El plástico de un solo uso renace con la crisis del coronavirus

El plástico de un solo uso renace con la crisis del coronavirus

El coronavirus puede suponer una brecha en la guerra contra el plástico de usar y tirar, que parecía condenado a desaparecer por su alto impacto ambiental. Por ahora, el contenedor amarillo se está utilizando un 15% más desde que comenzó el confinamiento


A la entrada de cualquier supermercado, los guantes de plástico y el gel desinfectante nos recuerdan que esta no va a ser una compra normal. Separación de un metro y medio, guardias de seguridad controlando el aforo, mascarillas y miradas huidizas: el coronavirus ha cambiado nuestra forma de vivir, por lo que es natural que haya modificado nuestra manera de adquirir alimentos. Pero este cambio de hábitos puede estar teniendo un efecto perverso: el aumento de los plásticos de un solo uso. Aunque parecían destinados a desaparecer, el confinamiento les está dando una segunda vida.

El dato clave lo ofrece Ecoembes: desde que se decretó en España el estado de alarma, se ha incrementado un 15% el uso del contenedor amarillo, destinado a los envases de plástico, latas y briks. Aunque la organización sin ánimo de lucro lo interpreta en positivo, como un aumento del reciclaje, lo cierto es que los envases son los únicos restos que aumentan. La recogida de papel, basura orgánica y vidrio, por el contrario, ha disminuido por el parón de la actividad económica.

Las explicaciones a este fenómeno son múltiples. Por un lado, está la explicación más simple: el miedo. Según un estudio publicado en el New England Journal of Medicine, el patógeno puede sobrevivir y resultar infeccioso durante un máximo de tres días en superficies como el acero inoxidable o el plástico. Esto hace que, para mucha gente, sea más lógico utilizar recipientes de plástico que puedan tirar nada más llegar a casa, ya que proporciona una mayor sensación de seguridad.

Alba García, responsable de la campaña de Plásticos en Greenpeace, asegura que «ante la crisis sanitaria y la rapidez del contagio del virus, el hecho de que los alimentos que compramos estén envasados en plásticos desechables nos puede crear una falsa sensación de seguridad«. Sin embargo, García recuerda que «a efectos de posibles contagios del virus, sería igual un recipiente reutilizable, que se pudiera devolver al establecimiento, que uno desechable, pero con la ventaja de que el reciclable se lavaría para un nuevo uso«.

De hecho, desde la Organización Mundial de la Salud se ha incidido en que lavar con agua caliente y jabón es un método efectivo para acabar con el coronavirus tanto en personas como en cualquier tipo de objeto. Es decir, que si se mantienen unos estándares mínimos de higiene y desinfección, no existe un motivo real para preferir los envases de un solo uso frente los reutilizables, salvo en situaciones muy concretas como puede ser una cuarentena doméstica u hospitalaria. Incluso se podría argumentar que, al fin y al cabo, lavar y reutilizar en la medida de lo posible nuestros propios envases puede ser incluso más seguro que usar los del supermercado, ya que sabemos perfectamente dónde han estado y cómo se han lavado y desinfectado.

Menos comercio de proximidad

También hay que tener en cuenta que la crisis del coronavirus ha forzado el cierre de los mercados al aire libre y dificultado la tarea de canales alternativos de venta de alimentos como los mercados cerrados tradicionales o las cooperativas de consumo. Estos, además de ser los canales habituales de distribución de la agricultura local y sostenible, también utilizan muchos menos envases en sus productos que los supermercados, que se han convertido en casi la única opción de compra para muchos ciudadanos.

Además, en las propias cadenas de alimentación, los tímidos avances que estaban logrando los envases reutilizables han retrocedido con la llegada del virus. En supermercados como Ahorramás o Eroski, donde hasta hace poco se permitía llevar bolsas de tela para la fruta o tuppers para la carne y el embutido, se ha acabado de golpe con estas prácticas. Las empresas aducen razones de seguridad, prevención y protección.

A todo esto hay que añadir el cierre de restaurantes y bares, que ha provocado que la comida a domicilio creciera un 74% durante la segunda semana del confinamiento y más de un 80% la tercera semana, en comparación con el mismo periodo del año anterior, según datos de Nielsen. Este servicio utiliza, como es lógico, muchos más envases que los servicios de comida en locales, por lo que puede explicar también en parte la subida del contenedor amarillo.

Todo esto hace que demos pasos hacia atrás en una situación, la de los desechos plásticos, que ya era insostenible. La producción mundial de este material ha aumentado de 1,5 millones de toneladas en 1960 a casi 400 millones de toneladas al año en la actualidad. Y, de esa gigantesca cantidad de plástico, se estima que casi 12 millones van a parar al mar anualmente, contaminando el agua con micropartículas y matando fauna y flora.

Como recuerda Greenpeace, «la crisis del coronavirus no se puede convertir en una excusa para que la industria impulse los plásticos desechables utilizando el miedo». Según los últimos estudios de la Comisión Europea, en 2050, los plásticos podrían representar el 20% del consumo de petróleo y el 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero, y podría haber más plásticos que peces en los océanos. Tanto el Parlamento Europeo, que ha prohibido muchos utensilios de usar y tirar, como las pajitas, a partir de 2021, países como Francia o Suecia, ya están legislando en este sentido. Habrá que actuar para que el coronavirus no eche todo este esfuerzo contra el plástico por la borda.

Homenaje a los basureros

Aunque el aplauso de las ocho vaya destinado sobre todo a los sanitarios que luchan en primera línea contra el coronavirus, lo cierto es que hay un gran número de trabajadores esenciales que se están sacrificando para que la mayoría de la población pueda confinarse sin riesgo. Uno de ellos son los trabajadores del servicio de recogida de basura.

Por eso, a modo de homenaje, Ecoembes ha proyectado en las marquesinas urbanas algunos de los mensajes que los ciudadanos han dejado en sus bolsas de basura para agradecer el trabajo de las personas encargadas de la recogida y tratamiento de residuos durante el estado de alarma.

Desde el pasado 9 de abril, la campaña #HéroesAPieDeCalle ha recogido las fotografías enviadas por los ciudadanos de los mensajes de apoyo y agradecimiento que han dejado escritos o dibujados en sus bolsas de basura y los han proyectado durante esta pasada noche en las marquesinas, coincidiendo con el horario de trabajo de los operarios. Los actos de apoyo continúan, en cualquier caso, a las redes sociales y en cada bolsa de basura.



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