Meaques Retamares: un corredor verde entre la ciudad y el campo

Meaques Retamares: un corredor verde entre la ciudad y el campo

Meaques Retamares: un corredor verde entre la ciudad y el campo

El Entorno Meaques Retamares es un descampado pegado a Madrid en el que hay un humedal y un monte mediterráneo que empieza a recuperarse. Por ahora, lo cuida especialmente un colectivo de vecinos para los que la infancia transcurrió entre el metro y la vida silvestre


Analía Iglesias
Madrid | 28 octubre, 2022


Es como salir por la puerta de la cocina de una vivienda para ir al patio trasero. Esta casa, que es Madrid, podría tener la puerta principal en la Plaza de Castilla, estar rodeada de jardín en el oeste (Parque del Oeste-Casa de Campo) y, tras sus grandes y pobladas estancias de ladrillo, tener una puerta de servicio, estrecha, en el sudoeste, que se abre al gran patio en el que el verdor poco transitado se une con el de los jardines más visitados.

Esa es la imagen mental que podría hacerse un ciudadano de la capital de España al asomarse al entorno Meaques Retamares, un trozo importante de naturaleza que establece el límite de la gran ciudad con el municipio de Pozuelo de Alarcón.

Desconocida para muchos, esta zona de unas 800 hectáreas (que cubre terrenos del Ministerio de Defensa y del ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón) abarca aproximadamente desde la carretera nacional 5 hasta la carretera de Boadilla del Monte y desde la M-40 a la Avenida de los Poblados y contiene ecosistemas valiosos para cualquier urbe actual.

Entre ellos, destacan un humedal –donde confluyen los arroyos Meaques y Valchico– y un retamar que anticipa el bosque de encinas. Junto a ese paraje natural, se levanta, a un lado, la Ciudad de la Imagen y, al otro, el conjunto de edificios de la colonia Gran Capitán, así como los largos muros de los cuarteles. Antes, la zona era conocida como la Dehesa de los Carabancheles, según nos informa el portavoz del colectivo Entorno Meaques Retamares, José Antonio Esteban.

Dos zorros fotografiados en el entorno Meaques Retamares, junto a la ciudad de Madrid. | FOTO: Leandro Rivasés
Dos zorros fotografiados en el entorno Meaques Retamares, junto a la ciudad de Madrid. | FOTO: Leandro Rivasés

«La fauna entra y sale de la ciudad a la sierra por este corredor, incluso sorteando las infraestructuras que lo dificultan»

Es un gran terreno sin construir, pegado a la ciudad, que constituye el hábitat de numerosas especies de flora y fauna autóctonas –algunas de ellas protegidas– y que estuvo cerrado a los ciudadanos hasta hace unas décadas, afectado a tareas del Ministerio de Defensa, pero que, durante los confinamientos de la pandemia, fue redescubierto por los vecinos, cuando pudieron salir a caminar.

Paseando por el lugar, se constata que los conejos corretean sin obstáculos, de aquí para allá, lo cual significa que, necesariamente, atraen a predadores. “El conejo es la base de alimentación de gran variedad de fauna”, sostiene Esteban. De ahí que por el lugar deambulen, libres, ejemplares de zorro, meloncillo, jineta, turón, águila real, búho chico, búho real, gavilán, azor, milano negro, milano real, según la enumeración del ambientalista.

Los niños de Félix Rodríguez de la Fuente

Esteban tiene una memoria más lejana del lugar, por lo que recuerda que tanto él como una parte de los vecinos implicados actualmente en el colectivo del Entorno crecieron junto a esa manifestación privilegiada de la naturaleza, en contacto con animalillos silvestres, y que, por influencia de los programas de televisión de Félix Rodríguez de la Fuente, comenzaron a prestarles especial atención.

