La fase de Alto Nivel de la COP25 ha comenzado con las declaraciones iniciales de las partes que participan en esta cumbre. Más de 100 discursos en siete horas que continuarán mañana y que evidencian los lentos pero necesarios mecanismos consensuales de la ONU



Una campanita. Ese ha sido el sonido predominante del inicio de la fase de Alto Nivel de la 25ª edición de la Conferencia de las Partes de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25). El agudo timbre sonaba cada vez que uno de los representantes sobrepasaba los tres minutos reglamentarios de los discursos, y seguía sonando impasible mientras era ignorado sistemáticamente por cada uno de los conferenciantes.
Para cada uno de ellos, era su momento de gloria, la única oportunidad que tendrán de hablar en público, de explicar al mundo las consecuencias que tiene el cambio climático en sus países y los esfuerzos de adaptación y mitigación que están haciendo. Carolina Schmidt, ministra de Medio Ambiente de Chile y presidenta de esta COP25, lo intentó en vano al inaugurar la sesión: “Por favor, las declaraciones de las partes deben de ser tan concisas y breves como sea posible”. Prácticamente nadie le hizo caso, si no contamos excepciones como los representantes de Noruega o Letonia, que parecían haber practicado cronómetro en mano.
Harrison Ford critica la falta de valor de Donald Trump


El actor estadounidense Harrison Ford ha intervenido en la cumbre del clima de Madrid para reprochar al Gobierno de Donald Trump su “falta de valentía” en la lucha contra el cambio climático, después de que en 2017 anunciara la retirada de Estados Unidos de los Acuerdos de París.
“No estamos aquí para debatir los hechos. Ya sabemos qué hacer. Conocemos los hechos. Lo que necesitamos ahora es el valor para actuar“, ha señalado Harrison Ford, que ha intervenido en un acto en US Climate Action Center del movimiento #WeAreStillIn en la Cumbre del Clima de Madrid (COP25). Más información
En total, más de 100 discursos en siete horas de sesión, tres por la mañana y cuatro por la tarde. Mañana, hablarán otros tantos, hasta completar las más de 200 partes, entre países y organizaciones supranacionales, que componen la UNFCCC. Un inicio lento, que es sin embargo el único mecanismo del que dispone el ser humano para poder frenar el cambio climático.
Como avisaban las principales ONG ambientales al inicio de esta COP: “Es exasperantemente lento, pero es necesario. Se están gestando cambios irreversibles, por lo que es un mecanismo que hay que cuidar y engrasar para que funcione mejor, pero no cuestionarlo”. La Asamblea General de la ONU y las instituciones derivadas como la UNFCCC funcionan por consensos, y sobre la base de que cada país es igual al otro: Tuvalu y China están en pie de igualdad, como naciones soberanas.
Esto provoca largos procesos protocolarios como el actual, donde cada país tiene derecho a hablar y lo usa. Pero también es la gran fuente de legitimidad del sistema: todos las partes han tenido espacio para expresar su opinión y explicar ante la comunidad internacional que ellos también son parte activa de la solución. De esta manera, los discursos dan paso a los compromisos concretos, que deberán cristalizar de aquí al final de la semana.
Injusticia climática
Evidentemente, al tratarse de discursos públicos que pueden ser leídos en su integridad por cualquiera, todas las partes aprovechan este momento inaugural para vender las políticas que han implementado para luchar contra el cambio climático. Pero también es la oportunidad para muchos pequeños países, que sufren especialmente el cambio climático, y pueden denunciar frente al mundo la situación límite que viven en sus zonas. Denuncias que se hacen en los seis idiomas oficiales de las Naciones Unidas: el árabe, el chino, el español, el francés, el inglés y el ruso.
Por eso, esta fase de Alto Nivel ha comenzado con los discursos de los jefes de Estado y Gobierno de algunas de las islas del Pacífico más amenazadas por el cambio climático. Kiribati, Tuvalu, Tonga, Fiji… Archipiélagos de connotaciones paradisíacas que ven su misma existencia amenazada por los fenómenos climáticos extremos como ciclones y huracanes, sin contar con las más que probable subida del nivel de mar.


