Un grupo de científicos ha logrado desarrollar una estructura diminuta en forma de muelle que es capaz de eliminar microplásticos en apenas ocho horas. De este modo pretenden poner su grano de arena ante un problema de contaminación que afecta a todo el planeta



Los plásticos y microplásticos se han convertido en un verdadero quebradero de cabeza. Su enorme resistencia les ha permitido introducirse en los cursos del agua y viajar por todo el mundo, contaminando playas, océanos e, incluso, el interior de los seres vivos. Por ello, los esfuerzos para retirar este material y mitigar su impacto en el medio ambiente se han vuelto imperativo durante los últimos años.
En este contexto, un equipo de científicos australianos ha desarrollado unos muelles de muy reducido tamaño capaces de descomponer las partículas de plástico que contaminan las aguas de todo el mundo, según un artículo publicado en la revista Matter.
«Los microplásticos absorben contaminantes orgánicos y metal a medida que se mueven en el agua, y liberan esas sustancias dañinas a los organismos acuáticos que los comen, con lo cual, los plásticos se acumulan en toda la cadena alimenticia», ha señalado Shaobin Wang, de la Universidad de Adelaida, en Australia.
En concreto, este invento ha sido focalizado para eliminar los microplásticos, partículas o residuos fruto de la erosión y descomposición de los plásticos de mayor tamaño por la fuerza del mar y exposición a la luz solar. Estos tienen un tamaño menor a cinco milímetros y también pueden ser encontrados en los productos cosméticos, como las productos exfoliantes.
Más del 80 % de la basura que va a dar a los océanos se genera en tierra y uno de los contribuyentes mayores en esta contaminación es el plástico, una sustancia fabricada para que dure y que no se degrada biológicamente de manera significativa.
«Se han encontrado microplásticos en moluscos, peces y aves marinas, y la resistencia a la ingestión puede llevar al hambre y la muerte tanto de esos organismos como de sus predadores en la red alimenticia de los sistemas marinos y terrestres», han añadido.
Para poder descomponer estos materiales, los investigadores han necesitado generar químicos de corta duración, llamados especies reactivas al oxígeno, que inician reacciones en cadena que trizan las moléculas largas de los microplásticos en segmentos pequeños e inocuos que se disuelven en el agua.
Sin embargo, a través de este proceso se genera un problema: a menudo, las especies reactivas al oxígeno se producen usando metales pesados, como el hierro o el cobalto, que son por sí mismos contaminantes peligrosos.
La solución a este inconveniente la han encontrado a través de unos nanotubos de carbono recubiertos con nitrógeno que ayudan en la generación de especies reactivas al oxígeno. Estas estructuras, que tienen forma de muelles, son capaces de eliminar una fracción significativa de microplásticos en apenas ocho horas.
Según el artículo, la forma contornada de los tubos aumenta la estabilidad y maximiza la superficie reactiva y, con la inclusión de una pequeña cantidad de manganeso lejos de la superficie de los nanotubos para impedir su paso al agua, los pequeños resortes se tornan magnéticos.
«El que los nanotubos sean magnéticos es muy bueno porque hace más fácil recolectarlos de los cursos reales de aguas servidas para usarlos otra vez en el remedio ambiental», ha indicado Xiaoguang Duan, un ingeniero químico que participó en el proyecto.
