Un estudio ha mostrado por qué el movimiento que hacen las anguilas es el más eficiente a la hora de obtener una mayor aceleración en el agua. Para confirmar la hipótesis, los expertos han hecho uso herramientas de alta tecnología y han contado con la ayuda de un nadador profesional



¿Por qué las serpientes y las anguilas se mueven tan deprisa en el agua si no tienen brazos ni aletas que les ayuden a desplazarse? Su movimiento ondulatorio es tan eficiente que incluso los humanos nos hemos aprovechado de él en las competiciones de natación olímpicas para ganar la mayor aceleración en el agua. Sin embargo, los expertos nunca han entendido por qué esto ocurre así. Hasta ahora.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Tsukuba ha publicado un estudio en el que arrojan un poco de luz sobre este asunto gracias al uso de tecnologías de última generación, como equipos de captura de movimiento y monitores de velocidad de partículas.
Además, para la investigación, el equipo de científicos ha contado con la ayuda de un nadador profesional al que se le habían colocado 18 marcadores LED, así como corrientes de microburbujas que sirvieron como trazadores de campos de velocidad en tres dimensiones.


Gracias a todos estos elementos, los científicos han podido descubrir que los vórtices que se crean a través de esos movimientos ondulatorios son en gran parte los artífices de la eficiencia de este estilo de nado.
«La propulsión a través de un fluido, ya sea aire o agua, generalmente se basa en el principio de conservación del momento», ha explicado Hirofumi Shimojo, coautor del estudio. «Por ejemplo, empujar el agua hacia atrás con las manos o los pies al nadar en el océano lo hará avanzar. Del mismo modo, un motor a reacción puede desplazarse a través del cielo empujando una corriente de aire hacia afuera de sus motores», ha añadido.
Según el estudio, la patada descendente del nadador creaba vórtices que se movían de adelante hacia atrás. Después de que estos vórtices se alejaron del cuerpo del nadador, se combinaron en una «estela de vórtice», que condujo a un chorro de agua que lo impulsó hacia adelante.
«Nuestro trabajo muestra la importancia de visualizar los complejos flujos de agua para comprender el origen de la eficiencia de la propulsión. En este caso, el nadador obtiene empuje de su patada hacia abajo debido a los vórtices y el flujo del chorro a su paso», ha comentado Hideki Takagi, autor principal del estudio.
Para los autores, los hallazgos de este estudio podrían ofrecer información más allá del movimiento humano o animal. Tal y como ha argumentado Hirofumi Shimojo, “este trabajo puede ayudarnos a comprender las estelas creadas por otras formas de propulsión submarina, incluidas las que impulsan barcos y submarinos, y lograr crear nuevas formas de desplazamiento para artefactos humanos”.
