La Agencia Estatal de Meteorología en colaboración con el Instituto de Salud Carlos III trabaja en sistemas de modelización que permitan establecer alertas tempranas en futuras oleadas de coronavirus a partir de factores medioambientales. De momento ya se constata que al COVID19 le gusta el frío y que a menor temperatura, aumenta su incidencia



El estudio de la influencia de variables meteorológicas en la incidencia y propagación de la enfermedad COVID-19 y del virus SARS-CoV-2 en España constatan que el coronavirus se desarrolla mejor a menor temperatura.
Esta es la principal conclusión preliminar extraída del proyecto que desarrollan la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y el Instituto de Salud Carlos III que a lo largo de los próximos doce meses establecerán sistemas de modelización para poder lanzar alertas tempranas a partir de variables medioambientales como la temperatura, la humedad, el índice ultravioleta o la intrusión de polvo sahariano.
Según ha explicado el director del proyecto por la parte de AEMET, Fernando Belda a El Ágora, en el análisis de las temperaturas han detectado un patrón que se repite durante el período analizado, desde el 26 de marzo hasta el 11 de abril que apunta que a menor temperatura promedio, mayor incidencia, en consonancia con lo obtenido en otras investigaciones internacionales.
Belda insiste en que estamos en un momento muy preliminar del proyecto, “primero porque es un virus muy desconocido tanto desde el punto de vista sanitario como ambiental y de momento solo hemos empezado a analizar un componente predecible y medible como la temperatura”.
Hasta ahora había estudios internacionales que corroboran esta hipótesis preliminar que nos llevan a suponer una cierta estacionalidad del virus, no obstante, «es una conclusión más de sentido común que constatada científicamente por el desconocimiento que tenemos de este coronavirus», afirma Belda.
«En los próximos meses iremos introduciendo otras variables que también influirán en el comportamiento del virus. Por ejemplo la humedad, que es el siguiente parámetro que analizaremos. Aunque es más compleja de analizar porque hay que basarse en humedad absoluta (cantidad de vapor de agua en el aire), ya hemos visto que influye porque en las áreas costeras donde se presume más humedad oscila menos la temperatura y aún así se constata que al coronavirus le favorece el frío», explica.
«El virús no desaparecerá en verano»
Esto no quiere decir que en verano vaya a desaparecer el virus, ya que habrá factores sociales, más interrelación y contacto entre personas compensarán el impacto de mayores temperaturas, afirma Belda.
En cuanto a la estacionalidad del virus por semejanza a otros patrones de virus como la gripe aún es pronto pero el otoño será un momento importante para comprobar el comportamiento de este COVID SARS2.
El director del proyecto espera que después de doce meses de análisis con distintas variables meteorológicas y ambientales, incluso regionalizando por ciudades los sistemas de modelización, se pueda establecer un mecanismo de alertas tempranas a través de Meteoalert que permitan anticipar las medidas sanitarias y sociales necesarias para combatir la enfermedad.
“La conjunción de clima y salud será el sustento de un proyecto de gran alcance estatal para modelizar y generar sistemas de alerta temprana complementario a los sistemas de vigilancia epidemiológica”. Un mecanismo similar al que AEMET tiene establecido para anticipar las alertas en caso de DANAS o lluvias torrenciales que tantas vidas ha salvado el último año.
En los resultados preliminares del trabajo conjunto entre AEMET y ISCIII en los que se comparó el índice de incidencia acumulado en los últimos 14 días -definido como número de contagios nuevos diarios por cada 100.000 habitantes- con la temperatura promedio correspondiente al mismo período por Comunidad Autónoma indican la existencia de una correlación negativa entre ambos; es decir, a menor temperatura promedio, mayor incidencia.
Humedad del aire y contaminación atmosférica
Investigaciones recientes en relación a la propagación de la enfermedad COVID-19 y el virus SAR-COV-2 indican que también la humedad del aire pueden incidir en la propagación y transmisión de la enfermedad, principalmente en el sentido de que las altas temperaturas y la alta humedad reducen significativamente la transmisión y propagación del virus; por lo que la llegada de la temporada primaveral en el hemisferio Norte podría reducir efectivamente la transmisión de COVID-19.
Estudios internacionales avalan que las altas temperaturas y la alta humedad reducen significativamente la transmisión y propagación del virus
A nivel estatal, AEMET y ISCIII siguen trabajando conjuntamente y los resultados permitirán investigar con mayor especificidad sobre el impacto de estos factores ambientales en la incidencia y propagación de la enfermedad COVID-19 a través de otras variables en salud, tales como ingresos hospitalarios, ingresos en UCI y mortalidad, mejorando la identificación de zonas de riesgo en tiempo real a nivel provincial, y diseñar estrategias de diagnóstico y prevención para la gestión de medidas de actuación adecuadas desde el ámbito de la salud pública.