La demanda de energía eléctrica se está viendo afectada por la situación sanitaria en la que estamos inmersos. El economista Lorenzo Dávila analiza en esta nueva entrega de Paisajes de la Batalla distintos factores que están influyendo en el sector como los efectos del confinamiento, la paralización de la industria, los Bonos Sociales o el precio del petróleo



El sector eléctrico español es también otro de los afectados por la crisis sanitaria que estamos viviendo actualmente. Tras la aprobación del Real Decreto 463/2020, en el que se decreta del estado de alarma, el Gobierno ha aprobado la prohibición de dejar sin suministro eléctrico al núcleo de población más vulnerable, reservándose, además, de acuerdo con el artículo 17 del citado Real Decreto, la posibilidad de adoptar las medidas necesarias para garantizar el suministro de energía eléctrica. Este escenario de crisis ya ha tenido repercusiones en la cotización de las eléctricas españolas, con caídas de su valor de cotización por encima de los dos dígitos desde el 5 de marzo.
Para entender correctamente el sector eléctrico español es fundamental conocer cómo funciona su precio. La formación del precio de la electricidad en nuestro país depende de varios factores. En primer lugar, la estructura de generación de nuestro país depende de varias fuentes: de acuerdo con la Previsión de Cierre de 2019 de Red Eléctrica, la primera fuente de energía de nuestro país es el ciclo combinado (21,9% del total de energía producida), seguido de la energía nuclear (21,2%), la energía eólica (20,6%) y otros tipos de fuentes, como la hidráulica, la cogeneración, solar, etc. Este esquema actual se verá modificado en los próximos años, dado que está aprobado el cierre de todas las centrales nucleares para 2035.
«La demanda registrada de electricidad en España desde la declaración del estado de alerta se ha visto afectada por la crisis sanitaria en la que estamos inmersos»
¿Qué significa esto? Que España tiene una dependencia significativa de la energía eólica, su tercera fuente más importante de producción de electricidad, por lo que cuando las condiciones climáticas no son las adecuadas, se requiere que otro tipo de fuentes, normalmente térmicas de combustibles fósiles, generen el déficit dejado por la energía eólica, lo que se traduce en un aumento del precio de la energía. En el caso de los combustibles fósiles, sus alteraciones en el precio también se reflejan en el precio de la luz, dado que tienen un efecto directo. Por ejemplo, si aumenta el precio del barril de petróleo, este aumento de precio tiene un efecto directo en el precio de la energía, aumentando esta última. El último factor que influye decisivamente es la demanda de energía. Para la determinación del precio final, Red Eléctrica Española realiza una estimación de la demanda del día siguiente, momento tras el cual los participantes del mercado comienzan a realizar ofertas de venta de su energía para cubrirla a un precio determinado. Posteriormente, se aceptan las ofertas en orden ascendente, llegando a determinarse el precio final, que es el precio por el que van a ser retribuidos todos los agentes participantes en este pool. Por tanto, en días con una demanda prevista más baja, como por ejemplo los fines de semana al descender la producción del país, el precio tenderá a ser más bajo al aprovecharse en mayor porcentaje energías más baratas, como el caso de la eólica.
¿Qué está ocurriendo en estos momentos con la demanda y el precio de la energía? La demanda registrada de electricidad en España desde la declaración del estado de alerta se ha visto afectada por la crisis sanitaria en la que estamos inmersos. De acuerdo con los datos provistos por Red Eléctrica Española en su portal web de estadísticas, la semana anterior a dicha declaración, antes de la restricción de movimientos de los ciudadanos y el cierre obligatorio de la práctica totalidad de comercios, la demanda de electricidad en España había caído un 3% en comparación con la semana anterior (668 GWh frente a los 689 GWh de la semana anterior). Sin embargo, las caídas de los últimos días tras aprobarse el Real Decreto son significativas: en comparación con los últimos cuatro domingos, el domingo 15 de marzo se registró una caída del 4,6%, el lunes 16, en comparación con los últimos cuatro lunes, una caída del 4,9%, el martes, en comparación con los últimos cuatro martes, una caída del 6,3% y el miércoles, en comparación con los últimos cuatro martes del 7,1%. Caídas que se han doblado tras la entrada en vigor del permiso retribuido.
