Las mujeres investigadoras y sanitarias están teniendo un papel destacado frente a la pandemia del coronavirus. El Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia de este año quiere destacar su labor, imprescindible para el futuro de la humanidad



La crisis sanitaria provocada por la COVID-19 ha permitido demostrar, nuevamente, el crucial papel de las mujeres investigadoras en los diferentes frentes de la lucha contra la pandemia. Sanitarias y científicas se han situado en primera línea para sumar esfuerzos contra el virus, para investigar y desarrollar vacunas y tratamientos, y de hecho, actualmente el 70% del personal que trabaja en el sector sanitario y de asistencia social son mujeres. Esta situación ha situado a las mujeres en el centro de la respuesta a la COVID-19, aun cuando, en demasiadas ocasiones, siguen subrepresentadas en muchos ámbitos de toma de decisiones o elaboración de estrategias.
Esta situación ha llevado a que este año, el Día Mundial de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra cada 11 de febrero, se centre en el tema «Las mujeres científicas, líderes en la lucha contra COVID-19«, y que con motivo del mismo, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), haya organizado un evento virtual que reunirá a expertas de diferentes partes del mundo que trabajan en la lucha contra la pandemia.
Así en este día se destacará el papel de mujeres como Özlem Türeci, fundadora de la empresa BioNTech, que desarrolló la primera vacuna aprobada contra la COVID-19 que utiliza ARN; Katalin Karikó, desarrolladora del uso de ARN mensajero sintético para luchar contra la enfermedad, y cuyo descubrimiento es la base de las nuevas vacunas; Anika Chebrolu, joven de 14 años que identificó una molécula clave que se une selectivamente a la proteína de la espícula del virus SARS-CoV-2, y puede inhibir su capacidad para infectar a las personas; Megs Shah y Fairuz Ahmed, creadoras de una aplicación que presta ayuda a mujeres y niñas víctimas de violencia durante los periodos de confinamiento; o Ramida Juengpaisal, creadora de una plataforma de datos abiertos que reúne toda la información disponible sobre el virus y ayuda a detener la difusión de información falsa.
Un ODS por cumplir
Con el fin de lograr el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia de mujeres y las niñas, y para lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas (ODS5), la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió proclamar en 2016 (resolución A/RES/70/212 ) el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
La ciencia y la igualdad de género son vitales para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y de hecho, en los últimos 15 años, la comunidad internacional ha hecho un gran esfuerzo para inspirar y promover la participación de las mujeres y las niñas en la ciencia.
Pese a ello, y a pesar de que la participación de las mujeres en las carreras de grado superior ha aumentado enormemente, la brecha de género en los sectores de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM) aún persiste en todo el mundo.
En la actualidad, menos del 30% de los investigadores en todo el mundo son mujeres, y según datos de la UNESCO, solo alrededor del 30% de todas las estudiantes escogen estudios superiores dentro del campo de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y matemáticas. Concretamente, a nivel global, la matrícula de estudiantes femeninas es particularmente baja en el campo de la tecnología de la información y las comunicaciones (TIC), con un 3%; ciencias naturales, matemáticas y estadísticas, con un 5%, y en ingeniería, manufactura y construcción, con un 8%.
Agua, mujeres y ciencia
La relación entre ciencia y mujer guarda también una estrecha relación con el agua, y es que el primer condicionante que encontramos viene determinado por la diferencia entre contar o no con acceso a agua limpia y saneamiento. Para conseguir la incorporación de las mujeres a una educación que les permita optar por la ciencia, el acceso al agua es el primer requisito para que esto se produzca, y lamentablemente, en países en desarrollo, es habitual que las niñas tengan que abandonar la escuela para acudir a una fuente de agua de la que recoger el recurso para poder llevarla a sus hogares, al no contar con abastecimiento de agua potable, lo que les acaba impidiendo el acceso a una educación superior, y por tanto, su desarrollo dentro del campo de la ciencia.
Asimismo, el agua ha sido tradicionalmente un sector muy masculinizado, en parte por esa poca presencia femenina en carreras científicas y de ingeniería y tecnología, tan vinculadas al sector. No obstante, en los últimos años se ha producido un crecimiento de la contratación de mujeres técnicas e ingenieras en las empresas dedicadas al ciclo de agua urbano, aunque por el momento, las mujeres son únicamente el 19% de los trabajadores del sector.
Paralelamente, numerosos estudios apuntan a que el aumento de la presencia femenina en el sector del agua supone mejoras sustanciales en el liderazgo, la transparencia y a sostenibilidad de los recursos hídricos. Es más, un estudio llevado a cabo por el Banco Mundial en el que se evaluaron 121 proyectos de abastecimiento de agua concluyó que los proyectos que involucraron activamente a las mujeres resultaron ser de seis a siete veces más efectivos que aquellos que no lo hicieron.
En definitiva, el futuro necesita de la ciencia y la ciencia necesitan incorporar la inteligencia y el talento de la mitad de la población. Sin duda, el conocimiento avanzará más con el esfuerzo de todas y todos.
