foto: Foto: National Institute of Allergy and Infectious Diseases, Flickr

La fase 3 y definitiva para conocer si la vacuna de Moderna obtendrá aprobación para ser distribuida comenzará el 27 de julio con 30.000 voluntarios elegidos aleatoriamente, pero vinculados a regiones estadounidenses donde el nuevo coronavirus ha golpeado con más fuerza. El principal objetivo de la vacuna es proteger contra una manifestación sintomática de la COVID-19, según ha explicado Moderna, que cree que su producto podrá proteger contras las principales variantes del SARS-CoV-2.

Eso sí, por ahora el proyecto de vacuna con los plazos más ambiciosos sigue siendo el que desarrolla la Universidad de Oxford en colaboración con la farmacéutica suiza AstraZeneca.  Las fases 2 y 3 de ensayos clínicos se están realizando al mismo tiempo en países altamente afectados por el coronavirus como Reino Unido, Brasil y Sudáfrica. Si todo va bien, los investigadores confían en que la vacuna, basada en un vector viral, podría ser lanzada el próximo mes de octubre, lo que supondría una auténtica revolución a nivel sanitario. Por el momento, los científicos de Oxford aseguran que su proyecto está mostrando «resultados prometedores».

Otras vacunas y alianzas

Las otras dos vacunas que tienen más posibilidades de ganar la carrera son las desarrolladas por los laboratorios chinos Sinopharm y Sinovac. El primero, propiedad del Estado, está inmerso en un proyecto que se basa en una versión debilitada del propio coronavirus. Actualmente, están inmersos en la fase 3 de ensayos clínicos y la vacuna se está probando en 15.000 voluntarios de Emiratos Árabes Unidos, ya que el rápido control de la epidemia en China hace muy difícil encontrar nuevos infectados en el gigante asiático.

En lo que respecta al proyecto de Sinovac, que es una empresa privada, se está desarrollando una vacuna que también está en fase 3, aunque los investigadores han tenido mudarse a Brasil para encontrar un entorno con suficientes contagios como para permitir realizar con garantías de éxito los ensayos clínicos de muestro, para los que cuentan con 9.000 voluntarios.

Médicos chinos atienden a una persona con coronavirus en Wuhan (China). EFE/Archivo

Por último, el Murdoch Children’s Research Institute de Australia está insistiendo en comprobar si una vacuna que ya se empleó para luchar contra la tuberculosis desde comienzos del siglo XX podría ser también efectiva contra el coronavirus. Por ese motivo, están también en fase 3, aunque las pruebas se realizan exclusivamente en Australia.

Eso sí, para evitar que cualquiera de estas vacunas acaben siendo solo una solución para los países desarrollados, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Alianza para la Vacunación (GAVI) han fundado la plataforma COVAX. Su objetivo será el de repartir 2.000 millones de dosis de vacunas aprobadas del coronavirus para finales del año 2021 entre los países con menos capacidad sanitaria. Por el momento, 75 países desarrollados (incluyendo el grueso de la UE) han mostrado su interés en colaborar en una alianza internacional con otros 90 países en vías de desarrollo para garantizar el acceso igualitario a estas futuras vacunas y participar conjuntamente en su financiación.



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