El representante de Bahamas, uno de los países más afectados por el calentamiento global, ha sido especialmente elocuente. “No hay ambición aquí. La ciencia nos enseña lo que hay que hacer, pero no nos enseña ética. Y la ética debería ser también muy clara: lo único que podemos hacer es cambiar ya, reducir emisiones ya”, ha lanzado desafiante Romauld Ferreira, ministro de Medio Ambiente. “Nuestro país está en primera línea de fuego de un cambio climático que no empezamos y al que casi no contribuimos”, ha añadido.
Este ha sido uno de los puntos comunes de los discursos: la injusticia del cambio climático, que afecta sobre todo a países en vías de desarrollo que casi no han contribuido a su emergencia. Hay 134 de los casi 200 países que conforman la ONU que están incluidos en el grupo de los 77 [el número de estados que lo fundaron en los años 60] que une a todas las naciones fuera del primer mundo. Y este foro es una gran ocasión para recordar lo obvio: ellos no han causado el problema y ellos no debería cargar sobre sus espaldas las mismas responsabilidades.
El presidente de esta alianza, el ministro de Asuntos Exteriores de Palestina, Riad Malki, lo ha resumido a la perfección durante su intervención: «Necesitamos más apoyo para los países en desarrollo. Hace falta un enfoque más ambicioso, que tenga en cuenta las desigualdades y donde los países desarrollados cumplan de verdad su parte”. Malki ha recordado que representa a cuatro de cada cinco habitantes del mundo y ha lamentado que países como Estados Unidos “hayan dado la espalda de forma cínica a sus responsabilidades”.
Grandes contaminantes y buenas palabras
Efectivamente, entre los ministros ausentes en el tramo de Alto Nivel llama la atención que no acudan los de Estados Unidos, Rusia y China, tres países que tampoco enviaron mandatarios a la sesión de jefes de Estado y de Gobierno que tuvo lugar el pasado 2 de diciembre.
Aunque China y Estados Unidos no hablaron este martes, si lo hizo Rusia, a través del asesor presidencial Ruslan Edelgeriev. El discurso llamó la atención por su similitud con el de otros países desarrollados: hizo una lista de las políticas ambientales de su Gobierno, expresó “la grave preocupación del presidente Putin por el cambio climático” e incluso se permitió urgir a las partes a que tuvieran “una mayor ambición a la hora de llegar a un acuerdo vinculante para todos”. Las emisiones de gases de efecto invernadero de Rusia representan un 4,6% del total y han crecido a un ritmo de 1% anual desde 2014.


Entre medias, los discursos llamando a una mayor ambición se sucedieron entre más sonidos de campanas que movimiento general y aplausos. Algunos intentaban dar golpes de efecto sacando diagramas o incluso bolsas de plástico recuperadas del mar (Perú). Pero, tras el descanso para comer, la mayoría de los asientos de la Asamblea estaban vacíos y las ovaciones, entusiastas al principio (sobre todo tras la pequeña intervención inaugural del cantante Alejandro Sanz, un detalle curioso de esta COP) han ido languideciendo a lo largo del día, entre proyectos concretos de lucha contra contra el cambio climático y buenas palabras.
Pero, tras esta maratón discursiva, tocará ponerse manos a la obra: el tiempo se agota para desarrollar el artículo 6 del Acuerdo de París, el único que falta por cerrar del documento acordado en 2015 y que tiene una importancia enorme al regular los mercados de carbono.


A pesar de la ausencia de figuras relevantes del Gobierno estadounidense, la oposición demócrata de EEUU si se ha querido hacer ver en la COP25. Michael Bloomberg, exalcalde de Nueva York y candidato a las primarias demócratas, ha recalcado este martes 10 de diciembre que Estados Unidos seguirá luchando contra el cambio climático.
«La razón por la que estoy aquí es muy sencilla. Estoy porque el presidente Trump no está. Porque su administración rechaza luchar contra el cambio climático y nosotros tenemos que hacer el trabajo», ha asegurado Bloomberg en un acto del Pacto Mundial de Alcaldes por el Clima y la Energía.
