China y Estados Unidos, el primer y segundo país que más contaminan la atmósfera con carbono, han alcanzado un acuerdo para cooperar en materia climática en la próxima década con un nuevo pacto que ha insuflado de optimismo a las negociaciones de cierre de la COP26



Con el final de la COP26 ya en el horizonte, los negociadores se esfuerzan por lograr un acuerdo de mínimos que permita obtener un resultado tangible de Glasgow, algo harto complicado si tenemos en cuenta que hay que poner de acuerdo en un texto común a más de 190 países. Sin embargo, esta cumbre acaba de ofrecer un acuerdo de inesperado que sí puede ser muy importante para la lucha climática a medio y largo plazo: el anuncio conjunto de una alianza entre China y Estados Unidos, primer y segundo país que más CO2 emiten, para cooperar en la búsqueda de la neutralidad de carbono.
Las dos grandes potencias, enfrascadas en una lucha de poder que por ahora ya está teniendo repercusiones en las relaciones comerciales mundiales, han decidido enterrar el hacha de guerra, aunque solo sea para combatir el calentamiento global. Y lo han hecho a través de una declaración conjunta en la que se comprometen a «reforzar la acción climática en la década de 2020 (…) para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París«, de limitar el avance de las temperaturas a final de siglo por debajo de los 2 grados centígrados y a intentar que no sobrepasen los 1,5 ºC.
En concreto, Washington y Pekín reconocen «la urgencia y gravedad de la crisis climática» y se comprometen «de manera individual, conjunta y con otros países durante esta década decisiva, de acuerdo con las diferentes circunstancias nacionales», a trabajar para evitar los «efectos catastróficos» de la crisis. Mencionan además diferentes áreas en las que trabajar, desde el despliegue de energías renovables y tecnologías limpias, al recorte de emisiones de metano, la lucha contra la deforestación ilegal o el fomento de la economía circular.
«Las dos mayores economías del mundo han acordado trabajar juntas», declaró en rueda de prensa el enviado especial para el clima de Estados Unidos, John Kerry. Para ello, los dos países reactivarán un grupo de trabajo que “se reunirá regularmente para abordar la crisis climática y avanzar en el proceso multilateral, enfocándose en mejorar las acciones concretas en esta década”, según se puede leer en la declaración conjunta.
Aunque el acuerdo no es demasiado concreto y habrá que esperar a su desarrollo para saber cómo de profunda va a ser la cooperación entre estos dos rivales, el anuncio sí ha servido para dar un vuelco a la recta final de las negociaciones de la COP26. Primero porque suma a los esfuerzos a China, que hasta ahora había mantenido perfil bajo en la COP26, y segundo porque señala como objetivo acelerar la descarbonización en la presente década, a corto plazo, como senda para desprenderse del CO2 a mitad de siglo.
En el camino de París
El optimismo está, en cierta medida, justificado. Al fin y al cabo, el acuerdo bilateral entre Estados Unidos y China en 2014 fue decisivo a la hora de dar un gran impulso a la creación del histórico acuerdo de París al año siguiente, pero esa cooperación se detuvo con la administración Trump, por lo que el hecho de que los mayores contaminantes vuelvan a trabajar juntos ya supone una gran noticia en sí. Sin embargo, algunos expertos han señalado que la declaración no contiene casi ningún compromiso concreto que signifique reducir significativamente los gases que atrapan el calor y la mayoría duda que vaya a tener un gran impacto en el resultado final de esta COP.
A pesar de esta falta de concreción, el avance ha sido aplaudido con fuerza por la comunidad internacional. La declaración ya ha sido muy bien recibida por el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, y el vicepresidente de la Comisión Europea para el Pacto Verde, Frans Timmermans, que lo consideran una «buena señal». «Doy la bienvenida al acuerdo de hoy entre China y los EEUU de trabajar juntos para llevar a cabo una Acción Climática más ambiciosa en esta década. Hacer frente a la crisis climática requiere la colaboración y la solidaridad internacionales, y este es un paso importante en la dirección correcta», ha asegurado el máximo responsable de la ONU.


«Buenas noticias de que Estados Unidos y China han encontrado puntos en común sobre el clima. Este es un desafío que trasciende la política», declaró por su parte en Twitter el vicepresidente de la Comisión Europea para el Pacto Verde, Frans Timmermans. Sin embargo, ahora toca hacer que este histórico pacto se note en los resultados de la COP26, para el que la presidencia británica ya ha presentado un nuevo borrador de acuerdo sobre el que trabajar hasta el viernes.
El texto, que insta a los países a presentar en 2022 compromisos renovados para 2030, no cita sin embargo expresamente el petróleo y el gas. «Hay ganas de llegar a un acuerdo», ha comentado a EFE sobre el borrador una fuente de la negociación, que cree que se avanzará en algunos aspectos pero será difícil lograr un compromiso en la financiación.
