Las encuestas sobre el problemático mundo post Covid-19

Las encuestas sobre el problemático mundo post Covid-19

El experto en demoscopia Yo, Claudio analiza en esta tribuna para El Ágora el último barómetro del CIS, donde se aprecian fallos metodológicos que dificultan estudiar con certeza la evolución de la opinión de los españoles sobre la pandemia. El dilema entre velar por la salud o cuidar la economía sigue estando en el debate. La encuesta muestra, no obstante, que la preocupación por los efectos económicos y laborales se ha reducido algo en intensidad

La salida de la pandemia y la reintegración en la “nueva normalidad” está resultando problemática, en parte porque ni siquiera está claro si estamos en un mundo post Covid o en algún lugar indeterminado, dadas las alarmas sobre nuevos brotes, alarmas que no sabemos si dejar de lado, como hicimos al principio de esta pandemia, o tomar en consideración.

Esta ausencia de claras referencias nos condena a continuar caminando sin saber muy bien si priorizar “health” (salud) o “wealth” (riqueza). Esta dicotomía -inseparable en la práctica- y que ha dificultado la toma de decisiones ágiles en muchos países –tanto entre los que cuentan como democracias como los que no-, debe estar girando en las cabezas de una gran parte de los españoles.

«Esta ausencia de claras referencias nos condena a continuar caminando sin saber muy bien si priorizar ‘health’ (salud) o ‘wealth’ (riqueza)»

La falta de claridad de ideas también afecta a las preguntas que realiza el Centro de Investigaciones Sociológicas, pues en la ola de abril se incluyó la pregunta: “Para empezar, ¿podría decirme si la situación actual sobre el coronavirus COVID-19, le preocupa a Ud. mucho, bastante, poco o nada?”, y en las dos siguientes olas (mayo y junio) la pregunta se transformó así: “Me gustaría hacerle algunas preguntas sobre la crisis del coronavirus. Pensando en todos los efectos de esta pandemia, ¿diría Ud. que la crisis del coronavirus le preocupa mucho, bastante, poco o nada?”.

“La falta de claridad de ideas también afecta a las preguntas que realiza el Centro de Investigaciones Sociológicas”

Pese a estas diferentes redacciones, podemos constatar que la preocupación por los efectos ha bajado en intensidad. Hasta aquí no sabemos qué efectos son los que tiene cada entrevistado en la mente, pero sí podemos decir que la focalización en la pandemia ha disminuido, lo cual parece lógico, toda vez que su dimensión sanitaria, en España, ha bajado.

Para los dos últimos barómetros, mayo y junio (en abril no se preguntó), contamos con una pregunta para clarificar si les preocupa más lo sanitario o lo económico.

Claramente los efectos sobre la salud (-12 puntos) han dejado paso a los efectos sobre la economía y el empleo (+11 puntos). Hay otra pregunta que ha mantenido la misma redacción durante los tres barómetros telefónicos y que nos permite centrar algo más el tiro: “¿Cómo cree Ud. que van a ser las consecuencias económicas y laborales que se van a derivar de la crisis de la COVID-19, muy graves, algo graves, poco graves o nada graves?”.

“Podemos deducir que la preocupación por los efectos económicos y laborales se ha reducido algo en intensidad”

Aunque el futuro, como sabemos todos los que nos hemos dedicado profesionalmente a predecirlo, no existe (lo único que existe es el cómo queremos que sea, el qué estamos dispuestos a hacer para que sea como queremos, y el qué podemos hacer, dadas las circunstancias), de esta pregunta podemos deducir que la preocupación por los efectos económicos y laborales se ha reducido algo en intensidad.

Que esto sea porque el verano está cerca o porque los españoles creen que se van a adoptar medidas para paliar los efectos en la economía y el empleo no lo sabemos, aunque podemos apostar por la segunda idea. De lo que sí estamos seguros es de que la causa de este relajamiento no está en que la situación económica personal de los españoles haya mejorado: antes, al contrario, ha empeorado. Así nos lo indican las respuestas a la pregunta: “¿Cómo calificaría Ud. su situación económica personal en la actualidad: muy buena, buena, mala o muy mala”?

