Un estudio publicado en British Medical Journal atribuye una mayor presencia de ozono troposférico en el aire de las ciudades con un aumento de la mortalidad. Este gas, dañino para el sistema respiratorio, se genera a nivel del suelo por las reacciones químicas que sufren los gases de combustión de los automóviles



Más de 6.000 muertes en todo el mundo podrían evitarse cada año si los países aprobasen normas de calidad del aire más estrictas, acordes con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), según un macroestudio publicado por la prestigiosa revista científica British Medical Journey (BMJ).
El estudio es una colaboración internacional entre científicos de Sudáfrica, China, Australia, Japón, Europa y Estados Unidos, en la que han participado también investigadores del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudio del Agua (IDAEA) de Barcelona, del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología Salud Pública (Ciberesp) y de la Universidad Pablo de Olavide.
Los autores han estudiado la relación entre el ozono atmosférico y la salud humana. El ozono (O3) es una molécula formada por tres átomos de oxígeno. Es conocido popularmente porque la capa que rodea a la Tierra, a gran altitud, es un filtro contra los rayos ultravioleta y su debilitamiento causa el conocido agujero de ozono. Sin embargo, el papel protector que tiene el ozono estratosférico se transmuta en dañino cuando su presencia es a nivel del suelo. Se trata de un gas muy reactivo que afecta especialmente al sistema respiratorio humano.
¿Cómo se forma el ozono troposférico?
Los NOx y los COV son generados por los motores de explosión. La luz tiene un papel fundamental en la reacción de estos gases y la liberación de ozono, por lo que es habitual que en ciudades con mucho tráfico y de tiempo soleado o en verano aumente la presencia de este contaminante ambiental.
Actualmente, los umbrales de calidad del aire (medidos en microgramos por metro cúbico de aire ambiente) oscilan entre los 100 μg/m3 que recomienda la OMS, los 120 de la Unión Europea, los 140 de Estados Unidos y los 160 de China.
El estudio publicado en BMJ argumenta que el 80% de la población mundial en las zonas urbanas está expuesta a niveles de contaminación del aire superiores a los límites aconsejados por la OMS.
Estudios anteriores ya habían relacionado ozono a nivel del suelo y mortalidad, pero las diferencias en el diseño y la calidad de los estudios hacían difícil sacar conclusiones coherentes cada región, explican los autores.
Datos incompletos de países
Para salvar la cuestión, este trabajo ha analizado las muertes y la información ambiental (meteorología y niveles de contaminantes atmosféricos) de 406 ciudades de 20 países, entre 1985 y 2015, incluyendo datos de 48 capitales de provincia de España.
Utilizando datos de la Red de Investigación Cooperativa de Múltiples Ciudades y Países, los científicos extrajeron los niveles medios diarios de ozono, la temperatura y la humedad relativa de cada lugar para estimar el número diario de muertes atribuibles a la contaminación por ozono.
Te puede interesar
Los investigadores reconocen que este es un estudio, que emplea extrapolaciones estadísticas, tiene sus limitaciones. Matizan los autores, por ejempolo, que no todos los países ofrecieron datos homogéneos y unas zonas como América del Sur, África y el Oriente Medio no están representadas o no fueron evaluadas, aspectos que pueden haber afectado a la exactitud de las estimaciones del estudio.
No obstante, los investigadores advierten de que aunque los resultados no sean exactos, el estudio prueba que la mortalidad relacionada con el ozono «podría reducirse potencialmente con normas de calidad del aire más estrictas». Además, aplicar medidas para reducir la contaminación por ozono tendría «beneficios adicionales para la salud, incluso en las regiones que cumplen las normas y directrices reglamentarias actuales», añaden los investigadores.
