En una negociación llena de escollos, los océanos han sido el primer punto de encuentro en la Cumbre del Clima en Madrid. Por primera vez se incluiría las aguas marinas en las estrategias formales de mitigación y adaptación al cambio climático



Las negociaciones de la XXV Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU para el Cambio Climático (COP25), presidida por Chile, avanza y retrocede a trompicones. A falta de un día para su -inicial- clausura, los principales escollos pasan por el aumento del compromiso y la financiación.
Sin embargo, parece que, de momento, los únicos avances más firmes hasta el momento y que reúnen los mayores consensos de cara a estar incluidos en el texto final de las conclusiones de la Cumbre son los centrados en los océanos. Precisamente, esta ha sido llamada por Chile la COP «azul», ante acuerdo extendido entre las partes de un necesario aumento en su protección.
En concreto, fuentes directas de la negociación y observadores relacionados con ONG, han explicado a Europa Press que, de forma provisional el texto de la Convención Marco que salga de esta cumbre de Madrid podría «reconocer» por primera vez la crítica importancia de los océanos como una «parte integral del sistema climático de la Tierra» tanto en los diálogos formales de la mitigación y la adaptación que se desarrollarán en el encuentro de junio de 2020 en Bonn (Alemania) del Órgano subsidiario de asesoramiento científico y tecnológico (SBSTA, por sus siglas en inglés).
Los expertos consideran que el reconocimiento en la COP25 de la importancia de los océanos ayudará significativamente a la ambición climática global
Mientras, el texto final se negocia, lo que de momento se ha adoptado podría representar un «positivo, mínimo primer paso para integrar el océano en el proceso de la COP, que tristemente ha sido aplazada hasta ahora«, según consideran expertos de la organización One Ocean.
Así, con «todas las cautelas» celebran que el borrador de por fin un papel central a los océanos en la crisis climática y desean que esto figure en el comunicado final de la UNFCCC en la COP25.
Más ambición
El asesor senior de Ciencia Marina y Conservación del Programa Polar Marino y Global de la UICN, Dan Laffoley, reclama a los Gobiernos que deben actuar con la mayor ambición posible para recortar emisiones y para reducir todos factores que estresan el océano para evitar quedarse sin «una de las mayores armas» para luchar contra este desequilibrio «catastrófico» para la civilización.
Sin embargo, Parmentier ha advertido que en estas negociaciones multilaterales de la Cumbre «nada está acordado hasta que todo está acordado» porque las decisiones en estos casos han de adoptarse con la unanimidad de casi 200 países.
Así, ha comparado las negociaciones climáticas con «bailar un tango», con avances adelante y atrás y ha destacado el papel que en estos casos juegan los facilitadores. Respecto a la facilitación de España, ha elogiado el papel que está desarrollando Teresa Ribera junto a su homólogo de Singapur para lograr desatascar las negociaciones.
Escollos
Más allá de estos aparentes consensos en materia de océanos, los principales escollos en estos momentos son el acordar, en resumen, las decisiones relacionadas con el coste económico que conlleva la lucha contra la emergencia climática global y según otras fuentes de la negociación aseguran que las cosas «no van bien».
El grupo de India, China, Brasil y Sudáfrica ha pedido más apoyo para los países en desarrollo igual que otros países como Bangladesh, que reclaman «financiación» y mayor asunción de la responsabilidad de los países más desarrollados como causantes de la crisis climática actual. De hecho, estos y otros países se han quejado de un «desequilibrio en las negociaciones», más enfocadas a desarrollar el Acuerdo de París que a evaluar y cumplir con los compromisos anteriores a la firma del mismo en 2015.
Entre ellos, figuran mecanismos de compensación como el Fondo Verde por el Clima, que aún no alcanza la dotación prevista de 100.000 millones de dólares anuales; otras vías de financiación de la mitigación y ayudas para la adaptación e incluso para los casos de territorios, por ejemplo las pequeñas islas, que no podrán ni siquiera adaptarse a las consecuencias del cambio climático porque simplemente desaparecerán.