La Agencia Europea de Medio Ambiente confirma el descenso de contaminación por óxidos de nitrógeno en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Roma, Milán y Lisboa. Los registros de las estaciones de medición a pie de calle muestran bajadas del 50%



¿Cuánto ha descendido el tráfico en Europa y en España debido a las medidas de confinamiento social y de cese de actividades provocadas por el coronavirus?
La respuesta podemos verla en la calidad del aire, que ha alcanzado esta semana niveles difíciles de encontrar incluso en las condiciones meteorológicas más benignas.
La Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA por sus siglas en inglés) acaba de dar a conocer su análisis de la situación el continente. Se puede confirmar, asegura la autoridad ambiental europea, que ha habido grandes descensos en la concentración de contaminantes, especialmente óxidos de nitrógeno, con reducciones de hasta la mitad en muchas localizaciones.
La reducción es especialmente notable en Italia y en España, los dos países más castigados por la pandemia y los que han dictado normas más severas de confinamiento durante más tiempo.


La Agencia Europea de Medio Ambiente confirma que el descenso de contaminación que se está dejando notar estos días se debe sobre todo a la reducción del tráfico y otras actividades industriales, especialmente en las grandes ciudades sometidas a medidas de confinamiento.
Son registros reales, realizados sobre el terreno, en más de 3.000 estaciones de medición distribuidas por todos los países europeos. Los datos forman parte del Índice Europeo de Calidad del Aire, una iniciativa conjunta de la Comisión Europea y de la EEA que registra todos los días, y una vez por hora, los niveles grabados en las estaciones de medición de cada país para dar información a la población sobre la salubridad del aire que respira.
Madrid y Barcelona mejoran
Así, según la ESA, los niveles de NO2 directamente ligados al tráfico rodado bajaron un 40% en Barcelona en la primera semana de Estado de Alarma en relación a la semana anterior. Si se compara esa semana del 16 al 22 de marzo con el mismo periodo de 2019, se observa un descenso interanual del 55 %.
Es incluso más notable el cambio en Madrid, donde el dióxido de nitrógeno bajo un 56 % en la primera semana de Estado de Alerta. Respecto al año anterior, la cifra es la misma que la capital catalana: el 55%.


Hace unos días, un estudio de la Universidad Politècnica de València había ofrecido datos más altos. Estimaba un descenso del 83 % en Barcelona y del 76 % en Madrid de una semana de marzo de 2020 a otra. La diferencia estriba en que este estudio se realizó interpretando las imágenes de satélite ofrecidas por la misión Sentinel-5P del programa Copernicus de la Agencia Espacial Europea. Los datos que ofrece ahora la Agencia Europea de Medio Ambiente son mediciones reales del aire a pie de calle, ofrecidas por cada país.
Mejoras en Italia y Portugal
La tendencia observada en España por la EEA también se percibe en Italia. En Milán, por ejemplo, las concentraciones de NO2 de las últimas cuatro semanas han estado un 24 % por debajo del mismo periodo de 2019. En Roma, el cambio ha sido de entre el 26 % y el 35 % en el mismo rango de fechas.
En Lisboa, la evolución ha sido más constrastada incluso. Los niveles medios de NO2 de la capital portuguesa bajaron un 40 % de una semana a otra y un 51 % si se compara con la misma semana del año anterior.


Los óxidos de nitrógeno o NO2 son uno de los caballos de batalla en la mejora de la calidad del aire urbano. Se producen por la quema de combustible en los motores de explosión y son dañinos para la salud humana por su efecto sobre las vías respiratorias. Las medidas de mejora de la calidad del aire en las ciudades puestas en marcha por la UE, como la obligación de crear zonas de bajas emisiones en las localidades de más de 50.000 habitantes, se deben a esta cuestión y no a combatir el cambio climático, como se suele creer.
Los óxidos de nitrógeno dañan principalmente los pulmones, no la atmósfera. Además de este gas, la Comisión Europea y la agencia ambiental europea monitorizan otros cuatro contaminantes que afectan al sistema respiratorio y al cardiovascular: ozono atmosférico, dióxido de azufre y partículas finas PM 2,5 y PM 10. Estas últimas son restos de hollín con un grosor de 2,5 y 10 micrómetros, es decir, la milésima parte de un milímetro. Su ínfimo grosor – varias veces más finas que un cabello humano – les permite llegar hasta el fondo de los alveolos pulmonares.
Covid-19 y contaminación
A todos estos contaminantes habituales de las ciudades se atribuye la muerte prematura de 400.000 personas en Europa, según otro reciente informe de la EEA.
La agencia elude sin embargo pronunciarse sobre una cuestión que ha dado mucho que hablar en los últimos días: si la polución del aire puede agravar los síntomas del coronavirus. Por una parte, está demostrado que las personas con problemas respiratorios previos son más propensas a sufrir complicaciones graves si entran en contacto con el virus. Por ello, se intuye que aquellos ciudadanos que respiran un aire de mala calidad tendrían peores condiciones de partida para afrontar la enfermedad, dice la EEA.
Sin embargo, la agencia reconoce que no existen todavía datos contrastados para hacer una correlación entre mala calidad del aire y empeoramiento del síndrome del Covid-19. Harían falta “estudios epidemiológicos para poder confirmar que la exposición al aire contaminado agrava las condiciones médicas de las personas infectadas por el virus”, declara la EEA.
De momento, una cosa es evidente. Con toda España confinada, el aire se está volviendo más limpio y todos respiramos mejor estos días. Y eso siempre ayuda.
