La crisis del coronavirus ha provocado que la confianza en la economía de la eurozona haya sufrido este marzo su mayor descenso histórico mensual, y agita el miedo a un crecimiento del sentimiento anti-europeo en los países más afectados



El coronavirus amenaza con dañar profundamente toda la economía mundial, pero en Europa las expectativas de consumidores y empresarios están ya por los suelos. Esa es la conclusión que se extrae de los datos publicados este lunes por la Comisión Europea: la pandemia ha provocado un desplome histórico de la confianza en la economía de la eurozona. Y lo peor es que este registro puede empeorar en los meses venideros, ya que en muchos casos las opiniones se recabaron incluso antes de que se impusieran cuarentenas obligatorias en muchos países.
El Indicador de sentimiento económico (ESI, por sus siglas en inglés) es un índice mensual que elaborado por la Comisión Europea en el que se tienen en cuenta las perspectivas económicas de consumidores y empresarios en los sectores de industria, servicios, construcción y consumo mayorista y minorista. El valor medio desde su creación en el año 2000 ha sido de 100 puntos y es un muy buen termómetro de la confianza general en el mercado único y sus perspectivas de futuro.
Por eso, el que el sentimiento económico de los 19 países que comparten el euro haya caído a 94,5 puntos en marzo desde los 103,4 que ostentaba febrero, rompiendo bruscamente una tendencia al alza que duraba desde noviembre, es una mala señal. La mayor caída mensual desde que comenzaron los registros y el peor registro desde septiembre de 2013, cuando la Unión Europea penaba por salir de la crisis de la deuda que puso contra las cuerdas a muchos países del sur.
Entre las economías más grandes de la eurozona, la confianza cayó más fuertemente en Italia (caída de 17,6 puntos), el país europeo más afectado por la crisis de salud, y en Alemania (9,8 puntos menos), la economía más grande de la zona, aunque el indicador también cayó de manera significativa en Francia (4,9 puntos menos), Holanda (4 puntos menos) y España (3,4 puntos menos).
Y los datos pueden empeorar. Las respuestas a la encuesta se recopilaron entre el 26 de febrero y el 23 de marzo, pero en la práctica la gran mayoría procede de antes de que se promulgaran medidas nacionales restrictivas en los países europeos, como el cierre de escuelas, tiendas no alimentarias, restaurantes, cafeterías e instalaciones deportivas. Por ejemplo, en Alemania e Italia, entre el 71 y el 85% de las respuestas se recogieron antes de comenzara el confinamiento. Y en Francia, esa cifra es de más del 95%.
El peligro del anti-europeísmo
La confianza en el futuro económico de la eurozona y la UE está en graves problemas, pero hay un segundo indicador menos fácil de medir y que también podría estar sufriendo cambios en esta grave crisis que vive el mundo entero: el anti-europeísmo. Las dificultades para sacar adelante un plan común contra el coronavirus cristalizaron la semana pasada en la reunión de los presidentes de los países del club comunitario, con Holanda y Alemania negándose a aceptar una mutualización temporal de la deuda que reclaman sobre todo España e Italia.
Ahora, Giuseppe Conte, el primer ministro italiano, ha advertido que Europa no está haciendo lo suficiente para ayudar a los países del sur en mayores dificultades, como Italia o España, una idea que secundan países como Portugal o Francia. «Si la UE no cumple con su vocación y su papel en esta situación histórica, ¿los ciudadanos tendrán más confianza en ella o la perderán permanentemente?», se ha preguntado Conte durante una entrevista con El País.
Para el primer ministro italiano, el riesgo de un mayor sentimiento anti-UE como resultado es «obvio». «Los instintos nacionalistas, en Italia, pero también en España y en otros lugares, serán mucho más fuertes si Europa no está a la altura de la tarea», ha valorado.
Italia, España, Francia y otros seis países de la UE creen que los países que comparten el euro como moneda deberían emitir deuda común. Este instrumento se utilizaría para mitigar el impacto económico del virus en todas las naciones afectadas pero también para frenar el temido anti-europeísmo. Queda todavía por ver si en la eurozona habrá la altura de miras suficiente.
