La bicicleta, ¿el mejor método de movilidad tras el confinamiento?

La bicicleta, ¿el mejor método de movilidad tras el confinamiento?

Francia está estudiando cómo fomentar el uso de la bicicleta cuando comience la salida del confinamiento, una idea a la que se ha sumado la ministra Teresa Ribera, ya que esta forma de movilidad puede ayudar a mantener el distanciamiento social en el transporte


¿Cómo se recuperará la movilidad en las grandes aglomeraciones tras la salida del confinamiento? Esta es una de las cientos de preguntas que plantea una situación tan inédita como la cuarentena general que está viviendo casi un tercio de la población mundial a causa del coronavirus. La posibilidad de volver a los trenes abarrotados y los grandes atascos a primera hora de la mañana de un día laborable no parece asumible, teniendo en cuenta la alta trasmisibilidad que ha demostrado hasta ahora la COVID-19. Pero la solución puede ser extraordinariamente simple: fomentar el uso de la bicicleta.

Al menos, esa es la fórmula que se va a desplegar en Francia a partir del 11 de mayo, día a partir del cual el presidente, Emmanuel Macron, ha asegurado que se va a levantar progresivamente el confinamiento. La lógica detrás de esta estrategia es clara: cuando la gente empiece a poder salir de sus casas, habrá un rechazo colectivo del transporte público. Pero aunque no queramos tomar el metro o el autobús para ir a trabajar por temor al contagio, los ciudadanos tendrán que poder desplazarse igualmente y el coche no puede ser la solución si se quiere evitar una subida enorme de la congestión y la contaminación urbana.

Aquí es cuando hace su aparación la bicicleta, cuyo uso está en aumento en el país galo y ha demostrado, durante las últimas huelgas de transporte público, sobre todo en la región parisina, que podría convertirse en una alternativa viable, principalmente para para viajes cortos. Y estamos hablando de un sistema que además de ser económico, y por tanto fácilmente extensible a toda la población, es ecológico.

Según explica el político ecologista Pierre Serne, al que el ministerio de Transición Ecológica francés ha encargado la supervisión del proyecto, será necesario «introducir cambios en la organización de la movilidad en las ciudades y mejorar la capacidad y extensión de las pistas ciclables». Serne apunta al diario Le Parisien que a partir de mayo podríamos ver algunos de los famosos bulevares parisinos como masivas pistas ciclistas en pleno centro, donde los vehículos de motor serían prohibidos provisionalmente a favor de la bicicleta. Para lograrlo, el ministerio ya ha solicitado que se eliminen todos los obstáculos legales o administrativos.

Ribera también quiere bicicleta

Apenas unas horas después de que se conociera que Francia estaba estudiando esta medida, la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, aseguró vía Twitter que en España también se intentará fomentar el uso de la bicicleta cuando se empiece a levantar el confinamiento. La vicepresidenta cuarta pedirá a sus equipos de clima y de calidad del aire estudiar medidas para implantar el uso de estos vehículos personales como principal medio de transporte, ya que considera que el coronavirus supone también «una gran oportunidad en el marco de una movilidad distinta».

Para ello, eso sí, deberá coordinar la respuesta con los ministerios de Interior, que tiene la competencia sobre el código de circulación, y con el ministerio de Movilidad, Transportes y Agenda Urbana, que tras la última remodelación ministerial acumula la mayoría de potestades estatales en materia de movilidad. Pero sobre todo deberá contar con la colaboración de los ayuntamientos, que son los que tienen la capacidad y la competencia para diseñar e implementar pistas ciclables u otras soluciones para fomentar el transporte en bicicleta, a través de las ordenanzas municipales.

«Para que se produzca este cambio, es necesario habilitar de la forma más rapida posible espacios seguros, para que los usuarios no acostumbrados se sientan capaces de usar la bicicleta sin miedo a los coches», asegura a Adrián Fernández, responsable de movilidad de Greenpeace, que explica que el índice de uso de la bicicleta en España sigue siendo bajo, pero que sube por encima del 5% en aquellas ciudades que cuentan con redes ciclistas seguras.

