Una investigación ha descubierto que la unión entre nanopartículas de quitina, extraídas de las cáscaras del cangrejo azul, y el alginato, un compuesto que se encuentra en las algas, es capaz de producir una fibra fuerte, flexible y con cualidades antimicrobianas



¿Os imagináis una tirita capaz de curar una herida por si sola o un gorro que combata la calvicie? En principio parece ciencia ficción, pero lo cierto es que están más cerca de nosotros de lo que podemos pensar y todo gracias a un invento desarrollado con compuestos naturales.
En concreto, se trata de un nuevo tipo de fibra elaborada a partir de una combinación de nanopartículas de quitina, extraídas de las cáscaras del cangrejo azul, y alginato, un compuesto que se encuentra en las algas. El resultado es un producto biológico resistente, antimicrobiano y bioactivo, según la investigación publicada en la revista ACS Sustainable Chemistry & Engineering.
“Esta fibra tiene un gran potencial para servir como base para material quirúrgico y para fabricar almohadillas que traten heridas o quemaduras. Además, también se conoce que las nanopartículas de quitina son antimicrobianas y bioactivas que han demostrado ser de ayuda contra la calvicie”, detalla el profesor Orlando Rojas, del equipo de Materiales y coloides de base biológica (BiCMat) de la Universidad de Aalto, en Finlandia.
Según el docente, todo empezó cuando los investigadores trataron de hacer una fibra que combinara las propiedades de la quitina, conocida por sus propiedades antimicrobianas, y el alginato de algas marinas, que forma fuertes geles.
El primero de ellos se obtuvo moliendo y purificando las cáscaras del cangrejo, mientras que el alginato se adquirió a través de una disolución de las algas en agua.
Una vez con los compuestos de la mano, los investigadores, a través de la fuerte interacción entre ambos compuestos, descubrieron que, cuando una solución de alginato entra en contacto con una suspensión de nanofibras de quitina, el alginato se envuelve alrededor de las nanopartículas de quitina, formando fibrillas que se alinean en paralelo a medida que el hilo se estira hacia arriba.
Además, observaron que, al modificar ciertas concentraciones y variables en ambos compuestos, se podrían adquirir hilos con distintas características, como ser más fuertes o flexibles.
Ahora, el siguiente paso de los expertos es investigar la escalabilidad del hallazgo después de demostrar que los hilos se pueden formar de manera continuada con diferentes técnicas de obtención tal y como comenta Orlando Rojas.
