Los responsables de las principales agencias de la ONU alertan del enorme riesgo que supone dejar que el coronavirus se extienda en los países más vulnerables del mundo y piden un mayor esfuerzo a los donantes, sobre todo para invertir en redes logísticas



La cooperación al desarrollo necesita más fondos para poder luchar contra el coronavirus en los países más pobres, donde los recursos de los Estados para sostener su sistema sanitario y económico es muy limitada. Hace apenas un mes, el secretario general de la ONU, António Guterres, lanzó el Plan Global de Respuesta Humanitaria COVID-19, con el que solicitaba dos mil millones de dólares para impulsar la respuesta global contra la pandemia. Pero, tal y cómo han desvelado este lunes los responsables de las principales agencias de Naciones Unidas, por ahora solo se ha recaudado un cuarto de esa cantidad. Por eso piden a los principales donantes, tanto países como empresas, que aumenten la financiación.
La alternativa, como recuerdan en una carta abierta estos líderes de la cooperación internacional, es que «el virus se propague sin control» por las zonas más empobrecidas, «destruyendo vidas y economías». Esto podría tener unas consecuencias desastrosas no solo para los países en vías de desarrollo, sino para el conjunto del planeta, ya que permitiría que esta nueva enfermedad siguiese circulando y contagiando, lo que iría en contra de los esfuerzos de los países que han impuesto el confinamiento a su población.
Sobre todo, los jefes de estas agencias piden que se invierta específicamente en el establecimiento de un sistema logístico global que permita movilizar y gestionar la ayuda de la forma más eficiente posible. Esto incluiría la construcción o puesta a disposición de centros regionales que pudieran servir como puentes aéreos y de carga para mover al personal y equipo clave en un momento en el que gran parte del tráfico aéreo se ha cerrado y hay enormes restricciones al movimiento. En la carta, los firmantes calculan que, solo para poner en marcha la logística, hacen falta al menos 350 millones de dólares.
El plan que manejan las agencias de la ONU en estos momentos contempla el uso de dos centros de transporte aéreo en Europa, que son aún accesibles por vuelos comerciales. Desde ahí, transportarían el personal de ayuda en vuelos chárter a áreas clave de la crisis sanitaria, incluidos Oriente Medio y África. También quieren crear siete hospitales de campaña en todo el mundo en los que se trataría a aquellos trabajadores humanitarios que contraigan la enfermedad mientras trabajan.
«Ahora no es el momento de reducir la velocidad. Nadie está a salvo hasta que todos estén a salvo«, aseguran estos líderes internacionales, que creen que, sin un plan de respuesta global, «la lucha contra la pandemia podría tartamudear hasta detenerse«. El mayor miedo es que los países en vías de desarrollo, al no tener muchos de ellos suficiente capacidad para contener el coronavirus, podrían convertirse en reservorios de la enfermedad, desde los que se impulsarían nuevas oleadas del virus a todo el planeta.
La carta está firmada por los jefes del Programa Mundial de Alimentos, la Organización Mundial de la Salud, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados y la Organización Internacional para las Migraciones, entre otros.
Vuelos Solidarios, un plan pionero
A la espera de que acaben de llegar los fondos para el Plan Global, está claro que la prioridad para Naciones Unidas en la actual pandemia es evitar que el coronavirus se cebe con los países menos desarrollados. Por eso, ya hay iniciativas que se han puesto en marcha mientras se espera el resto de la financiación. Una de ellas es Vuelos Solidarios, cuyo objetivo es enviar mascarillas, trajes de protección, respiradores y otros equipos sanitarios vitales para hacer frente al COVID-19 a los países con menos recursos.
La iniciativa ha comenzado esta semana con la coordinación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), cuyo director de operaciones de respuesta al COVID-19, el jordano Amer Daoudi, asegura que esta es «de lejos, la mayor operación global» que ha acometido esta agencia.
La red usará 4.000 trabajadores del sistema de Naciones Unidas y al menos un centenar de aviones (aunque a decir de Daoudi, podrían hacer falta más), usando como bases los centros de abastecimiento del PMA en Lieja (Bélgica), Cantón (China) y Dubai (Emiratos Árabes). Desde allí partirán a otras instalaciones de esa agencia de Naciones Unidas en Panamá, Malasia, Ghana, Etiopía y Sudáfrica, y de ahí se redistribuirán a otros países de Latinoamérica, África o Asia-Pacífico.«Dado que muchas líneas aéreas tienen actualmente sus aviones en tierra a causa del COVID-19, estoy seguro de que muchas podrían prestar parte de su flota a PMA para que podamos asumir los vuelos de carga y tripulaciones necesarias«, ha explicado Daoudi. El jordano considera que es necesario movilizar al máximo la solidaridad privada y pública, por eso hace también «un llamamiento a los países con aviones de carga militares, por ejemplo la OTAN», para que ayuden en la financiación y el transporte.
Con el programa Vuelos Solidarios, Naciones Unidas espera cubrir al menos una tercera parte de las necesidades mundiales de equipamiento médico para afrontar a la pandemia. Estos productos han estado tan demandados a nivel global en los últimos meses que ha habido casos de auténticas peleas entre gobiernos por hacerse con cargamentos de respiradores o mascarillas.