Esteban imagina, asimismo, que en aquella dehesa que fue el lugar hace siglos, los encinares podrían haberse empezado a degradar porque los árboles se cortaban para obtener leña y por la necesidad de transformar esos terrenos en campos de cultivo de cereales, a lo que siguieron unos largos años de pasos de vehículos pesados, utilizados en maniobras militares. “Ahora que ya no entran vehículos, junto al Ventorro del Cano y a la M-40 ya hay un encinar incipiente, que necesita unas décadas para volver a convertirse en bosque”, comenta, con esperanzas, el vecino que lidera el espacio desde el que se proponen las tareas de reforestación y los voluntariados de limpieza.

Vecinos de visita en el Entorno Meaques Retamares, junto a Madrid
Vecinos de visita en el Entorno Meaques Retamares, junto a Madrid. | FOTO: José María Nieto

Hasta ahora hemos plantado ya unos 12.500 árboles de especies autóctonas. Además, intentamos sensibilizar y divulgar los valores de la fauna y la flora que hay aquí, sobre todo, a través de las redes sociales. También colocamos cajas-nido y hemos contribuido con anillamientos de aves, en colaboración con SEO/BirdLife”, explica Esteban. El foco, en cuanto a flora, está puesto en especies singulares como quejigos, alcornoques, saúcos y olmos resistentes a las plagas.

Contra las invasiones

Estos vecinos y colaboradores que empezaron a movilizarse, hace algo más una década, frente a ciertos proyectos urbanísticos que podían tener un gran impacto ambiental, se ocupan de alertar a las administraciones sobre los cambios que allí registran, desde la primera línea de acción.

Ahora están pendientes, sin ir más lejos, de la expansión de una planta acuática invasora, la Ludwigia grandiforme, que hace que el humedal parezca una pradera verde verdísima, pero que, en realidad, impide que la luz del sol pase hacia el fondo del agua y perjudica a las especies acuáticas, porque les quita oxígeno y nutrientes.

Las torres de Madrid se dejan ver desde el Entorno Meaques Retamares. | FOTO: Ramón Benito Romo
Las torres de Madrid se dejan ver desde el Entorno Meaques Retamares. | FOTO: Ramón Benito Romo

«Entre los ecosistemas del Entorno Meaques Retamares, destacan un humedal y un retamar que anticipa el bosque de encinas»

A ellos les preguntamos por qué creen que el Entorno Meaques-Retamares o parte del mismo debería estar amparado por alguna figura de protección de la biodiversidad. Esteban responde: “Hoy, la Casa de Campo está rodeada de edificios y solamente tiene dos salidas permeables; una es la que va al Pardo y la otra es esta”.

Se trataría, pues, de preservar este pulmón, que funciona como un saludable corredor ecológico para Madrid, “entre la Casa de Campo y el Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama”, según manifiesta el ambientalista.

Algo que, de hecho, constatan desde la asociación, ya que “la fauna sale por este corredor”, incluso sorteando las infraestructuras que lo dificultan (es el caso de algunas rotondas, por debajo de las cuales se cuelan los mamíferos). En su criterio, “los pájaros tienen menos problemas, algo que certifican las garzas, que comen tanto en el Meaques como en el Manzanares”.

Voluntarios colocan cajas nido en el Entorno Meaques Manzanares, junto a Madrid.
Voluntarios colocan cajas nido en el Entorno Meaques Manzanares, junto a Madrid.

Entre los proyectos que dan optimismo, Esteban cita el Arco Verde de la Comunidad de Madrid (contempla vías pecuarias, entre ellas, la de la Cañada Real) y el del Bosque Metropolitano del Ayuntamiento de Madrid, que salvaría una buena porción de este espacio de naturaleza.

Por parte de la ciudadanía, ya no caben dudas: la gente respeta cada día un poquito más la salud de estos pulmones de la ciudad, según constatan sus vecinos más activos. No parecen expresar nostalgia sino voluntad de transmisión: “De niños, salíamos de casa y estábamos corriendo por el campo”, en palabras de José Antonio Esteban.


Para saber más se puede visitar la página de Facebook Entorno Meaques Retamares


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