Pedro Sánchez ha anunciado un calendario de desescalada por fases y sin fechas, una estrategia que diferencia a España del resto de grandes países europeos, que han aportado más concreción. Repasamos los planes de Italia, Francia, Alemania, Portugal y Reino Unido



España comenzará el próximo lunes 4 de mayo la desescalada del confinamiento impuesto por la crisis del coronavirus. Pero esta es la única fecha que parece definitiva dentro del plan anunciado este martes por Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno ha dado luz verde a un calendario de desconfinamiento sin fechas, una innovación que aleja la estrategia española de la adoptada por otros países europeos, que han preferido concretar más los diferentes hitos de la vuelta a la normalidad para evitar el caos, aún a riesgo de tener que alterar las fechas elegidas si se observan repuntes en la pandemia.
Es cierto que cada país ha vivido la pandemia de una forma particular y los planes de confinamiento han sido bastante diferentes según el territorio. Mientras que en España, Italia o Francia el número de contagiados y fallecidos ha sido alto, en Portugal, que tiene la menor letalidad del continente, o Alemania, que goza del mayor porcentaje de curados, la situación es sustancialmente distinta. El único caso aparte es el de Reino Unido, que apostó al principio por una estrategia laxa frente al coronavirus y dio posteriormente un giro de 180 grados, lo que le sitúa más lejos de la desescalada.
A pesar de estas disparidades, la estabilización de la curva de contagios parece ser la tónica en buena parte de Europa, lo que justifica que las grandes economías del Viejo Continente apuesten por un gradual y progresivo camino hacia una «nueva normalidad«, que significará usar masivamente medidas de protección como las mascarillas hasta que esté disponible la vacuna. Pero, sobre todo, en el desconfinamiento habrá que estar atentos a los datos de contagios: cualquier repunte podría tener como consecuencia la vuelta al punto de partida.
Lo que parece claro es que, en el caso español, la desescalada está llena de preguntas. En la comparecencia de este martes, Sánchez no ha conseguido despejar todas las incógnitas que asaltan a los ciudadanos sobre el denominado «Plan para la Transición hacia una nueva normalidad». En teoría, las medidas irán siendo concretadas progresivamente por el ministerio de Sanidad, aunque la casuística es enorme. A modo de comparación y de posible guía para el futuro, repasamos a continuación cómo han elaborado sus estrategias de confinamiento los grandes países de nuestro entorno europeo.
Italia
El país transalpino, primer foco europeo de la pandemia de coronavirus, contabiliza ya más de 26.000 fallecidos y casi 200.000 casos de contagio. Aún así, la pendiente de la curva se ha relajado mucho en las últimas semanas, por lo que el Gobierno empezará a relajar las estrictas medidas de confinamiento que ha impuesto a la población para contener la enfermedad a partir del próximo 4 de mayo, al igual que lo hará España. El plan italiano también se divide en fases pero, al contrario que el español, si aporta fechas concretas para que los diferentes sectores económicos, muy afectados por el parón, puedan prepararse adecuadamente para la vuelta a la normalidad.
El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, dio este domingo el pistoletazo de salida a la denominada “fase dos” de la contención de la pandemia, que incluirá a partir del 4 de mayo la reanudación de la actividad industrial, de la construcción y la venta al por mayor. Si todo va como está previsto, el comercio minorista abrirá sus puertas el 18 de mayo, al igual que museos y bibliotecas, mientras que bares y restaurantes tendrán que esperar al 1 de junio.


El plan se dirige al conjunto del territorio nacional, a pesar de la distinta incidencia que ha tenido el virus en el país, ya que las regiones del norte se encuentran mucho más afectadas que las del sur. Eso sí, al igual que en España, el movimiento entre una región y otra estará muy limitado hasta que mejoren las tasas de contagios. Se incluirán también importantes excepciones a la libre circulación, como la cuarentena obligatoria de todas las personas que tengan temperatura superior a 37,5 grados.
Lo que sí permite el Gobierno italiano desde el próximo lunes es las visitas a familiares, respetando medidas de seguridad y vigilando que no se produzcan masificaciones. Este es uno de los aspectos que más dudas ha despertado entre la población española, ya que Sánchez no pudo aclarar este martes en qué fase del plan se permitirán visitas a otros domicilios ni que tipo de limitaciones se cotemplan.
Francia
El país galo registra 165.977 contagiados totales y más de 23.000 fallecidos, lo que le sitúa junto a España e Italia entre las peores tasas de mortalidad de Europa, aunque también está logrando doblegar la curva. El presidente francés, Emmanuel Macron, aseguró en una locución televisada hace un par de semanas que la desescalada arrancaría el lunes 11 de mayo, aunque el Gobierno ha ido concretando posteriormente cuales serán las fases y fechas concretas del desconfinamiento.
En cualquier caso, hasta el momento los franceses podían hacer lo que los españoles podremos empezar a hacer ahora: pasear a los niños y salir a hacer ejercicio durante una hora. Pero, a partir del 11 de mayo, los comercios tendrán luz verde para reabrir, aunque sin incluir los bares, restaurantes, ni cines o teatros. También se reiniciarán las clases, aunque serán voluntarias y sólo para los alumnos de primaria e infantil. Bibliotecas o pequeños museos reabrirán sus puertas, pero no los grandes museos ni las salas de conciertos.
Estas son las líneas maestras del plan que el primer ministro, Edouard Philippe, detalló este martes en la Asamblea Nacional, en la que se celebró posteriormente una votación no vinculante en la que la mayoría de la oposición se abstuvo o votó en contra. El partido de Macron tiene en cualquier caso mayoría absoluta en el Parlamento, por lo que el paso del plan por las Cortes es meramente simbólico.
Eso sí, el Gobierno francés ha propuesto que, en paralelo a la reapertura, se lleve a cabo un programa de test masivos, con el que se realizarán hasta 700.000 pruebas diagnósticas a la semana para «controlar» la pandemia con «seguridad» mientras se reabre la economía de forma gradual. En cualquier caso, Philippe ha aclarado que la desescalada será «muy progresiva, lenta y con posibilidad de dar marcha atrás» si la epidemia vuelve a extenderse o la gente no respeta las consignas.
Alemania
Dentro de la dramática situación en la que el coronavirus está afectando a todos los países de Europa, Alemania aparece como la más afortunada. El país germano, que en ningún momento ha decretado un confinamiento nacional propiamente dicho, tiene una tasa de mortalidad del 3,86%, de las mas bajas del continente, y el mayor número de curados, 114.500.
La única similitud con el desconfinamiento español es que la desescalada será también asimétrica, aunque a diferencia de España, los Länder tendrán mucha más libertad a la hora de decidir las medidas que adoptan. El Gobierno federal ha pedido a los diferentes ejecutivos de las regiones que sean»muy cuidadosos» en las medidas de desconfinamiento que están tomando, pero no impodrá medidas de carácter nacional.


