Partículas de contaminación atmosférica: tan pequeñas y lesivas como el coronavirus

Partículas de contaminación atmosférica: tan pequeñas y lesivas como el coronavirus

Partículas de contaminación atmosférica: tan pequeñas y lesivas como el coronavirus

Con un tamaño de 0,1 a 0,5 micras, el coronavirus es más pequeño que un glóbulo rojo o una bacteria, pero no mucho más que otro elemento dañino para nuestra salud: las partículas finas producidas por la combustión de los coches o los incendios forestales. Una infografía permite apreciarlo


Pedro Cáceres | Director adjunto
Madrid | 6 noviembre, 2020


¿Qué tamaño tiene el coronavirus? ¿Cuál es su proporción relativa respecto a objetos cuyo calibre sí podemos apreciar a simple vista, como un cabello humano, un grano de sal o uno de arena?

La web Visual Capitalist ha confeccionado una impactante infografía que permite hacerse una idea de ello.

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La ilustración ayuda a visualizar que algunos de los enemigos a los que nos enfrentamos son de tamaño minúsculo, microscópicos, como el virus SARS-CoV-2 que produce la Covid-19. Pero otros peligros también lo son, como es el caso de las partículas finas que respiramos todos los días en el aire contaminado de las ciudades y que ocasionan cientos de miles de muertes prematuras cada año en el mundo.

De hecho, para organismos como la Agencia Europea de Medio Ambiente o la Organización Mundial de la Salud, la polución atmosférica es uno de los grandes retos sanitarios que abordan los entornos urbanos en la actualidad.

En ese sentido, esta misma semana se publicaba una investigación de la Universidad de Harvard que muestra una asociación directa entre respirar aire polucionado con partículas finas y una mayor letalidad del coronavirus.

Unidades para medir lo pequeño

Una micra, micrón o micrómetro es la unidad básica de medida para tamaños pequeños. Una micra equivale a la milésima parte de un milímetro, es decir 0,001 mm. Por debajo de las micras se usa el nanómetro, que vuelve a ser la milésima parte de una micra, o la millonésima parte de un milímetro 0,000001 mm.

Para entender la capacidad que tienen las partículas finas de penetrar en nuestros pulmones basta ver la infografía que acompaña estas páginas.

 

Un cabello humano tiene un calibre de hasta 180 micras, y es un objeto lo suficientemente grande como para que podamos verlo a simple vista. Por su parte, los granos de sal o de arena se mueven en tamaños de 60 a 90 micras, tamaños también al alcance de nuestra visión

En general, y aunque depende de la agudeza de cada persona, se estima que el límite de nuestra percepción visual está en torno a las 40 micras. Por debajo de eso, las cosas se escapan a nuestros ojos.

Ilustración del virus SARS-CoV-2, el coronavirus que produce la Covid-19, visto al microscopio. | Crédito: Dotted Yeti

La cuestión es que el tamaño importa no solo para la percepción, sino también para las barreras de defensa de nuestro organismo. Una partícula debe ser menor a 10 micras para que pueda penetrar de forma profunda en el tracto respiratorio.

Los granos de arena o sal son lo bastante grandes todavía para apreciarlos a simple vista y, también, para que nuestro cuerpo los bloquee y no entren a nuestros pulmones explica Carmen Ang en Visual Capitalist.

“Una partícula debe ser menor a 10 micras para que pueda penetrar de forma profunda en el tracto respiratorio”

Las partículas más pequeñas, sin embargo, pueden deslizarse más fácilmente. Es lo que ocurre con las llamadas partículas, como las PM2,5, que son fruto de la combustión de los coches a motor y del desgaste de neumáticos y frenos. Estas partículas finas tienen una gran capacidad de penetración. De hecho, son inferiores en tamaño a algunas de las células de nuestro cuerpo, como los glóbulos rojos.

Su grosor es tan ínfimo que nuestro cuerpo no puede filtrarlas y quedan alojadas en los alveolos pulmonares. Lo mismo ocurre con partículas todavía menores, como las producidas en los incendios forestales, que con tamaños de hasta 0,4 micras llegan a ser del tamaño de un virus. Hablamos de tamaños ínfimos, pues un virus es una cosa minúscula, hasta 100 veces más pequeño que una bacteria, que ya es de por sí un organismo unicelular que solo puede observarse con microscopio óptico.

Ilustración del virus del Zika visto al microscopio. | Crédito: Dotted Yeti
Ilustración del virus del Zika visto al microscopio. | Crédito: Dotted Yeti

Los virus son tan pequeños, de hecho, que tienen que explorarse con microscopio electrónico. De hecho, su descubrimiento fue más tardío que el de las bacterias para la ciencia porque los instrumentos ópticos de principios de siglo XX no tenían la agudeza suficiente para captarlos.

El virus el virus SARS-CoV-2 que produce la Covid-19 tiene un tamaño de 0,1 micras, o 100 nanómetros. En el mundo de los virus es relativamente pequeño en tamaño, pero los hay todavía menores.

El fago T4 o bacteriófago T4, un virus que ataca a las bacterias de Escherichia coli y puede generar enfermedades intestinales, tiene un tamaño de 0,2 micras, es decir, unos 200 nanómetros.

Por su parte, el virus del Zika (ZIKV), del género Flavivirus, mide 0,045 micras, es decir, 45 nanómetros.

¿Qué son las partículas PM2,5 y PM10?

Las partículas finas PM2,5 y PM10 son materiales en suspensión producidos de forma natural o por la actividad humana, como la combustión de motores o el desgaste de materiales de freno y neumáticos de vehículos, y son de un tamaño minúsculo. Tienen un grosor de 2,5 y 10 micrómetros o micras, es decir, la milésima parte de un milímetro. Su ínfimo grosor -varias veces más finas que un cabello humano- les permite llegar hasta el fondo de los alveolos pulmonares.

El estandar fijado por la UE, más restrictivo que el recomendado por la OMS, es de 25 up/metro cúbico para partículas finas. Pero el estudio de Science parece mostrar que el aumento de solo 1 punto de los 25 aumenta un 11% la tasa de mortalidad de la Covid-19.

Otro de los problemas para la salud derivados del tráfico es el dióxido de nitrógeno (NO2) un gas que se produce tanto por causas naturales como antropogénicas. La exposición a largo plazo al NO2 puede causar un amplio espectro de problemas de salud graves, como hipertensión, diabetes, enfermedades cardíacas y cardiovasculares e incluso la muerte.

 



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