Hay una idea que Sánchez repite en sus mítines televisados de los sábados casi con tanta reiteración como el Resistiré del Dúo Dinámico. Es esa letanía con la que intenta al tiempo justificarse y explicar a los españoles que su acción de Gobierno está en estos días basada simplemente en lo que dicen, recomiendan y piden los “expertos”. Esto, que en realidad es una dejación de sus funciones como presidente, debería ser él el que tome las decisiones que para eso ha sido elegido, podría ser una ventaja para todos nosotros. Y es que visto el nivel y la preparación de buena parte del Gobierno, casi sería una suerte que hubiesen renunciado a sus obligaciones y lo dejasen todo en manos de los científicos.
Claro que esto es difícil de creer. No parece muy verosímil que los mismos expertos recomienden una cosa y su contraria al día siguiente, que sean los científicos los que pidan al personal sanitario que vuelvan al trabajo a los siete días de dar positivo y luego rectifiquen, ni que cambien en unas horas de criterio respecto a la conveniencia de convocar actos masivos. O que sean estos expertos los que decidan que hay que centralizar las compras de material en un Ministerio de Sanidad zombie para devolver la patata caliente a las comunidades autónomas en cuanto las cosas se tuercen.
«No parece muy verosímil que los mismos expertos recomienden una cosa y su contraria al día siguiente»
Pero lo que resulta absolutamente paradójico es que un Gobierno que invierte 302 euros por habitante al año en I+D cuando la media europea es de 622, que un ejecutivo que presupuesta 7.000 millones de euros para Ciencia y luego solo ejecuta 3.278, sea ahora un firme partidario de dejarlo todo en manos de los científicos.
Hace tan solo unos meses, por razones ideológicas y de conveniencia para asegurar su acuerdo con Podemos, Sánchez desgajó el Ministerio de Ciencia y Universidades en dos, en contra de la opinión de los rectores y de los investigadores. A nadie se le escapa que gran parte de la investigación científica en España se hace en las universidades, y nadie entiende por qué se sitúan estas en un ministerio distinto, a cargo de un sociólogo próximo al independentismo catalán, que desde que prometió su cargo no ha sido ni siquiera capaz de nombrar a un secretario general de Universidades para que gestione su negociado mientras él anda de viaje.
«Por razones de conveniencia con Podemos, Sánchez desgajó el Ministerio de Ciencia y Universidades en dos, en contra de la opinión de los rectores y de los investigadores»
Realmente sería estupendo, aunque tuviésemos que seguir pagando el sueldo a unos políticos por no hacer nada, que las decisiones sobre salud, investigación y gestión de la crisis sanitaria se dejasen en manos de expertos. Es gracioso, porque cuando Sánchez habla estos días sin cesar de los expertos, en el fondo está reconociendo que ni él, ni quienes le rodean en el Gobierno, tienen ninguna experiencia. Los expertos son otros y en ellos confía ahora. Quizá se haya dado cuenta, nunca es tarde, de que esto de gobernar un país no es un juego, que los errores cuestan decenas de miles de vidas y que más vale que las decisiones las tomen los que saben, los que han estudiado y tienen experiencia.
Y lo que sería también deseable es que, al igual que se hace en los asuntos sanitarios, en lo que respecta a las decisiones económicas, en la estrategia para salir de la crisis, en las medidas para reactivar la economía, fuesen también los expertos quienes tomen las decisiones.
«La solución a la crisis económica que se nos viene encima hay que ponerla en manos de expertos, no de ideólogos a la caza de votos»
Todo esto, señor presidente no se puede dejar en manos de Pablo Iglesias, ni de Yolanda Díaz, ni de Alberto Garzón. Igual que se hace con la Sanidad porque es una emergencia mundial, la solución a la crisis económica que se nos viene encima, de dimensiones insólitas e inéditas, hay que ponerla en manos de expertos, no de ideólogos a la caza de votos.
A ver si por lo menos en esto no tenemos que decir luego que no hemos podido prever o que vamos improvisando sobre la marcha según se van desarrollando los acontecimientos. Así que, por favor, ponga a esos individuos a redactar leyes de igualdad y de eutanasia para que estén bien preparadas cuando las cosas vuelvan a la normalidad y deje las medidas económicas en manos de verdaderos expertos, si es posible de los que no hayan plagiado su tesis de doctor en Economía en una universidad de pago por aprobado.
Diego Jalón es periodista
