Bruselas acaba de validar un marco común que proporciona criterios para restaurar de forma segura y gradual las actividades turísticas en toda la Unión Europea y recomienda la retirada de los controles fronterizos donde remita la epidemia para salvar en parte la temporada de verano



La Comisión Europea tiene un plan para salvar el turismo. Hace una semana surgía la idea de que un desconfinamiento a nivel europeo podría salvar la temporada turística de verano y, aunque desde Bruselas se ha renunciado a coordinar una desescalada que cada país quiere hacer a su manera, sí se ha aprobado una hoja de ruta para crear corredores seguros entre países con situaciones epidemiológicas similares. El plan, que consta de tres fases, ha sido aprobado este miércoles y busca mitigar el daño económico que ha supuesto el coronavirus en el sector del turismo, que representa el 10% del PIB de la UE.
La Comisión considera que ese proceso de desescalada debe hacerse «de forma coordinada, concertada y no discriminatoria«, y atendiendo a criterios de «proporcionalidad». La vicepresidenta de la Comisión, Margrethe Vestager, ha explicado que no se trata de sustituir los esfuerzos que han hecho tanto la industria turística como los gobiernos más afectados, sino que el objetivo es encontrar «puntos en común» para evitar contradicciones y discriminaciones a ciudadadanos comunitarios.
El plan propone una desescalada por fases muy similar a la que han presentado gobiernos como el francés o el español. En la primera fase, o fase 0, la movilidad estaría restringida en los niveles actuales. Para cambiar a otra que permitiera a los ciudadanos moverse entre países con situaciones similares, Bruselas confía en la información que aporten los Estados miembros sobre su propia realidad. Todo esto a pesar de que actualmente no existen unos criterior armonizados a nivel europeo para medir el impacto de la pandemia y cada país utiliza su propia metodología.
Eso sí, la responsabilidad de elaborar una lista de países y fases recaería en la Agencia para el Control de Enfermedades de Europa (ECDC), que decidirá en función de la información aportada por los Estados, de una manera similar a cómo es el Gobierno central de España el que está decidiendo sobre los cambios de fase a petición de las comunidades autónomas. Una vez se alcanzara la segunda fase, o fase 1, la movilidad debería estar garantizada entre los países que se encuentren en la misma situación, lo que según los planes de la Comisión, permitiría salvar, al menos en parte, la temporada turística de verano que se acerca.
«Las restricciones a los viajes y los controles fronterizos se deben retirar gradualmente en toda la UE si la evolución epidemiológica mantiene su tendencia actual positiva», ha asegurado Vestager. Esto implica, que en la fase 1, la movilidad entre los Estados que se tengan la misma situación debería ser prácticamente ilimitada, siempre y cuando se apliquen efectivamente los protocolos de seguridad en medios de transporte y alojamientos. Eso sí, entre los países que no compartan frontera terrestre, los desplazamientos deberían de hacerse en avión para evitar cruzar países que no estuvieran alineados entre sí.
Recomendaciones en turismo y transporte
Por último, la fase 2 supondría restaurar la normalidad del espacio Schengen, sin límites a los movimientos tanto de personas como de mercancías. Pero para llegar a este punto, la Comisión cree que será necesario superar un gran número de obstáculos, aunque confía en que una coordinación a nivel europeo permita limar las diferencias de criterio entre los diferentes estados miembros. Por eso, ha realizado una serie de recomendaciones comunes para toda la UE, que espera que los países integren en sus propios planes de desescalada para permitir el movimiento intra-europeo cuanto antes.
Bruselas recomienda que se utilice mascarilla en todos los medios de transporte, en los que habrá que respetar la distancia de seguridad y habilitar «protocolos adecuados en caso de pasajeros que presenten síntomas de coronavirus». También propone protocolos sanitarios para hoteles y establecimientos similares, así como reforzar las medidas de higiene y exigir distanciamiento físico en las áreas comunes, además de garantizar una buena ventilación de los espacios cerrados.En el caso específico de los aviones, y teniendo en cuenta la polémica de los últimos días sobre la existencia de vuelos casi llenos, desde Bruselas reconocen que hay sitios donde es difícil guardar la distancias de precaución. Eso sí, subrayan que se pueden «aplicar protocolos de salud adicionales» en los que la Comisión está trabajando con los Estados miembros y las agencias y organismos concernidos.
En cualquier caso, estas recomendaciones llegan después de que varios países hayan ido anunciando unilateralmente sus propias medidas respecto a los vuelos y las entradas de viajeros, con la consiguiente disparidad de criterios. Por ejemplo, Francia y el Reino Unido han alcanzado un pacto bilateral para no exigir cuarentenas a quienes transiten entre ambos países, pero otros como España aplicarán a partir de este viernes una cuarentena de 14 días a los viajeros que lleguen de otros países.
Bruselas quiere sustituir estos planes por un marco común, aunque el camino hasta lograrlo se anuncia arduo. «Estamos ayudando al turismo europeo a recuperar el rumbo mientras se mantiene saludable y seguro. Hoy proponemos un enfoque europeo común para gestionar lo que seguirá siendo una difícil temporada de verano 2020, mientras nos preparamos para un ecosistema de turismo más sostenible y digital en el futuro«, ha resumido el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton.