El uso de la mascarilla en espacios públicos es obligatorio en toda Alemania desde este lunes, pero las normas varían según el territorio: por ejemplo, en Berlín solo es necesaria en el transporte público, mientras que en Baviera se impone su uso cada vez que se salga de casa. Además, desde el principio los alemanes han podido salir a pasear o hacer deporte en grupos de dos personas sin restricciones de tiempo o espacio.
También está a discreción de los Länder las decisiones sobre la reapertura de comercios (en la mayoría se ha permitido abrir aquellos espacios que tengan menos de 800 metros cuadrados) o la educación. En esta área, parece ya definitivo que el 4 de mayo se abrirán los colegios de buena parte de Alemania con la posible excepción de la región de Baviera. Alemania ha dejado para lo último la apertura de cines, teatros, piscinas, gimnasios o museos, entre otros aforos, para los que aún no hay fecha. Incluso, ahora hay voces que dicen que, con el reciente agravamiento del índice de contagios, la desescalada podría ralentizarse y la apertura de estos establecimientos podría tardar mucho más.
Portugal
Teniendo en cuenta que la única frontera terrestre la comparte con España, uno de los países más afectados por la COVID-19, paradójicamente Portugal no está sufriendo el coronavirus como sí lo está haciendo su país vecino. La explicación parece clara: aunque registraron muy tarde el primer positivo y el primer fallecido por coronavirus, el Gobierno luso cerró los colegios y decretó la cuarentena nacional tan sólo unos días después que España, lo cual ha sido clave para su bajo contagio: apenas 24.000 casos y menos de 1.000 fallecidos.
El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, ha anunciado que el estado de emergencia no se renovará una vez haya concluido su actual vigencia, el 2 de mayo, por lo que el país avanzará desde la próxima semana hacia una nueva fase de convivencia con el coronavirus.
El Gobierno, dirigido por el socialista António Costa, está aun trabajando en los detalles de la desescalada, pero se sabe ya que se autorizará la apertura de pequeños comercios a partir de la próxima semana y que las escuelas irán reabriendo progresivamente sus puertas. De hecho, las fuerzas armadas están trabajando en la desinfección de las escuelas de secundaria para que los alumnos mayores de 15 años puedan volver a las aulas el 18 de mayo. El resto se incorporaría a partir del mes de junio.
En la hoja de ruta del líder socialista luso, los portugueses tendrán que usar mascarillas en escuelas y transportes públicos, y volverán paulatinamente a la actividad con una planificación de horarios para evitar concentraciones de personal en las oficinas, aunque se mantendrá el teletrabajo en las actividades que lo permitan.
Reino Unido
El único gran país europeo que por ahora no quiere ni oir hablar de desescalada es el Reino Unido. Tras adoptar en un primer momento una estrategia muy ligera en términos de confinamiento, el Gobierno se ha visto obligado a rectificar e imponer una cuarentena estricta a su población. Incluso el propio primer ministro, Boris Johnson, se ha visto afectado por el coronavirus y ha tenido que delegar sus funciones, aunque se espera que se reincorpore a la actividad política desde esta semana.
El número de personas que han dado positivo por COVID-10 en el país asciende ya a 161.145, después de que se hayan llevado a cabo 43.453 tests en 24 horas, todavía lejos el objetivo de 100.000 al día que se ha marcado el Gobierno para antes de que termine este mes. Los fallecimientos han superado ya los 22.000.


Aún así, los parques y zonas verdes del Reino Unido siguen abiertas para práctica de deportes, aunque las autoridades solo permiten en teoría una salida al día para hacer actividad física y siempre guardando la distancia de seguridad. A pesar de las recomendaciones, el Ejecutivo ha admitido que una parte de la población no está respetando las normas con rigor, lo que puede provocar un endurecimiento de las mismas.
En cualquier caso, el confinamiento se mantendrá hasta el 7 de mayo, aunque el gobierno no se plantea una siguiente fase antes de comienzos de junio, como pronto. Este jueves está previsto que Johnson presida su primera reunión de Gobierno desde el fin de su convalecencia tras haber superado la COVID-19, en la que previsiblemente se abordarán los siguientes pasos en la lucha contra la pandemia, incluyendo la desescalada.