«La bajada del precio del petróleo ha provocado que la producción de energía que emplea este tipo de combustible haya abaratado sus precios»
Estas caídas en la demanda se deben fundamentalmente al parón de gran parte de la industria, así como el de comercios y oficinas, en el que actualmente estamos inmersos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el consumo en los hogares ha aumentado considerablemente durante los últimos días, debido al confinamiento obligatorio de la población salvo contadas excepciones, lo que ha permitido suavizar la caída de la demanda eléctrica. En este sentido, es altamente probable que aquellas ciudades y localidades con poca industria hayan aumentado la demanda de electricidad de estos últimos días, mientras que aquellas ciudades industrializadas, intensivas en el consumo de electricidad por ello, han provocado que la demanda finalmente disminuya.
Los precios de la electricidad también están sufriendo modificaciones significativas. Si la semana anterior a la declaración de alerta el precio del kilovatio hora (kWh) era de media de 0,09412 euros, la semana después el precio se situaba en los 0,08615 euros, un 8,5% menor. ¿Qué ha contribuido a esta bajada del precio? Principalmente tres factores: en primer lugar, el descenso de la demanda que se ha comentado anteriormente, lo que da lugar al uso de electricidad producida por fuentes más baratas y, en segundo lugar, a la mejora de las condiciones climatológicas para la producción de energía eólica que se produjo tras la declaración del estado de alerta, con la entrada de un temporal en nuestro país acompañado de fuertes vientos, que afectó sobre todo al sur peninsular, donde se encuentran zonas de producción eólicas como la provincia de Cádiz. En tercer lugar, el petróleo ha experimentado una significativa bajada de su valor en este último mes, con una caídas que lo han llevado al entorno de los 20 dólares barril, lo que provoca también que la producción de energía que emplea este tipo de combustible haya abaratado sus precios.
Como se mencionaba anteriormente, el Gobierno ha prohibido en el RD 463/2020 el corte del suministro eléctrico a los colectivos receptores del conocido como Bono Social, divididos entre colectivos vulnerables, cuyos ingresos no superan los 11.279 euros al año (sin hijos) o los 15.039 euros (con un hijo) y vulnerables severos, cuyos límites de renta son de 5.639 y 7.519 euros, respectivamente, y a las familias en riesgo de exclusión son aquellas que, además, sean reconocidas así por los servicios sociales de las comunidades autónomas o ayuntamientos, pudiendo obtener un descuento de entre el 25 y el 40% del total de la factura de la luz.
«El impacto del Bono Social sobre el sector eléctrico, sólo en el mes de marzo, podrá ascender a 65 millones de euros»
Estos colectivos son los más sensibles a las consecuencias económicas que traerá consigo la actual crisis sanitaria, por lo que el impacto puede provocar que se produzcan impagos de estos abonados a las compañías eléctricas. En un escenario crítico, en el que estos abonados no pudieran hacer frente al pago de la factura de la luz, se ha estimado el impacto en las compañías eléctricas teniendo en cuenta las estadísticas proporcionadas por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a finales de 2019 existían 1.303.530 beneficiarios del Bono Social, un millón más que en 2018, y el estudio de FACUA-Consumidores en Acción, que cifraba el precio medio de la factura anual de la luz de 2019 en 853,80 euros (71,15 euros mensuales), el impacto que podría recibir el sector eléctrico, sólo en el mes de marzo, podrá ascender a 65 millones de euros, teniendo en cuenta una reducción media del precio para estos colectivos del 30%.
Otro impacto importante que puede tener sobre las cuentas de resultados de las compañías eléctricas es la posibilidad que deja abierta el Real Decreto a que el Gobierno pueda regular el mismo el precio de la electricidad. Si bien es cierto que se trata de un escenario poco probable, un ascenso de los costes de la producción en la electricidad que debiera provocar un aumento del precio repercutido, ante la limitación del precio impuesta por el Gobierno, desencadenaría una reducción de los márgenes de las empresas y tendría un impacto directo en el resultado de final de año.
Sin embargo, esta situación de demanda baja es temporal, consecuencia directa de una situación completamente anómala de congelación de la economía. Una vez pasada la actual crisis sanitaria que afecta a nuestro país, es esperable que los principales factores productivos recuperen paulatinamente la normalidad, por lo que gradualmente la demanda de electricidad actual comience a retornar a la normalidad y volvamos a las cifras habituales.