Fernández considera que «si no se hace nada, bajará el uso del transporte público y subirá el del coche, lo que tendrá consecuencias muy negativas como el aumento de la contaminación y la congestión urbana». Una idea que comparte la coordinadora de asociaciones y colectivos ciclistas ConBici, que argumenta en un comunicado que «la bicicleta se posiciona como una aliada en las medidas de prevención de la transmisión del coronavirus» y recuerda que los niveles de contaminación son también «un factor crítico en la transmisión del virus». 

¿Un problema cultural?

Más allá de los planes de Francia y España, en muchos países europeos ya se está fomentando el uso de bicicleta como medio de transporte que permite el distanciamiento social e incluso se está dando facilidades a los ciclistas para que puedan circular con mayor libertad. En Alemania, Bélgica, Reino Unido o Países Bajos se promueve el uso de la bicicleta como método de movilidad frente al transporte público para tratar de evitar al máximo los contagios.

Muchas ciudades alemanas, como Berlín o Leipzig, están rediseñando las vías urbanas para crear carriles bici el doble de grandes que permitan un mayor tráfico ciclista. También se están creando vías ciclables en calles donde antes no existían, usando tan sólo algo de pintura y mucha planificación. Inicialmente, estas pistas se mantendrán mientras dure el bloqueo provocado por el Covid-19, ya que los ciclistas exigen más espacio para distanciarse físicamente en sus viajes al trabajo. Pero muchos de estos carriles «temporales» podrían convertirse en permantentes, según reconocen los propios ayuntamientos.

En España, a pesar de que la declaración del estado de alarma recoge en su artículo 7 que «se permitirá la circulación de vehículos particulares por las vías de uso público», entre los que está la bicicleta, para la realización de las actividades consideradas esenciales, se ha adoptado un enfoque contrario al de los alemanes u holandeses. Estas últimas semanas, no ha sido extraño encontrar en redes sociales casos de ciclistas multados o amonestados verbalmente por ir a trabajar o hacer la compra. Algo difícil de entender si se tiene en cuenta que la Abogacía del Estado ha explicitado que se deben considerar las bicicletas como «medio de transporte habitual y no como elemento de ocio».

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Estación de ‘bike sharing’ en Madrid, que ha prohibido el uso de BiciMad por el coronavirus.

Además, en urbes tan importantes como Madrid, Barcelona y Zaragoza los servicios de bicicleta compartida han quedado suspendidos. Todo lo contrario de lo que ocurre en lugares como Milán, una de las ciudades más golpeadas, donde el servicio de bike sharing ha sido reforzado. O en Nueva York, donde el alcalde Bill De Blasio ha pedido a la población que vaya «en bicicleta o andando al trabajo, a ser posible», para evitar contagios.

Miguel Andrés, responsable de movilidad de la asociación Pedalibre considera que, a pesar de estos reveses iniciales, la crisis del coronavirus puede «sentar las bases para un nuevo modelo de movilidad», con mucho más protagonismo de la bicicleta. Por ahora, y más allá de las intenciones de Ribera, ya hay ciudades españolas, como Vitoria, que están promoviendo su uso para evitar contagios e incluso el ministerio de Sanidad y la propia DGT recomiendan con mensajes oficiales que las bicicletas son «una buena opción para desplazarte si tienes que hacerlo».

Esta tardanza se explica, según Andrés, porque en España existen «prejuicios culturales» hacia la bicicleta, que se ve más como instrumento para hacer deporte o disfrutar de su tiempo de ocio que como medio de transporte. Quizás esta pandemia permita un cambio de paradigma que potencie el uso de este vehículo de dos ruedas, una transformación en la movilidad que sin duda ayudaría en la transición ecológica que las sociedades europeas tienen todavía pendiente.



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