Cerca de 300 millones de niños respiran aire tóxico, unos 17 millones de ellos menores de un año, por residir en lugares que exceden en hasta seis veces los límites fijados por la Organización Mundial de la Salud como recomendables para la salud



La crisis climática es una crisis de los derechos del niño. Sin embargo, actualmente, la mayoría de las contribuciones determinadas a nivel nacional establecidas por los estados miembros de Naciones Unidas no mencionan a los niños o jóvenes.
Además el cambio climático se ceba con los más pequeños que son los que más acusan las inundaciones y sequías derivadas del cambio climático y soportan el 90% de la carga de las enfermedades climáticas, según ha destacado hoy el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) con motivo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25) que se celebra en Madrid.
Cinco niños y jóvenes activistas climáticos de Costa Rica, México, Noruega, España y Zimbabue; representantes gubernamentales de Chile, Costa Rica, Perú y España; Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos; la presidenta de The Elders Mary Robinson; y representantes de UNICEF y del Movimiento Juvenil por el Clima (YOUNGO) han analizado el impacto del clima en los menores de todo el mundo.
La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ha defendido que los jóvenes «tienen el derecho» de participar en la toma de decisiones que afectan al cambio climático.
«Los jóvenes han estado a la vanguardia de esta lucha de una manera pacífica, superando obstáculos. La lucha por la acción climática urgente es una lucha por los derechos humanos», ha señalado Bachelet.
Las consecuencias de la crisis climática golpean sobre todo a los niños y amenazan con revertir los avances logrados en las últimas décadas en la protección de sus derechos a menos que haya una mayor inversión en soluciones para los más vulnerables, ha alertado el asesor sobre cambio climático de la agencia de la ONU, Gautam Narasimhan.
«Desde huracanes pasando por sequías e inundaciones hasta los incendios forestales, las consecuencias de la crisis climática están a nuestro alrededor, afectando sobre todo a los niños y amenazando su salud, educación, protección y mera supervivencia«, advierte.
Además, añade, «los niños son actores esenciales en la respuesta a la crisis climática«.
Por ello, defiende Narashimhan, «les debemos el poner todo nuestro empeño detrás de soluciones que sabemos que pueden marcar la diferencia, como reducir la vulnerabilidad ante desastres, mejorar la gestión de los recursos de agua y garantizar que el desarrollo económico no ocurre a costa de la sostenibilidad medioambiental».


Según UNICEF, unos 503 millones de niños viven en la actualidad en zonas con un riesgo extremo de inundaciones debido a condiciones meteorológicas extremas como ciclones, huracanes y tormentas, así como a la subida del nivel del mar.
Para mitigarlo, la agencia de la ONU apuesta por invertir en la reducción del riesgo de desastres mediante sistemas de alerta temprana por ejemplo.
Otros 160 millones de niños viven en zonas de con altos niveles de sequía y se espera que para 2040 uno de cada cuatro niños en el mundo viva en zonas en situación de grave estrés hídrico.
En la actualidad, resalta UNICEF, ya existen tecnologías que gestionan el agua pero hace falta una mayor inversión en técnicas que permitan localizar mejor, extraer y gestionar de forma sostenible este recurso.
Asimismo, la agencia de la ONU llama la atención sobre el impacto que este tipo de desastres tienen en las niñas, muchas de las cuales se ven obligadas a abandonar la escuela y a matrimonios tempranos, así como son víctimas de tráfico de personas, explotación sexual y abusos.
«Educar a las niñas aumenta su concienciación sobre la crisis climática y forja su resiliencia y capacidad para hacer frente a estos impactos«, sostiene la agencia humanitaria.
Enfermedades climáticas
Por otra parte, casi el 90% de la carga de enfermedades atribuibles al cambio climático la representan los menores de cinco años.
La contaminación del aire contribuye cada año a la muerte de unos 600.000 menores de cinco años debido a neumonía y otros problemas respiratorios
Sin embargo, la mejora en las capacidades de predicción sumada al apoyo a los trabajadores y sistemas de salud permite localizar la prevalencia de enfermedades con mayor precisión y predecir e incluso perturbar las vías y mecanismos de transición, sostiene la agencia de la ONU.
Según UNICEF, unos 300 millones de niños respiran aire tóxico, unos 17 millones de ellos menores de un año. Estos menores residen en lugares que exceden en hasta seis veces los límites fijados por la Organización Mundial de la Salud y como resultado de ello su salud y su desarrollo se ven perjudicados.
Para enfrentar este problema y mejorar la salud de millones de personas, apuesta por fuentes de energía más limpias y renovables, acceso a un transporte público asequible, más espacios verdes en las zonas urbanas y una mejor gestión de los desechos que impida la quema al aire libre de químicos peligrosos.


Durante el evento se ha lanzado una una Declaración Intergubernamental sobre Niños, Jóvenes y Acción Climática, que insta a los estados miembros a comprometerse a acelerar la acción climática inclusiva que responda a los niños como parte de sus contribuciones determinadas a nivel nacional, incluidas medidas para mejorar la participación de los jóvenes en la toma de decisiones.
Hasta el momento nueve países ha firmado la Declaración sobre los niños,niñas, jóvenes y la Acción Climática, que refleja las prioridades identificadas por la juventud del planeta.
Chile, Costa Rica, Fiji, Luxemburgo, Mónaco, Nigeria, Perú y España, son los países que ya se han comprometido a poner a niños, niñas y jóvenes en el centro de sus políticas para mitigar el cambio climático.