Científicos de la Universidad de Buffalo y de la NASA han desarrollado un concepto de nave espacial totalmente diferente a cualquier otro, inspirados en el movimiento de las rayas del mar. Gracias a las “alas” de la nave, el crucero podría surcar la intensa atmósfera de Venus, así como permanecer en el planeta durante largos periodos



“El espacio, la última frontera”. Hace más de 50 años de aquella mítica frase y, desde ese momento, tanto la tripulación de la icónica Enterprise como la humanidad no han parado de explorar el universo en busca de todos sus secretos. Sin embargo, y a diferencia de la famosa serie de televisión, los actuales humanos no contamos con una tecnología que nos permita movernos con facilidad por todos los mundos conocidos y por descubrir, aunque tampoco está del todo alejada.
El ejemplo reside en la última investigación llevada a cabo por la Universidad de Buffalo y la NASA, en la que ambas instituciones han logrado concebir una sonda inusual con la que se podría explorar Venus como nunca se había hecho.
Se trata del proyecto BREEZE (Bio-inspired Ray for Extreme Environments and Zonal Explorations), uno de los 12 conceptos que han sido seleccionados por la NASA para su programa de Conceptos avanzados innovadores (NIAC) que financia tecnologías espaciales innovadoras en etapa temprana.


En concreto, los investigadores del proyecto BREZEE imaginaron el concepto de una nave espacial basado en el movimiento de las rayas del mar. Gracias a este diseño, “se podría obtener un uso eficiente de los fuertes vientos en la atmósfera superior del planeta, al tiempo que se proporciona a los científicos un control incomparable del vehículo”, según los investigadores.
“Nos hemos basado en lo que nos ofrece la naturaleza, concretamente en las rayas de mar, para maximizar la eficiencia del vuelo. El diseño obtenido nos permitirá un grado de control hasta ahora inalcanzable para una nave espacial que estaría sujeta a fuertes vientos zonales y meridionales en el planeta «, ha comentado el investigador principal del proyecto, Javid Bayandor, profesor asociado de departamento de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial en la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas.
Por su parte, la NASA ha explicado que alas en forma de raya del BREEZE resultarían ser un sistema de tensión interna que proporcionaría la capacidad de lograr empuje, control, estabilidad, elevación adicional y compresión mecánica requerida para el control activo de flotabilidad.
Además del movimiento, los científicos han concebido el diseño para que la nave pueda circunnavegar Venus cada cuatro o seis días. Esto sería posible gracias a los paneles solares que irían montados en las alas y que se cargarían cada dos o tres días en el lado del planeta iluminado por el sol.
Una tecnología futura
La parte de Venus donde no llegan los rayos solares ha intrigado a los científicos durante años debido a sus prolongados períodos de oscuridad. Esto se debe porque a Venus le lleva más tiempo rotar sobre su eje (243 días) que a orbitar el sol (225 días), lo que hace que un día sea más largo que un año. Eso significa que grandes porciones del planeta están envueltas en la oscuridad y son considerablemente diferentes al lado soleado.Para Javid Bayandor, estas son unas características muy significantes ya que permiten al planeta alcanzar hasta los 480 grados centígrados en las regiones de solana, así como espesas nubes de ácido sulfúrico.
No obstante, y a pesar de que las condiciones de Venus son inusuales, esta tecnología podría usarse para poder explorar otros planetas del sistema solar, como Titán, e, incluso, las regiones subacuáticas de la Tierra.
