La NASA ha anunciado el éxito de una misión donde unas pequeñas naves espaciales impulsadas por agua han salvado una distancia de nueve kilómetros para encontrarse. Este hito abre la puerta a futuras misiones espaciales en las que el principal combustible sea el agua



El pasado 20 de julio, el ser humano conmemoró la llegada del hombre a la Luna. En aquella hazaña, cuatro astronautas se subieron a bordo de la Saturno V, una estructura de 3.000 toneladas que necesitó más de 1.000.000 de litros de combustible para poder completar la misión. Una cantidad astronómica que, gracias a un reciente avance, se podrá reducir con ayuda de un elemento más abundante en la Tierra: el agua.
Los CubeSat son estructuras de 10cm x 10cm x 10cm de tamaño aproximado, aunque las hay más grandes, que poseen un peso de alrededor de un kilo y medio
La última proeza de estas naves tuvo lugar durante meses de junio y julio en la órbita de la Tierra. Allí, una CubeSat se comunicó con otra compañera para que acortasen la distancia de nueve kilómetros que las separaban. Entonces, la segunda activó su propulsor y comenzó a expulsar el contenido almacenado en los tanques que, en ambas naves, estaban repletos de agua.
Durante esta maniobra propulsora, los propulsores convirtieron el agua en vapor para impulsar las naves espaciales hasta que, finalmente, estas dos diminutas naves se encontraron en el espacio.
Para Roger Hunter, gerente del programa de Tecnología de Pequeñas Naves Espaciales, este hito “ayudará en la investigación de tecnologías avanzadas que permitirán un uso mayor y más extendido de pequeñas naves espaciales dentro y más allá de la órbita de la Tierra”.


La demostración se diseñó con una serie de salvaguardas para garantizar que solo pudiera llevarse a cabo una maniobra autorizada y planificada previamente. Si bien fue coreografiado por operadores humanos en tierra, la demostración muestra que es posible planificar una serie de maniobras propulsoras con procesamiento a bordo y ejecutarlas conjuntamente por un grupo de pequeñas naves espaciales.
«El equipo de OCSD está muy contento de continuar demostrando nuevas capacidades técnicas como parte de esta misión extendida, más de un año y medio después del despliegue», dijo en un comunicado Darren Rowen, director del Departamento de Pequeños Satélites de The Aerospace Corporation. «Es emocionante pensar en las posibilidades habilitadas con respecto al espacio profundo, organizando autónomamente enjambres de pequeñas naves espaciales».
Mason Peck es un investigador de la Universidad de Cornell que tiene como misión poner en órbita un CubeSat que esté propulsado por agua.
Para el experto, el hecho de utilizar agua puede proporcionar unas ventajas esenciales con respecto a sus rivales más convencionales.
El primero de ellos es que el agua puede llegar a ser un combustible más estable. Introducir combustible en un pequeño volumen y masa significa que incluso el más mínimo problema puede tener consecuencias desastrosas, como vimos con la reciente explosión del cohete SpaceX. El agua puede resolver este problema.
Lo segundo es porque, de acuerdo con la NASA, el agua es relativamente abundante en el universo, por lo que se podrán recorrer grandes distancias sin depender de encontrar puntos de abastecimientos en los que dispongan del combustible exacto de nuestra nave.
