En los océanos más profundos, el nitrógeno habría tenido más dificultades para establecer una presencia significativa que diera lugar a la vida. Fue en los charcos con menos de diez centímetros donde probablemente se inició la vida, según investigadores estadounidenses



“Los charcos poco profundos han podido ser el lugar idóneo para el impulso de la vida en la Tierra”. Así lo ha expuesto un estudio liderado por el Massachusetts Institute of Technology en el que se ha concluido que “el nitrógeno, esencial para la vida, se pudo mantener y actuar en esos lugares”.
Según los investigadores, en los charcos con menos de diez centímetros, el nitrógeno en forma de óxidos nitrogenados “habría tenido una buena probabilidad de acumularse lo suficiente como para reaccionar con otros compuestos y dar origen a los primeros organismos vivos”. “En los océanos mucho más profundos, el nitrógeno habría tenido más dificultades para establecer una presencia significativa que catalice la vida”, han continuado explicando.
Sukrit Ranjan, autor principal del estudio publicado en la revista Geochemistry, Geophysics, Geosystems, señala que “si se cree que el origen de la vida requiere agua, es difícil que esta se haya dado en los océanos”.
De este modo se pone de manifiesto la importancia que tuvieron los pequeños lugares y los pequeños seres, como las microalgas, en el papel de la creación de la vida en la Tierra.