Este dato es consistente con el que no hace demasiado hemos visto en el Índice de Confianza del Consumidor: ambos hablan de una clara tendencia al empeoramiento de la situación económica familiar.

Teniendo en cuenta esta evolución, se entiende poco que el CIS nos haya privado de saber cuál es la opinión de los españoles sobre el Ingreso Mínimo Vital, sin vincularlo explícitamente al Covid-19, como se ha hecho en la pregunta “Ante la crisis económica producida por la COVID-19, ¿está Ud. a favor de que el Gobierno conceda un ingreso mínimo vital a aquellas personas y sectores más necesitados, o está en contra de esta medida?”

“Se entiende poco que el CIS nos haya privado de saber cuál es la opinión de los españoles sobre el Ingreso Mínimo Vital, sin vincularlo explícitamente al Covid-19”

Sólo se entiende esta formulación de la pregunta si se tiene en cuenta que esta medida es nativa del Programa de Podemos y adoptada por el PSOE por causa de fuerza mayor. Esta pregunta sobre el ingreso mínimo vital se puede encontrar, con idéntica redacción, en el barómetro de mayo, como acabamos de mostrar.

A la hora de valorar estos resultados –incluso aunque la pregunta se haya redactado de modo torticero– conviene ser consciente de un fenómeno documentado en psicología, llamado naïve realism. Con realismo ingenuo se describe el hecho de que uno tiende a pensar que las posiciones propias son objetivamente ciertas, de modo que todo el que está en desacuerdo con ellas es un desinformado o un irracional o su pensamiento (no el propio) está sesgado (por su ideología).

“Con realismo ingenuo se describe el hecho de que uno tiende a pensar que las posiciones propias son objetivamente ciertas”

Para despejar dudas sobre cuál es el apoyo real que los españoles otorgan a esta medida, nos permitimos pedir al CIS que en el siguiente barómetro, se elimine toda referencia al Covid-19 en la formulación de esta pregunta. Y ya puestos, se elimine la coletilla “y sectores”, pues los sectores no pueden “estar necesitados”; pueden estarlo las unidades económicas, o sea, las personas, las familias, no agregados sin límites conocidos, salvo el de estar en situación de “necesitados”. Lenguaje burocrático, cuya traducción por los entrevistados desconocemos, como lo desconoce quien elabora los cuestionarios.

Hacemos esta petición de modificación en la redacción de la pregunta, toda vez que parecen haber escuchado (parcialmente) algunas voces –entre ellas, la mía–y han eliminado de la pregunta sobre la situación económica de España la referencia al coronavirus: “Refiriéndonos a la situación económica general de España actualmente, ¿cómo la calificaría Ud.: muy buena, buena, mala o muy mala?”.

No obstante, esta pregunta no es comparable con las de las olas anteriores (abril y mayo), que incluían la referencia al coronavirus, ni con ninguna otra, porque la categoría “Regular” no se lee al entrevistado (a diferencia de lo que sucedía hasta marzo), de modo que habrá que esperar a la ola de julio para analizar la evolución.

La extraña falta de rigor científico, que también se manifiesta en que ninguna de las preguntas con la misma formulación ocupa el mismo lugar en los cuestionarios de los tres barómetros que estamos considerando,  genera estas incongruencias, que, en aras de la simplicidad y lo que llevo visto en estos meses, me inclino a interpretar más como fruto de la estupidez que de la malicia, pues en otro caso habría que estar de acuerdo con lo que nos propone Chamfort que en su LX Pequeño Dialogo Filosófico: “A dice: ‘Usted tiene una muy mala opinión de los hombres; en el mundo se hace mucho bien’;  B Responde: ‘El diablo no puede estar en todas partes’.  Permítanme que, sin falsa modestia, considere haber sido escuchado como un hecho reseñable. No me ocurre todos los días ni en todas partes.



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