¿Qué esperan los países más vulnerables de la COP26?

¿Qué esperan los países más vulnerables de la COP26?

Los países en desarrollo son también los países más vulnerables a la crisis climática. Por este motivo la COP26 se les presenta como una oportunidad de exigir como iguales planes climáticos que no solo estén enfocados a mitigar las emisiones y sus efectos, sino también hacia una transición justa que no les deje aún más atrás


La última gran negociación climática antes de la vigesimosexta Conferencia de las Partes (COP26) se saldó, como enunció la activista Greta Thunberg, con muchas palabras y pocas acciones. Tan solo se volvió a insistir en que se necesita limitar nuestro calentamiento por debajo de los 1,5 grados Celsius y que el consenso para conseguirlo existe.

De no lograr ese objetivo, las últimas proyecciones del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) prevén un mundo totalmente distinto al que conocemos para finales del presente siglo, con un aumento de temperatura media global de 2,7°C. Pero no solo eso ya que advierten también de un incremento generalizado de los eventos extremos climáticos y una redistribución del ciclo hidrológico que, en esencia, afectará en mayor medida a las regiones más pobres del mundo.

En virtud del Acuerdo de París, 113 Partes -la mayoría regiones en desarrollo- presentaron 86 planes de Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) que tienen como objetivo reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 12% en 2030 en comparación con 2010. Del mismo modo, 70 de esas Partes también indicaron objetivos de neutralidad de carbono a mediados de siglo que podrían reducir un 26% las emisiones para el 2030.

Para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se trata de un paso importante para cumplir con las directrices marcadas por el IPCC, pero de nuevo se encuentran con un muro: los planes del mundo más desarrollado. En este sentido, la ONU recuerda que teniendo en consideración las NDC de estas partes, las emisiones aumentarán un 16% para el 2030.

Los gases de efecto invernadero son la causa de la crisis climática

Para Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la división de cambio climático de la ONU, esta situación muestra lo importante que es realmente la cuestión de brindar apoyo a los países en desarrollo: “Necesitamos alcanzar el pico de emisiones lo antes posible antes de 2030 y ayudar a los países en desarrollo a desarrollar la resiliencia climática”, señaló Patricia durante la presentación de las nuevas NDC.

Así pues, de cara a la COP26, los países más vulnerables insisten en incrementar la ambición climática, una responsabilidad que según el Instituto de Recursos Mundiales (WRI), debe caer en los países del G20, que representan el 75% de las emisiones mundiales de GEI. Si alinean sus objetivos con los de la Agenda 2030 y consiguen la neutralidad climática en el 2050, un análisis del WRI establece que las temperaturas mundiales podrían estabilizarse en un umbral de 1,7°C.

Aun con todo, aunque se lograse sembrar esa ambición y conseguir los objetivos climáticos, no hay que olvidar que los efectos de este fenómeno mundial son prolongados, por lo que los países en vías de desarrollo necesitarán obligatoriamente unos recursos que no tienen para implementar sus respectivos planes climáticos y de adaptación para este nuevo escenario marcado también por la pandemia. Por ello, en la COP26 se tratará de abordar esta línea para salir de la Conferencia con un acuerdo más sólido.

En la actualidad, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estima que movilizaron 79,6 mil millones de dólares en financiamiento climático total en 2019, quedando lejos de la promesa de los 100 mil millones propuestos para el 2020 y que no se alcanzaron.

“Las naciones en desarrollo y vulnerables ya dependen en gran medida de la financiación climática disponible para llevar a cabo acciones climáticas ambiciosas y resilientes. Para las comunidades paralizadas por deudas y agobiadas por los esfuerzos de recuperación de la pandemia, la incapacidad de acceder a la financiación climática agrava la herida. Hacer que la financiación climática sea más accesible para la COP26 es fundamental para la ambición climática”, declara el WRI.

Los pueblos indígenas actúan como guardianes de la naturaleza

En este sentido, en la Conferencia de las Partes de noviembre, se espera que los países desarrollados aumenten su ambición y pongan sobre la mesa un plan que alcance los 500 mil millones de dólares para el 2024, así como sentar las bases de una nueva estrategia financiera posterior al periodo del 2025.

Además de la mitigación, en esta COP26 los países en desarrollo esperan que se tenga en mayor consideración los planes de seguimiento y financiación para la adaptación al representar, según el WRI, el 25% del financiamiento climático total de los países desarrollados a los países en desarrollo.

En este apartado, se espera que en la COP26 se siga avanzando el Objetivo Global de Adaptación (GGA), que se presenta como un componente clave del Acuerdo de París que tiene como objetivo mejorar la capacidad de adaptación, fortalecer la resiliencia y reducir la vulnerabilidad al cambio climático.

Del mismo modo, también se espera que se fortaleza la Red de Santiago sobre Pérdidas y Daños (SNLD), nacida en la COP25 y que tiene como finalidad catalizar asistencia técnica de organizaciones y expertos a los países vulnerables para que puedan hacer frente a las pérdidas y daños causados por el cambio climático. Se trató de una de las peticiones más demandadas por los estados insulares en la pasada COP pero que, hasta ahora, el único progreso tangible ha sido la creación de un portal web.

Como guinda del pastel, se espera que la COP26 consolide el mecanismo de utilización de resultados de mitigación de transferencia internacional para cumplir con las contribuciones determinadas a nivel nacional, o lo que es lo mismo, que se establezcan unas reglas firmes para los mercados de carbono. Para el WRI, solo de esta manera se incentivará a no socavar la ambición, garantizar la integridad ambiental y proporcionar mayor apoyo financiero.

La COP25 iba ser la reunión en la que se alcanzase este acuerdo y el miedo porque las buenas intenciones COP26 caiga en el mismo saco roto es palpable. Sin embargo, las voces que apuntan hacia una cumbre que actúe como “punto de inflexión” son cada vez más numerosas. Glasgow tendrá la última palabra.


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